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Circe Maia (archivo, 2015).

Foto: Iván Franco

Poesía completa de Circe Maia: una respuesta animada al contacto del mundo

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Editar

No deja de significar un acto de rebeldía, un gesto disidente y una especie de desobediencia a las pautas prefijadas del mercado editorial la aparición de un libro de tamaño respetable que compila la obra de toda una vida de una poeta.

Ante la manufactura fragmentaria del poema de ocasión, leído frente a una cámara vertical para volverse reel; ante esos eventos de poesía performática en la que los autores declaman, susurran, gritan, actúan o cantan sus versos (algunos de memoria, otros leyendo en un libro o un celular); ante esos poemarios finitos, generalmente autoeditados, que circulan de mano en mano, con elogiosos juicios de otros poetas en las contratapas, rechazados en los mostradores de las distribuidoras y aceptados por algunos libreros en consignación, muchas veces por caridad; ante las quejas eternas, vueltas también performance, de que sólo los poetas leen a los poetas, de que la poesía no vende y de que las editoriales les escurren el bulto a los manuscritos, la aparición de un libro de poesía de casi 700 páginas parece un aerolito atravesando la estratósfera, un paquidermo que agita sus carnes en una habitación poco aireada, un reactor nuclear que sigue en actividad en medio de la devastación. El libro de marras existe y es un hecho comprobable.

Obra y vida

A nueva luz. Poesía completa reúne entre sus tapas y de forma cronológica todos los libros de poesía de Circe Maia (Montevideo, 1932), comenzando por el último que publicara, Voces del agua (Rebeca Linke Editoras, 2020), que se compone de poemas escritos durante la adolescencia y primera juventud y que en su momento no integraron En el tiempo (As, 1958; Ediciones de la Banda Oriental, 1975), el que oficialmente, digamos, se considera su primer libro. Cabe aclarar que el afán de completitud del volumen que acá se comenta tensa el alcance de la definición del término al optar por dejar fuera al que en verdad fue el primer libro de Maia, Plumitas: poesías de mis 10 y 11 años (Milton Reyes, 1944), editado a instancias de su padre, Julio Maia, cuando la autora tenía 12 años.

Los 14 años transcurridos desde la publicación artesanal y para circulación intrafamiliar de aquel poemario infantil hasta la edición de En el tiempo, a los 26, dan la pauta de la consolidación de una voz propia, leudada en el devenir biográfico y en su reflexión sobre la escritura poética. Acerca de lo primero, el fallecimiento de su madre, María Magdalena Rodríguez, ocurrida cuando la poeta en ciernes tenía 19 años, se hace especialmente evidente en la tercera sección del libro, “La muerte”, donde se encuentran versos como estos: “Y me acuerdo de ti. Pronto se irá el invierno. / Vendrán, derrochadores de luz, días azules, / blanqueará nuestro almendro. // (Ya tiene la retama / dos flores amarillas) / ¡Qué injusto, qué vergüenza / de estos ojos bebiendo los colores, los días / que tus ojos no vieron!”. Y acerca de lo segundo, la cavilación sobre el acto de escribir y la frondosidad del lenguaje, en el inicio del prólogo la poeta subraya esa búsqueda propia a través de la poesía: “Una de las veces en que Antonio Machado se refiere a la poesía, la define como ‘respuesta animada al contacto del mundo’. La relación con la realidad es, por consiguiente, estrecha, íntima: se trata de un diálogo. Vemos, en cambio, muy a menudo, que la poesía se ha vuelto monólogo, perpetuo girar del pensamiento sobre sí mismo, oscuridad expresiva, acumulación de imágenes”.

Esa suerte de ars poetica trazada en el prólogo de aquel volumen inaugural se convierte, poema tras poema, libro tas libro, en una forma personal de abordar la escritura, un movimiento estético y filosófico que, tal como señala María Teresa Andruetto en la contratapa de A nueva luz, resulta en una “poesía de alta nobleza que adjetiva poco, poesía sustantiva que renuncia, como su hacedora, a toda ostentación, en un camino personal extraño, no por su exotismo, sino precisamente por su sencillez”.

