En 2015 surgió la iniciativa Mapa de las Lenguas, impulsada por el sello Alfaguara de la editorial Penguin Random House. Con el objetivo de pensar en la circulación de obras en lengua española, se seleccionan títulos de diferentes países de Hispanoamérica que por su calidad y la recepción en sus lugares de origen merecen ser leídos más allá de sus fronteras.
En esta ocasión se seleccionaron 13 autores, que se reeditarán en forma escalonada durante 2024, desde febrero hasta noviembre, para ponerlos en ese mapa, y nuevamente una pluma uruguaya forma parte de esta iniciativa. Se trata de Diego Recoba y su novela El cielo visible, editada en Uruguay este mes y que estará disponible en 21 países en noviembre del año que viene.
Penguin describe su libro como “una novela híbrida, documentada y delirante, que por momentos es, también, un ensayo sobre arte y política. La trama está tejida por un narrador que no sólo intenta construir la complejidad de su árbol genealógico y la historia cartográfica de su barrio, Nuevo París, sino también la descendencia de comunidades olvidadas, así como la identidad de una escritora uruguaya inclasificable que unió, como nadie, arte y vida”.
Durante el anuncio, el escritor uruguayo habló de la inspiración de su novela: “Hice un recorrido para llenar huecos de mi árbol genealógico porque la única persona que se encargaba de eso se estaba quedando sin memoria. Empecé con esa lucha contra el tiempo y eso me llevó por otros miles de lugares”.
En conversación con la diaria, Recoba, antiguo colaborador de estas páginas y autor de las novelas Locas pasiones y El oso, además de los libros sobre música tropical Sobredosis y Hasta Borinquen, contó lo que significa ser incluido en este mapa.
“Para mí es un salto muy grande de visibilidad o de caudal; no he salido nunca de los 200, 300 lectores. Y esto es un salto no sólo a una cantidad mayor de posibles lectores, sino a lectores desconocidos. Porque cuando tenés tan pocos lectores, los conocés a todos. Sabés quiénes te leyeron, les conocés las caras, les conocés la voz. Esto es otra cosa, entrás en un terreno desconocido”, explicó.
“Ahora estoy en ese limbo extraño que suele haber entre que se publica un libro y que los lectores empiezan a leerlo. Cualquiera que publique un libro sabe que es un momento rarísimo, de mucho silencio, que no sabés para dónde arrancar”, agregó. “Ni siquiera sé si funciona acá en Uruguay, pero fue leído por la gente encargada de elegir. Y no tengo todavía las respuestas inmediatas del público uruguayo, pero por lo menos eso también, de alguna forma, es una respuesta. Alguien la leyó y le pareció pertinente publicarla en todos esos lugares”.
Acerca de las potenciales dificultades de la novela para un lector extranjero, Recoba reflexionó: “Siempre ha sido una contradicción con la que he trabajado. Porque para poder vivir de esto, dedicarse a esto, uno tiene que ampliar el público. No te queda otra. Vos no podés vivir de esto si vendés 50 libros, pero a la vez uno tiene que ser astuto para que no se te vaya la mano. Que no se transforme en un glosario y estés permanentemente explicándoselo a todo el mundo. Porque siempre va a haber alguien que no comprenda del todo lo que estás diciendo, incluso en tu propio país o en tu propia ciudad”.
“Además, esta novela trata mucho el tema de cómo nos ven desde el primer mundo a los latinoamericanos, o a los uruguayos, y el colonialismo y todo eso que sigue sucediendo. Yo ya planteo esa contradicción, porque el personaje es un tipo que reflexiona sobre el colonialismo, pero a la vez se quiere ir a vivir a Europa. Si yo empezaba con una narrativa explicativa, para todos los públicos, iba a ser raro. Pero la contradicción siempre está, porque lo que sucede en una esquina de Nuevo París y la forma en que sucede me interesa, pero no sé si a un tipo que lee en Zaragoza le va a interesar o le va a llegar”.
Finalmente, Recoba dijo que “a los escritores uruguayos siempre nos cuesta un montón poder ser publicados o ser leídos en otros lados, así que esto está bueno. Y creo que, en la medida en que suceda, ganamos todos los escritores. Es lo que a veces no comprendemos”.
Selección escalonada
El resto de las novelas provienen de Argentina, Chile, Colombia, España, México y Perú. En febrero se editará Tierra de campeones, del chileno Diego Zúñiga, y en marzo llegarán La historia de los vertebrados, de la española Mar García Puig, e Inacabada, de la chilena Ariel Florencia Richards.
En abril será el turno de la mexicana Gisela Leal y la novela La soledad en tres actos y Contradeseo, de la colombiana Gloria Susana Esquivel. Otros dos títulos llegarán en mayo: Ese tiempo que tuvimos por corazón, de la argentina Marie Gouric, y Los astronautas, de la española Laura Ferrero.
Para junio fueron seleccionadas las novelas del peruano Rodrigo Murillo (No juzgarás) y del colombiano Gilmer Mesa (Aranjuez). Habrá que esperar hasta setiembre para leer Todo pueblo es cicatriz, del mexicano Hiram Ruvalcaba, y Por qué te vas, del argentino Iván Hochman. El penúltimo libro, en octubre, será Infértil, de la peruana Rosario Yori. En noviembre el mapa lo cerrará, como fue señalado, el libro de Recoba.