Santiago Sanguinetti es uno de los dramaturgos uruguayos más interesantes y prolíficos de hoy, y es también sin dudas uno de los que cuentan con mayor proyección internacional. Nació en Montevideo en 1985, se formó en la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático en 2008 (y la dirigió entre 2016 y 2020) y egresó del Instituto de Profesores Artigas en 2012. A lo largo de su carrera ha obtenido numerosas distinciones: el Premio Nacional de Literatura, el Onetti, el Florencio y el Molière, que otorga la embajada de Francia, entre otros. Ha dirigido y protagonizado sus propias obras y ganó numerosas becas que le permitieron estudiar en Aviñón, Montpellier, Barcelona, Nottingham, Santiago de Chile y Buenos Aires. Sus obras han sido estrenadas en Uruguay, Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, México, Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia.
Sobre todo, Sanguinetti es amado por igual por la crítica, los actores y el público. No importa el país o el barrio al que vayan sus obras, los vecinos aplauden de pie. Sus obras se leen con un placer inusual tratándose del género dramático. Frente a un texto de Sanguinetti reímos mientras pasamos las páginas y levantamos nuestras propias imágenes. Los actores, por su parte, se sienten privilegiados de jugar su juego, desde los más nóveles a los más avezados. Y es que sus obras son de una generosidad enorme para el actor. Sin dudas, porque Sanguinetti es uno de ellos, y porque los piensa, los respeta y los dirige como uno de ellos.
La aparición en un mismo volumen con doble carátula (y doble comienzo) de Bakunin sauna y Zombi manifiesto es su tercer libro. Antes publicó Dramaturgia imprecisa (2009) y Trilogía de la revolución (2015).
En Bakunin sauna, Rosa y Margarita, ochentonas compañeras de IBM de toda la vida, preparan el secuestro de la nueva gerenta general de la compañía para América Latina en el sauna de un hotel en Las Vegas. Para tal propósito, la ideóloga recibe la ayuda de dos exfuncionarios de la empresa y de un humanoide informático que dice ser el intelectual anarquista ruso Mijaíl Bakunin, programado especialmente para la ocasión. La conexión de wifi y alguna llegada inesperada ponen en riesgo el plan y desatan el caos entre sudores y octogenarios en toalla. La comedia, desopilante, analiza la vigencia de las ideologías de siglos pasados, el poder actual de los traficantes de datos y la relación de este tipo de delitos con las empresas informáticas.
Por su parte, en Zombi manifiesto, dos jóvenes descubren que los soldados enterrados en el panteón militar del cementerio de Trinidad (en Flores) cobran vida convertidos cuando alguien lee de cerca partes del Manifiesto comunista. Usando esta herramienta, los dos amigos logran despertar y secuestrar a un teniente del Ejército para encerrarlo en un sótano y obligarlo a estudiar filosofía marxista. La reflexión actual sobre la conciencia de clase, los rencores hoy presentes y las culpas nunca asumidas forman parte de esta comedia negra que recibió numerosos reconocimientos y sigue representándose en intermitentes temporadas.
A propósito de qué es lo que da origen a sus obras, Sanguinetti habla de una imagen motora, una foto mental a la que le busca un antes y un después narrativo: cuatro cascos azules en una isla del Caribe, actores disfrazados de dinosaurios en un parque temático o dos mujeres de 80 años fumando en un sauna. Cuenta que últimamente se ha impuesto incluir, simultáneamente, teóricos del cambio social y político (Marx, Bakunin, Trotsky, Hegel, Stuart Mill), elementos de ciencia ficción propios del cine clase B (zombis, androides, dinosaurios, hombres lobo) y aspectos políticos de la coyuntura latinoamericana y mundial. Poner algo donde no va es el origen del humor, por lo que esta convivencia suele ser crítica y política, pero al mismo tiempo asume la forma de la comedia, dice el autor.
El autor cree que escribir teatro ayuda a pensar dialécticamente, intentando analizar y defender puntos de vista contradictorios, antes de llegar a una conclusión. Y ese pensar dialéctico es una manera de garantizar el humanismo en tiempos de mercados. “Para escribir buen teatro hay que acostumbrarse a no hacer afirmaciones categóricas”, escribió una vez el dramaturgo argentino Rafael Spregelburd, y Sanguinetti coincide.
Es por eso tal vez que no le sorprenda pero sí le maraville la forma en que el elenco de Zombi manifiesto (Mateo Altez, Carmen Laguzzi, Carla Moscatelli, Rogelio Gracia) logra convertir cada función en un suceso nuevo y único, lleno de convicción e inteligencia escénica. Sin el trabajo riguroso de actores y actrices, que se adueñan de forma crítica de la historia, el texto es letra muerta, dice su director y autor. “Ellos han mantenido un equilibrio de respeto y traición hacia la palabra escrita, porque la traición también es necesaria cuando se sube al escenario, y ese equilibrio arroja luz sobre la acción”. Lo que sí le sorprendió fue el diálogo accidental pero significativo que tuvo Zombi manifiesto con la realidad política del país cuando a pocos días del estreno, en mayo de 2023, se encontraron los restos de Amelia Sanjurjo en el Batallón de Infantería 14.
Bakunin sauna, una obra que, según Sanguinetti, nació como una historia de amor y terminó convertida en pronunciamiento político, nos enseña que el camino a la justicia está lleno de fracasos, pero no podemos hacer otra cosa más que seguir intentándolo. Este trabajo le permitió estrenar por primera vez en el exterior, en 2018, en el Residenztheater de Múnich, Teatro Nacional de Baviera. Se trató de una escritura acompañada por una dramaturgista, Laura Olivi, lo que significó una novedad para él, acostumbrado a cubrir a la vez varios flancos en sus puestas. Luego vino el estreno en Montevideo, con producción del teatro El Galpón en 2019. El espectáculo recibió invitaciones a festivales en Manizales y Medellín, Colombia, y en Tenerife, España, antes de que lo frenara la pandemia. Pero lo que más disfrutó fue ver investigar a sus extraordinarias protagonistas: Nelly Antúnez y Myriam Gleijer. “Verlas trabajar juntas es algo que voy a recordar siempre”.
Bakunin sauna y Zombi manifiesto, de Santiago Sanguinetti. 190 páginas. Estuario, 2025.