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Mariana Enriquez, el 16 de setiembre, en el teatro Solís.

Foto: Alessandro Maradei

Una zona soleada y sombría

2 minutos de lectura
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Como sabrán, por estos días la argentina Mariana Enriquez está en Montevideo y lleva adelante una apretada agenda de charlas, talleres y ceremonias. Apenas llegó, fue declarada Ciudadana Ilustre en el Solís, donde durante varias noches se escenificará una versión de Las cosas que perdimos en el fuego, su libro de relatos más conocido, que también fue adaptado a novela gráfica por ella y Lucas Nine.

Hoy quería recomendarles no solo ese libro –que, como buena parte de la obra de Enriquez, está disponible gratis en Biblioteca País–, sino su más reciente colección de relatos, Un lugar soleado para gente sombría.

La primera vez que leí cuentos de Enriquez me parecieron más bien principios de novelas: creaba un ambiente extraordinario, pero el final era abrupto y abierto. No es difícil tomarle el gusto a ese estilo, que creo que es una de las causas por la que sus narraciones, que tocan temas y géneros usualmente considerados “sombríos”, produzcan –me produzcan– una sensación de bienestar. La forma, su ejecución justa, es fuente de placer, y enseguida me vienen a la cabeza ejemplos “del palo”: Poe, Quiroga, Cortázar.

Además, muchos de sus relatos, y ocurre con los de Un lugar soleado para gente sombría, tienen un desenlace liberador. No se trata exactamente de finales felices –unos cuantos están bastante lejos de eso–, pero habilitan un alivio, que resulta del final de una situación injusta o de la comprensión de sus causas. Los de este libro son cuentos naturalmente feministas, en los que además de la violencia de género aparece el empobrecimiento de Argentina como referencia en primer o segundo plano. Emigración, ollas populares, inseguridad pública se maridan con comodines del género fantástico y afines (espectros, zombis).

El primero de los cuentos de Un lugar soleado para gente sombría, “Mis muertos tristes”, me hizo pensar en el último libro de Sebastián Pedrozo, que da cuenta del desmembramiento del tejido social en un barrio pauperizado del norte de Montevideo. En el relato de Enriquez ocurre algo parecido, y la descripción gana al incorporar a los fantasmas de distintos tipos de víctimas como figuras que acechan a los vecinos, y que la protagonista, una médica retirada, acepta con la misma resignación que el deterioro de Buenos Aires.

En estos nuevos cuentos de Enriquez no solo hay casas tomadas: se trata de barrios y pueblos enteros que sucumben ante una maldad que no tiene nada de sobrenatural, pero cuyas manifestaciones fantásticas potencian el impacto estético de la denuncia.

No hablamos mucho de estas cosas en el diálogo por Zoom que tuvimos con Enriquez la semana pasada, pero sí de Onetti y los escritores del boom, del género gótico, de sus obsesiones musicales, y, por supuesto, de su agenda montevideana, a la quedan unas horas más hasta su retorno en noviembre. En cambio, en otra entrevista anterior que le hizo Mariana Figueroa, conversan sobre el género de terror y su presencia en la literatura de Enriquez.

Más para agendar: Feria del Libro

La semana que viene, el 27 de setiembre, comienza una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Montevideo. Habrá, como siempre, lanzamientos y presentaciones locales, además de las oportunas mesas de ofertas, y encuentros con autores extranjeros.

Entre ellos, los italianos Vincenzo Latrónico y Dafne Malvasi, el helenista español Pedro Olalla, que ya había estado en Montevideo en 2018 y sus compatriotas Sergio del Molino, Rafael Soler y Lucía Comba.

De Argentina vendrá un contingente encabezado por Selva Almada y el mediático Tomás Rebord, más Guido Miguel Agostinelli, Horacio Convertini, Gonzalo Alvarez, Mariana Koppmann, Laura G Miranda, Luciano Lutereau, Mariana Petrykiewicz, Cristina Alemany, Nora Z Wilson, Ann Rodd, Agus Cámara, Belén Sancho, Sol Di Giorno, Daniel Brailovsky y Ludovica Squirru.

Los chilenos Ángeles Lasso, Camila Fadda Gacitúa y Ernesto González Barnert, los bolivianos Daniel Ayoroa Taborga y Milenka Torrico, la ecuatoriana Margarita Laso, el colombiano Luis Fernando Macías, la mexicana Enzia Verduchi, y el kurdo-alemán Hussein Habasch también estarán presentes en la edición 46 de la Feria, donde además se conocerán los ganadores de los premios Bartolomé Hidalgo 2024.

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