En un acto realizado en la ciudad de Dajabón, en el noroeste del país, el presidente de República Dominicana, Luis Abinader, supervisó el comienzo de las obras para levantar una valla de aproximadamente 160 kilómetros de extensión en la frontera que separa a su país de Haití.
De acuerdo a lo que expresó el mandatario en el evento en que estuvieron presentes representantes de todos los partidos políticos, así como la cúpula militar del país caribeño, la barrera ayudará a “controlar” la migración ilegal y el crimen.
“Apostamos por la construcción de una verja” que “beneficiará a ambos países, porque permitirá controlar de forma mucho más eficiente el comercio bilateral, regular los flujos migratorios para combatir así las mafias que trafican con personas, hacer frente al narcotráfico y a la venta ilegal de armas, y proteger las crianzas y sembrados de los ganaderos y productores agrícolas”, expresó Abinader, según informó AFP.
El mandatario, quien había prometido la construcción de la valla hace un año en un discurso ante el Congreso, explicó que en esta primera etapa de la obra se levantarán 54 kilómetros de barreras “en las áreas más pobladas y sensibles de la frontera”. Este tramo contará con 19 torres de vigilancia y diez puertas de acceso para patrullaje.
Esta primera etapa del proyecto tendrá una inversión aproximada de 31 millones de dólares y se estima que su construcción estará pronta para fin de año. La segunda etapa, explicó Abinader, tiene previsto sumar 110 kilómetros más de vallado entre ambos países, que en total comparten de norte a sur una frontera de casi 390 kilómetros. A lo largo de los años, un gran número de haitianos cruzaron hacia el país vecino donde trabajan sin regularización alguna, especialmente en la construcción y el comercio ambulante. En total, en República Dominicana viven diez millones y medio de habitantes, de los cuales aproximadamente 550.000 son haitianos.
Abinader puntualizó que la construcción del muro responde también a la grave crisis institucional que vive Haití desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse el 7 de julio.
“La grave crisis institucional y de seguridad” de Haití ha llevado a su población a “una preocupante situación de inestabilidad política y social, así como a una galopante crisis económica y alimentaria”, afirmó. Abinader señaló que esta crisis “debe ser superada por los mismos haitianos y atendida por la comunidad internacional”, en particular Estados Unidos, Francia y Canadá, con apoyo de la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El mandatario destacó que “cada vez que Haití ha sufrido una catástrofe, los dominicanos siempre hemos sido los primeros en llegar en su ayuda. Sin embargo, República Dominicana no puede hacerse cargo de la crisis política y económica de ese país”.
Organizaciones defensoras de los migrantes criticaron la iniciativa del gobierno dominicano, por considerar que provocará “xenofobia y racismo”. También se manifestó en contra de la construcción de la valla el alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, quien dijo estar en desacuerdo “con este tipo de muro”, porque “el verdadero muro es el económico” y la corrupción.
“Se va a hacer un muro físico. Ahora tenemos que trabajar con el muro en la mente de los militares, que son los que se aprovechan en la frontera y reciben un soborno de 100 o 200 pesos (dos o cuatro dólares) para dejar cruzar a los haitianos ilegales a territorio dominicano”, afirmó Riverón.