En un informe preliminar publicado este lunes, el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) detalló que los daños producidos por los bombardeos que hubo durante el fin de semana sobre la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa, fueron “extensivos” pero sin riesgo para la seguridad nuclear.
“Hubo daño en los tanques de condensación, que provocaron fugas no radiactivas; varios impactos en la carretera que bordea los reactores, así como en una playa de vías ferroviarias fuera de servicio; una canalización de aire a presión fue dañada por la metralla; hubo dos impactos en un edificio auxiliar especial, daño visible pero menor a una canalización de carga de los aspersores, así como dos impactos en la zona de los guardias de seguridad”, se explica en el informe. Sin embargo, los seis reactores están estables y se confirmó que tanto el combustible como los residuos de la central no fueron alcanzados por los ataques, de los cuales se acusan mutuamente rusos y ucranianos.
Según informó el diario inglés The Guardian, el director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, dijo que las fuerzas detrás de los bombardeos estaban “jugando con fuego”, y agregó que estos ataques, de los que no responsabilizó a ninguna de las partes, “deben detenerse de inmediato”.
Mientras tanto, autoridades ucranianas informaron que van a evacuar a los civiles de las áreas recientemente liberadas de las regiones de Jersón y Mykolaiv. El gobierno de Kiev les pidió a los residentes de las dos regiones situadas en el sur de Ucrania que se muden a áreas más seguras, en el centro y el oeste del país, en medio de temores de que el daño a la infraestructura causado por la guerra sea demasiado severo para que la gente pueda soportar el invierno.
Justamente sobre este tema se manifestó el lunes la Organización Mundial de la Salud (OMS), que advirtió que el sistema de salud de Ucrania está “enfrentando sus días más oscuros en la guerra hasta el momento” y pidió un “corredor de salud humanitaria” para permitir el envío de suministros esenciales a todas las regiones de Ucrania.
Según dijo el director regional de la organización para Europa, el belga Hans Henri Kluge durante una visita a Kiev, la OMS lleva documentados 703 ataques a la infraestructura de salud desde que comenzó la invasión rusa a Ucrania.
En un discurso que brindó junto a autoridades ucranianas, Kluge describió tales ataques como una “violación del derecho internacional humanitario y las reglas de la guerra”.
El jerarca dijo que los ataques a la infraestructura de salud y energía dejaron a cientos de hospitales y centros de salud “que ya no están en pleno funcionamiento, sin combustible, agua y electricidad para satisfacer las necesidades básicas”. “Este invierno pondrá en peligro la vida de millones de personas en Ucrania”, agregó Kluge.
La devastadora crisis energética, la profundización de la emergencia de salud mental, las restricciones al acceso humanitario y el riesgo de infecciones virales harán de este invierno una prueba formidable para el sistema de salud ucraniano y el pueblo ucraniano, pero también para el mundo y su compromiso de apoyar a Ucrania, explicó el funcionario de la OMS.
Kluge advirtió que “el frío extremo puede matar”, ya que diez millones de personas están en Ucrania en zonas en las que prácticamente no hay electricidad y se espera que en las próximas semanas las temperaturas bajen hasta 20 grados bajo cero en varias zonas del país.