Durante una sesión del Parlamento, el primer ministro británico, Boris Johnson, recibió fuertes críticas de la oposición laborista, pero también señales claras de falta de apoyo dentro de su propio Partido Conservador. Son cada vez más los legisladores que muestran su malestar con las respuestas que dio Johnson acerca de su presencia en fiestas en la residencia oficial, en momentos en que estaban prohibidas las reuniones por las restricciones sanitarias.
Una de esas señales fue el anuncio del diputado conservador Christian Wakeford de que dejaría las filas del oficialismo para pasarse al Partido Laborista, disconforme con la gestión de Johnson. Wakeford manifestó que tanto el primer ministro como el Partido Conservador han demostrado “ser incapaces de ofrecer el liderazgo y el gobierno que este país se merece”. Con un tapabocas con la bandera británica, Wakeford se sentó en la bancada opositora.
En su carta de renuncia afirmó que “las políticas del gobierno conservador” liderado por Johnson “no están haciendo nada para ayudar a la gente” de su distrito electoral, del norte del país, y “de hecho sólo están empeorando las luchas que enfrentan a diario”. Agregó que el país necesita “un gobierno que defienda los más altos estándares de integridad y probidad en la vida pública”.
Wakeford había sido electo en 2019 en el distrito de Bury South, un bastión laborista en el que esta vez triunfaron los tories, y por eso su triunfo había sido significativo para el oficialismo. En respuesta, el primer ministro afirmó que los conservadores “volverán a ganar en Bury South”.
Johnson pidió este miércoles a los parlamentarios que antes de exigirle respuestas sobre lo ocurrido en las fiestas en el número 10 de Downing Street esperen a conocer las conclusiones de la investigación al respecto que lleva adelante una funcionaria, Sue Gray. Se negó así a responder algunas de las preguntas que se le formularon en el Parlamento. Hasta entonces, el primer ministro había sostenido que asistió a esos encuentros pensando que eran reuniones laborales y no sociales.
La explicación no conformó. Este miércoles el diputado conservador David Davies manifestó, dirigiéndose a Johnson: “Como otros diputados he pasado semanas y meses defendiendo al primer ministro de un electorado enojado. Les recordé los éxitos del brexit y de las vacunas, entre muchas otras cosas. Pero también espero que mis líderes muestren y asuman la responsabilidad de sus acciones. Ayer hizo todo lo contrario, así que le recordaré una cita que le puede resultar familiar: la de Leopold Amery a Neville Chamberlain: ‘Lleva usted sentado ahí demasiado tiempo para las pocas cosas buenas que ha hecho. En el nombre de Dios, váyase’”.
El pedido sorprendió por provenir de un aliado de Johnson. Si 54 parlamentarios conservadores le retiran la confianza al primer ministro y proponen elegir otro líder del partido, la crisis terminaría en un cambio de gobierno. Según los medios ingleses, algunas cartas en ese sentido ya llegaron al partido.
Por su parte, la oposición ya había sido muy dura con el primer ministro. Su líder, Keir Starmer, había calificado de “increíbles excusas” las afirmaciones de Johnson de que no sabía que estaba en una fiesta, y le había recordado que se podía notar por las botellas de vino y los platos de comida.