Esa sencillez mentada no se sustenta en una economía discursiva ni en meros giros elípticos, sino que se sostiene sobre un trabajo lentísimo –subrayado por los lapsos de varios años que separan la aparición de un libro del siguiente– que la lectura cronológica de esta Poesía completa permite calibrar y en cierta forma reconstruir. Hay, por ejemplo, temas recurrentes, motivos que vuelven una y otra vez: los poemas juveniles de Voces del agua (1940-1950), que giran en torno a una “estética del agua”, como la define la autora en el prólogo de 2020, tienen un eco posterior y lejano en el misterioso “Lluvia de octubre”, en De lo visible (1998) o en el impresionante “Cormoranes en la laguna”, de Dualidades (2014); la vida familiar, asentada en las rutinas domésticas, traza una línea que aparece a través de los años, con el foco ubicado sobre situaciones tan diversas como la salida de los hijos de la casa paterna en “Regreso” (“Estábamos tan acostumbrados / al ruido de los niños / –gritos, cantos, peleas–. / Que este brusco silencio, de pronto... / Nada grave. Salieron. / Sin embargo / en pocos años será lo mismo / y no nos sentaremos a esperarlos. / Habrán salido de verdad. / Se saldrán del correr en las escaleras. / ¡No corran, niños! De sus cantos gritados / de su empujarse y su reír, habrán salido”), de El puente (1970), o el protagonismo que adoptan algunos objetos de uso diario como en “La silla” (“Ella quería tener una silla en el cuarto / –un cuarto muy pequeño– / por si venían visitantes. / También quería tener algunos caramelos / para invitar, por si venían niños. / Siempre debía haber flores / también, para alegrar el cuarto. / Después de alisar el doblez de la sábana / todo quedaba pronto”), en Breve sol (2001).

Por sobre todos estos motivos, regresos y variaciones se encuentra un tema central en la escritura de Circe Maia: el inevitable paso del tiempo. La inclaudicable labor de Cronos adquiere a lo largo de toda la obra de la poeta innúmeras variaciones. En algunos casos, como en “Ritmo lento”, la quinta pieza de los poemas en prosa que conforman Destrucciones (1987), el paso del tiempo, observado sobre el estamento vegetal, adquiere una realidad que asombra por su intensidad (“Se trata de una planta de helecho que ha sido arrancada y puesta en una botella en un lugar alto. De allí desciende –descendía– un delicadísimo entrecruzamiento de hojas finas como agujas verdes, cada conjunto en un mismo plano y todos los planos superponiéndose en combinaciones angulares diferentes. El placer de mirarla era –y es– muy intenso, pero su realidad actual es muy distinta. A través del tiempo –semanas y semanas, meses y meses– ha ido cambiando gradualmente: del verde profundo pasó a un color herrumbre también hermoso; las agujitas vegetales parecieron entonces metálicas”) y en otros, como en “Despedidas”, el poema que cierra el volumen, el tiempo se convierte en la interrogante más intensa porque refiere al propio tiempo, a la inevitable finitud del paso sobre la Tierra: “Colores y sabores. / ¿Habrá que despedirse / del gusto del limón, su punzada en la lengua? // ¿Y habrá que decir adiós al ruido de la lluvia? / ¿Cuándo?”.

Composición

A nueva luz. Poesía completa es la segunda entrega de la flamante colección Napas, de Casa Editorial Hum, destinada a acercar a los lectores obras cerradas de autores del parnaso local, iniciada algunos meses atrás con la publicación de Nuevo sol partido. Obra completa, del poeta sanducero Humberto Megget, y que a la flamante aparición de este libro de Circe Maia suma en estos días la llegada a librerías de La gran misa salvaje. Relatos eróticos completos, de Marosa Di Giorgio, y que se continuará en los próximos meses con la salida de Esa invención misteriosa. Narrativa completa, de Felisberto Hernández.

