Dos gatos monteses fueron rescatados de situaciones de mascotismo por la División Fauna del Ministerio de Ambiente (MA) y trasladados desde los departamentos de Treinta y Tres y Lavalleja a la Estación de Cría de Fauna Autóctona (ECFA), ubicada al pie del cerro Pan de Azúcar. Luego de seis meses de aprendizaje de situaciones de supervivencia, fueron liberados en su hábitat natural.
Analía Rey, técnica veterinaria a cargo del proceso de reinserción, explicó a la diaria que los felinos tenían dos meses de edad al momento de su rescate y mostraban un comportamiento aún silvestre, ya que no habían estado en los domicilios particulares durante mucho tiempo.
El proceso de reinserción comienza por una evaluación de los animales y sus habilidades para cazar presas vivas. Continúa con ayuda de los técnicos, “para que el desafío fuera cada vez mayor”, hasta que los funcionarios, a través de evaluaciones con puntajes, dictaminan que los ejemplares están en condiciones de sobrevivir por sus propios medios al ser liberados.
Un trabajo paciente y esforzado
Rey, quien trabajó con los gatos monteses desde que llegaron a la ECFA, relató que tuvieron que enseñarles a cazar, “que es lo que les enseña normalmente la madre durante los primeros meses”. Primero evaluaron su salud y los trasladaron a recintos especiales, aislados de todo público, al que sólo accede un técnico con el alimentador con presas vivas.
Allí se monitoreó todo por cámaras: cuánto demoraban en cazar, qué destrezas y dificultades presentaban. También evaluaron qué hacían los animales cuando los humanos se acercaban, buscando que se escondieran y alejaran de su presencia.
“Es uno de los trabajos más silenciosos que hace la institución, donde se destina un montón de esfuerzo para reinsertar a los animales -como aves y zorros- en la naturaleza”, destacó, tras señalar que el gato montés es una de las especies más abundantes de felinos pequeños en Uruguay, no tan vulnerable como el jaguar o el pecarí.
Apropiación y tráfico de animales
La técnica comentó que “muchas veces” las personas encuentran ejemplares en la naturaleza y, creyendo que fueron abandonados por su madre, se los llevan a la casa para “asistirlos, tratando de hacer un bien”. Sin embargo, también opinó que “es impresionante la extracción de fauna y el tráfico animal que hay” en el país.
Por otra parte, no todos los animales rescatados tienen la suerte de regresar a la vida en libertad. Por distintas razones, muchos permanecen en cautiverio y la institución se ocupa de que tengan la mejor calidad de vida posible y bienestar.
“Tenemos la responsabilidad de velar por la integridad y seguridad de estos animales y tratar de mitigar el estrés”, expresó Rey. Y, aunque no puedan volver a la naturaleza, las especies no se quedan sin una misión: “Se les asigna la misión de la educación, para que las personas puedan aprender y concientizarse sobre fauna autóctona”.
Venado de campo: un proyecto en constante desarrollo
La ECFA, cuyo presupuesto depende de la Intendencia de Maldonado, recibe 750.000 visitantes anualmente. Sus pilares son la conservación, la educación y la investigación de fauna autóctona del Uruguay. En cuanto a la conservación, la reserva contiene varias especies en extinción.
Su fuerte, desde hace décadas, es el trabajo con el emblemático venado de campo. Esta semana, la institución está ejecutando un proyecto internacional de reproducción asistida para darle continuidad a la especie.
La doctora Analía Rey informó que en estos días recibirán a técnicos brasileños, quienes trabajarán en conjunto con los funcionarios locales y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable.