Una nueva publicación literaria aspira a compartir algunas de las voces más interesantes de Uruguay, de la región y de más lejos también. Lo hace con una estética minimalista, casi rústica, con una impresión a una tinta y un diseño que privilegia el texto, porque es prácticamente lo único que contiene. El primer número, presentado el viernes pasado, ni siquiera cuenta con un editorial.
“Me acuerdo de que cuando era guacho leía algunos fanzines y revistas, más que nada porteños, tipo V de Vian o Cerdos y Peces, también El Cultural. Y cuando vivía en Nueva York también el Village Voice, que no es una revista literaria. Se fueron sumando en mi cabeza todas esas cuestiones y pensé que sería lindo, porque yo sacaba pila de inspiración y de data de las revistitas literarias o de los fanzines. Me enteraba de autores que nunca me hubiera enterado. Fueron una parte súper importante de mi formación y mi amor por la cuestión”, dice el escritor Daniel Mella (Noviembre, El hermano mayor), editor de la revista.
Su socio, Gastón Atchugarry, figura como director de la publicación, y sumaron a Juan Palarino en el diseño y Ana Ro en la comunicación. “Me copaba la idea de que tuviera cero fotos, muy poco diseño. Lo imaginaba pura palabra, tipo diario, que cuando termina un cuento empiece el otro directamente abajo. Todo lleno, como si fuera un muro de palabras. Quería tener una entrevista central y me gustaba una cosa que hacían en El Cultural, que era poner en la contraportada un texto de algún autor muerto”, agrega Mella.
“Sabía que quería que fuera pura creación literaria, que no hubiera otra cosa que cuentos, poemas, ensayos o crónicas. No iba a tener lugar para la reseña o la crítica de novedades, porque necesita de un equipo más grande y ya es un aparato distinto. Tenía ganas de que no fuera algo tan atado a la actualidad o a lo que está ocurriendo. Y probablemente nunca haya un editorial. Me gustaba que fuera parecido a lo que pasa con los libros, en donde nadie te avisa lo que va a venir. ¿Qué opina la revista? La revista opina lo que hay ahí dentro”, dice.
La llegada del primer texto, un poema de Magdalena Portillo, llevó a la decisión de que cada número abra con un poema. “Me parece obvio ahora que lo pienso, pero no me di cuenta hasta que pasó”, comenta el escritor. Por otra parte, la caída de un autor cerca del cierre llevó a pedirle a Fernanda Trías, la entrevistada del primer número, que colaborara con un texto. “Eso me parece que idealmente sería parte del formato: tener un texto del entrevistado”.
Con respecto al contenido en general, Oro siempre tendrá una mayoría de textos uruguayos y “un porcentaje alto de escritores emergentes o absolutos desconocidos. Acá son en total 14 escritores, y tenemos cuatro o cinco que podrían considerarse emergentes. Ni consagrados, ni famosos, ni nada por el estilo. Siempre vamos a tener eso”. Por último, la paridad de género: “Cuando tenés un plan de hacer algo que todavía es súper amorfo, no hay mucha excusa para no usar eso como una cosa estructuradora. Fue tan simple y tan perfecta esa noción, no por una cuestión de principios de nada, sino porque hay hombres y hay mujeres en el mundo”.
Al solicitar textos, Mella también buscó “abrir la cancha” a “un tipo de escritura más rara y marginal”. “Les abría la puerta a que buscaran en viejos archivos o en cajones cosas que pudieran ser personales, diarios, cuadernos de apuntes, borradores de viejos libros, correspondencia privada. Me interesaba conocer al escritor no en su faceta de escribiendo para publicar”. Recibieron varios textos inéditos e incluso pensados especialmente para la revista, aunque sabe que “te la estás rifando”. En el segundo número habrá plumas chilenas, peruanas, argentinas y “probablemente” bolivianas, “para que la gente pueda leer a otros que se están escribiendo todo y que de repente no llegan demasiado”.
Planean mantener una frecuencia trimestral y se los puede contactar en @orolarevista (Instagram y Twitter).