A diferencia del libro de Megget, una edición crítica con un extenso prólogo y un abundante cuerpo de notas a cargo de Pablo Rocca, que además incluye como “Adenda” el prólogo de Idea Vilariño para la edición de Nuevo sol partido y otros poemas (1965), de Ediciones de la Banda Oriental, A nueva luz. Poesía completa llega al lector con muy pocos paratextos. Una luminosa foto de la poeta como apertura y cierre del volumen, otra imagen de la autora sonriendo en un jardín interno (proveniente del archivo familiar) y un sobrio dibujo realizado por ella misma al margen de una versión mecanografiada de “Los versos de lluvia” conforman los únicos elementos gráficos a lo largo del volumen. Una breve “Advertencia”’ del editor al inicio, la reproducción de algunos sucintos prólogos y las listas de bibliografía y distinciones al final son los añadidos al corpus de poemas que conforman Poesía completa. Esta decisión editorial, que parece ir a contracorriente del tenor de la publicación de obras de este tipo, constituye en verdad un gran acierto, pues le permite al lector enfrentarse a los poemas sin ninguna intermediación crítica, biográfica ni bibliográfica, reconstruyendo en un punto la misma sensación de frescura del contacto con la obra de los lectores iniciales de cada libro.

Como se apuntara más arriba, el orden cronológico de los libros –Voces del agua, En el tiempo, Poemas dispersos, Presencia diaria, El puente, Cambios, permanencias, Dos voces, Destrucciones, Superficies, De lo visible, Breve sol y Dualidades– permite no sólo calibrar la recurrencia a determinados tópicos, sino la propia consolidación de lo que, a falta de una denominación más precisa, suele llamarse voz poética y que, en el caso de Circe Maia, abreva directamente en lo cotidiano para, tal como sugería Antonio Machado al definir la poesía, dar una respuesta animada al contacto del mundo.

Esta flamante edición de la Poesía completa de Maia toma como referencia principal las primeras ediciones de sus libros (debidamente consignadas en la bibliografía), la Obra poética publicada en 2007 (con sucesivas reediciones) por Rebeca Linke Editoras –sello clave en la consolidación editorial de la poeta en las dos últimas décadas, que además de publicar sus últimos poemarios dio a imprenta el bellísimo libro La casa de polvo sumeria: sobre lecturas y traducciones (2011, con segunda edición ampliada en 2024) y que en 2018 reeditó Un viaje a Salto, originalmente publicado por Ediciones del Nuevo Mundo en 1987– y los originales de la biblioteca personal de la poeta corregidos de puño y letra.

El libro incluye, además, varios poemas inéditos, así como textos dispersos que no habían sido compilados anteriormente. Aparecen, así, algunos poemas originalmente publicados en la revista Siete Poetas Hispanoamericanos, dirigida por Nancy Bacelo, y tres textos que en forma manuscrita la poeta le entregara a Héctor Numa Moraes entre 1968 y 1970, destinados a su musicalización (el cantautor oriundo de Curtina efectivamente musicalizó dos de ellos, “El mundo del nosotros” y “Despiértate”, mientras que el tercero, “Otra voz canta”, se convirtió en canción por obra de Daniel Viglietti).

En una época fragmentaria, donde la atención del lector se encuentra permanentemente bombardeada por los estímulos más variados y efímeros, abrir esta Poesía completa de Circe Maia tiene algo de milagro secreto, de ese latido misterioso que anida en lo cotidiano, oculto del mundanal ruido, pero dispuesto siempre a revelarse ante quien lo pueda ver. Nada más y nada menos.

A nueva luz. Poesía completa, de Circe Maia. 660 páginas. Hum, 2025.

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