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Sweet Tooth: el oscuro y violento cómic que originó la serie de televisión

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El trazo de Jeff Lemire construyó un mundo al que Netflix le subió el brillo.

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Leído por Abril Mederos.
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El mundo de las historietas lleva varios años alimentando al mundo del cine y la televisión. Un día, algún avispado ejecutivo de Hollywood descubrió que era más fácil vender una idea en cuadritos que podían ser leídos a gran velocidad y que funcionaban como storyboards de una futura producción. En el caso de Sin City (Robert Rodríguez y Frank Miller, 2005), por ejemplo, lo de los storyboards fue literal.

Una buena historieta no garantiza una buena adaptación, y unas viñetas mediocres pueden ser el trampolín de una historia atrapante. Y después hay ejemplos de material original de calidad que es llevado a buen puerto por quienes lo llevan al audiovisual. Este sería el caso de Sweet Tooth, la serie de Netflix basada en la historieta homónima de Jeff Lemire.

La primera temporada, estrenada a principios de junio, es altamente recomendable, y constituye la excusa perfecta para repasar el título publicado por DC Comics dentro de su difunto sello Vertigo entre 2009 y 2013, reeditado en español por ECC a fines de 2020.

En ambos casos el protagonista es Gus, un niño que vive junto a su padre en una cabaña aislada del resto de la humanidad. Lo bien que hace, porque ese “resto” se ha reducido a causa de un virus mortal, y los sobrevivientes pueden comportarse de manera un poquito salvaje.

Todo comienza cuando este pequeño debe abandonar el refugio y aventurarse en ese extraño, nuevo mundo. Un mundo que lo mirará raro, ya que Gus luce cornamenta y orejas de ciervo, y el mentado fin del mundo coincidió con el nacimiento de híbridos, bebés humanos con características de otros animales.

Si en televisión el protagonista es un actor simpático que podría integrar el elenco de una sitcom con risas grabadas, aquí el niño es feo. Su padre es feo, la cabaña en la que viven es fea, el mundo es feo. El dibujo de Lemire es feo.

Apaguen esas antorchas y guarden los tridentes. Quiero decir que este artista canadiense con cara de bueno (valga la redundancia) no busca el realismo, y construye a sus personajes con un trazo grueso y desordenado que funciona a la perfección. Quizás cueste acostumbrarse a que Gus parezca un señor de 40 años, especialmente durante los primeros números. O a que los personajes aparezcan siempre de frente o de perfil. Pero funciona.

Como equipo de un solo hombre (más el coloreado de José Villarrubia y el rotulado de Pat Brosseau), Lemire controla todo lo que sucede en cada viñeta. Y ese trazo tan particular es perfecto para construir un mundo oscuro, que se revela ante nuestros ojos al mismo tiempo que lo hace a los ojos del pequeño niño ciervo.

Al igual que en la serie de televisión, pero con muchísimas diferencias, la base de Sweet Tooth es la relación entre el jovencito y Jepperd, un lobo solitario con quien cruza su camino. Pero el original carece del dejo de bondad que le imprime el actor Nonso Anozie, y se acerca más al Clint Eastwood de Los imperdonables (1992). Se forma la pareja despareja, pero mucho más a regañadientes. Estos no son Daniel el Travieso y el señor Wilson: Jepperd es un veterano de varias batallas que acepta viajar con Gus por motivos completamente egoístas.

En la historieta hay pilas de cadáveres, mujeres obligadas a prostituirse y muertes violentas, y eso solamente en los primeros números. Si no alcanzó con el dibujo de Lemire, el guion de Lemire se encarga de aclararnos que esta no es una historia apta para todo público.

Con el correr de los arcos, la trama comienza a incorporar personajes que serán parte de la gran historia relacionada con el origen del virus y el comienzo de los nacimientos híbridos. Esos dos hechos fueron demasiado cercanos como para que no estén relacionados, pero restará descubrir de qué forma.

Por allí aparecerá el siniestro Abbot y su cruzada en contra de los niños animales, que al igual que el padre de Gus incorpora elementos de fanatismo religioso. Y pese a no tener el vello facial del actor que lo interpreta en televisión (Neil Sandilands), asusta tanto o más que aquel por sus acciones.

Los lectores encontrarán algunos puntos de contacto con The Walking Dead, ya sea la historieta original o la adaptación. No hay zombis, pero la acción seguirá a un grupo de sobrevivientes que en alguna oportunidad encuentra un sitio donde podría establecerse en forma definitiva. Claro que en ambos ejemplos surgen siempre dificultades, y aquí se suma que la trama tiene una dirección bastante clara una vez que Gus y Jepperd descubren la información sobre el lugar en el que se esconderían las respuestas.

Lemire se tomó 40 números para cerrar el arco de los dos protagonistas y no parece que sobrara ni faltara una sola página. Cuenta con un manojo de ilustradores invitados, incluyendo al talentoso Matt Kindt, a quien le toca ilustrar un arco de tres números que no tiene nada que envidiarle a la primera temporada de The Terror. Esa historia corta, que al principio parece distraernos de la acción principal (y que el propio Lemire ideó porque se estaba atrasando con sus propios dibujos) termina siendo fundamental para un final que cuenta lo suficiente, sin preocuparse por explicar lo innecesario.

Para leer Sweet Tooth se precisa estar de buen ánimo. No estamos ante una creación de George RR Martin, pero en este mundo también hay ocasiones en que el autor retira a algún personaje querido sin piedad y sin pestañear. Por suerte Lemire no es cínico, e incluso cuando nos muestra lo peor de la humanidad lo contrasta con los sobrevivientes que lograron hacer algo con lo poco que tenían. Pero no deja de ser un bajón.

Lean la historieta si pueden (también está disponible en formato digital en su idioma original), que no les arruinará la más luminosa adaptación de Netflix. En palabras del propio Lemire a Entertainment Weekly: “Me encanta que se hayan inclinado por los aspectos más esperanzadores del mundo de Sweet Tooth. Pese a que el cómic es un poco más oscuro y más violento que el show, creo que en el corazón estaba eso, y la esperanza y el inocente optimismo de Gus son el faro guía del cómic. Realmente lo mantuvieron, lo expandieron e hicieron que el mundo a su alrededor lo reflejara un poco más”. Totalmente de acuerdo.

Sweet Tooth vol. 1. De Jeff Lemire. ECC Comics, 2020. 448 páginas. Sweet Tooth vol. 2. De Jeff Lemire. ECC Comics, 2020. 528 páginas.

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