El exministro de Economía, Rishi Sunak y la ministra de Relaciones Exteriores, Liz Truss, fueron elegidos este miércoles por los diputados del Partido Conservador como candidatos a liderar esa organización política. Quien se imponga en esta elección interna, además de pasar a encabezar el sector, automáticamente se convertirá en el primer ministro británico, en sustitución de Boris Johnson, que renunció al cargo en la primera semana de julio luego de perder apoyo político por la sucesión de escándalos que se sumaron durante su administración, marcada en los últimos tiempos por la creciente inflación.
Sunak, de 42 años, contó con el apoyo de 137 diputados, mientras que Truss, de 46, obtuvo el respaldo de 113. Quedó fuera de la carrera la secretaria de Comercio, Penny Mordaunt, quien consiguió 105 adhesiones dentro de los legisladores de su partido. Ahora, al quedar únicamente dos candidatos de los ocho que se presentaron inicialmente dentro de las votaciones realizadas entre los diputados, de acuerdo a lo que estipula el sistema electoral interno, Sunak y Truss competirán mano a mano en unos comicios que serán decididos por los casi 200.000 afiliados que el Partido Conservador tiene en todo el territorio británico. La votación se realizará por correo y los resultados estarán el 5 de setiembre. Según una encuesta de YouGob, Truss encabeza las preferencias de los votantes 54% a 35%, informó The Guardian. El diario británico señaló que este sondeo dio datos certeros sobre el resultado de elecciones internas anteriores, pero en este caso la campaña recién está comenzando.
Sunak, que si logra imponerse en la interna pasará a ser el primer gobernante de origen indio en la historia del Reino Unido, dijo el miércoles que “trabajará día y noche para hacer llegar el mensaje de los conservadores a todo el país”, según citó la agencia Europa Press. “No los decepcionaré, trabajaré lo más rápido posible para restaurar la confianza en la economía y reunir al país. Sé que podemos hacerlo”, manifestó.
El dirigente reiteró, además, que él es “es el único que puede hacer frente a [Keir] Starmer”, el líder del opositor Partido Laborista, cuando tengan que enfrentarse en elecciones generales. “Truss no puede”, advirtió.
La actual canciller, a su vez, dijo que como primera ministra tratará de “unificar el partido y gobernar de acuerdo a los valores conservadores”. Aseguró que la próxima semana demostrará “a todos los miembros del partido por qué es la persona adecuada para liderarlo”. Truss, por su estilo duro, es a veces comparada con la ex primera ministra Margaret Thatcher, algo que a la postulante le encanta debido a que es una ferviente admiradora de la histórica dirigente conservadora, que gobernó el Reino Unido entre 1979 y 1990.
El 6 de setiembre, un día después de que se conozca quién es el nuevo líder de los tories, Boris Johnson dejará el cargo. El dirigente fue forzado a renunciar, el 7 de julio, después de que una serie de escándalos fueran haciendo perder credibilidad a su gestión. Pero la gota que derramó el vaso fue la renuncia masiva de más de 50 integrantes de su gobierno en rechazo a su gestión. Uno de los renunciantes fue Sunak, que ocupaba el cargo de ministro de Economía y había sido un dirigente cercano a Johnson. Truss, en cambio, decidió permanecer en el Ejecutivo.
Este miércoles, en su último discurso ante el Parlamento, Johnson se despidió con múltiples agradecimientos y cerró su intervención diciendo “Hasta la vista, baby”, la célebre frase que al actor Arnold Schwarzenegger dijo en la película Terminator 2, de 1991, lo cual generó risas y una posterior ovación de parte de la mayoría de los legisladores conservadores.
Por su parte, la oposición laborista afirmó el miércoles que tanto Sunak como Truss son “candidatos de la continuidad”. Así lo manifestaron en una declaración firmada por el diputado Conor McGinn en nombre del partido. En el texto afirman que “tanto Liz Truss como Rishi Sunak son títeres de la administración Johnson” y son responsables por “el estado en el que se encuentra el país hoy”.
La declaración, citada por The Guardian, señala que los dos candidatos a dirigir el partido intentan “desesperadamente” distanciarse de lo que han hecho los conservadores en los últimos 12 años, “pero ambos han respaldado cada decisión, incluyendo cada uno de los 15 aumentos de impuestos de Boris Johnson”. Los laboristas concluyen que “ninguno de los dos ofrece a los trabajadores otra cosa que más de lo mismo”.