Este martes los servicios de emergencia de Ucrania se mantuvieron en alerta por posibles ataques aéreos luego de la jornada del lunes. Ese día murieron 19 personas y 105 sufrieron heridas en los bombardeos rusos, que incluyeron a la capital, Kiev. Según informó la agencia Efe, en total fueron atacadas 301 zonas pobladas de casi todas las regiones del país.
Rusia, por su parte, afirmó el martes que lanzó nuevos “bombardeos masivos” con “armas de precisión” contra objetivos en Ucrania. “Hoy, las Fuerzas Armadas rusas han seguido llevando a cabo bombardeos masivos con armas de precisión disparadas desde aire y mar contra instalaciones de mando y control militar y el sistema energético de Ucrania”, dijo el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, según citó Europa Press. “El objetivo del ataque ha sido logrado. Todos los objetivos designados han sido alcanzados”, agregó el funcionario.
Los ataques rusos tuvieron lugar dos días después de que se registrara una explosión en el puente de Kerch, que une Rusia con la península de Crimea, anexionada en 2014. Para el gobierno ruso, ese ataque fue un “atentado terrorista” cometido por Ucrania.
Al igual que el gobierno ucraniano, los líderes de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa calificaron el martes los ataques como un intento de causar terror en la población civil. “Los edificios residenciales, las plazas, las calles en hora pico y los parques son el objetivo de los ataques indiscriminados rusos en las ciudades ucranianas”, manifestó la organización en un comunicado. “La única razón detrás de estos actos brutales y crueles es sembrar el terror y compensar las fallas en el logro de objetivos tácticos y estratégicos”, manifestó. “Estas atroces acciones militares representan una total falta de respeto y una violación del derecho internacional, incluido el derecho humanitario”, agregó la organización.
Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, pidió este martes un cese del fuego en Ucrania “lo antes posible” y señaló que “cuanto antes será mejor para los dos países y para todos nosotros”. Manifestó que “cuanto más dure la guerra, más complicada se vuelve la situación”, y llamó a buscar “una paz justa” antes “de que las partes multipliquen sus pérdidas de cara al invierno”.
Turquía, que es miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), se posicionó en un lugar de mediador entre Rusia y Ucrania, y evitó sumarse a las sanciones a Moscú. El martes mismo, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, anunció que está previsto que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se reúna esta semana con su par ruso, Vladimir Putin, en Kazajistán, donde se llevará adelante la Conferencia de Interacción y Medidas de Confianza en Asia. “Las cuestiones a tratar son previsibles: incluyen Ucrania, las relaciones bilaterales y otros asuntos”, dijo Peskov.
La situación en Ucrania estará presente también en la reunión que llevarán adelante los ministros de Defensa de la OTAN miércoles y jueves. Según informó Efe, en la agenda está también la protección de infraestructuras críticas, después de los atentados que sufrieron los oleoductos Nord Stream 1 y 2.
El noruego Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, anunció: “Aumentaremos aún más la protección de nuestras infraestructuras críticas, a la luz del sabotaje de los oleoductos Nord Stream”. Agregó que después de lo ocurrido, la OTAN ha “reforzado todavía más nuestra vigilancia en todos los ámbitos”.
Stoltenberg manifestó: “Nuestro mensaje es claro: la OTAN está con Ucrania por el tiempo que sea necesario”, y llamó a Putin a terminar esta guerra y retirar sus tropas del territorio ucraniano. “Nos espera un invierno difícil. Por eso es aún más importante que Estados Unidos y Europa sigan unidos en apoyo de Ucrania y en defensa de nuestro pueblo”, agregó.
Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió el martes a los líderes del G7 que envíen una misión de observación internacional a la frontera entre su país y Bielorrusia. Zelenski afirmó que el gobierno ruso intenta involucrar al bielorruso en la guerra usando una supuesta provocación ucraniana como argumento. Pidió que para prevenir esas “narrativas” se envíe a observadores internacionales a la frontera.
El G7, a su vez, condenó los ataques rusos contra ciudades e infraestructuras civiles, recordó que las agresiones indiscriminadas contra “civiles inocentes” son un crimen de guerra, y rechazó “los deliberados pasos de escalada” bélica dados por Moscú, así como su retórica relativa a las armas. “Reafirmamos que cualquier uso de armas químicas, biológicas o nucleares por parte de Rusia se encontrará con severas consecuencias”, afirmaron los países que integran este grupo: Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Japón, Canadá, Alemania e Italia.