Funcionarios del gobierno iraní informaron que este martes murieron al menos tres personas durante las manifestaciones que se desarrollaron en el Kurdistán iraní, en el noroeste del país, en protesta por la muerte de Mahsa Amini, una joven de 22 años oriunda de esta región.
Las manifestaciones comenzaron el domingo en el Kurdistán y también en la capital, Teherán, luego de que se conociera la noticia de la muerte de Amini. Según recordaron medios internacionales, la joven fue arrestada por la unidad de la Policía encargada de hacer respetar el estricto código de vestimenta que rige para las mujeres en la nación iraní, en particular el uso en público del velo islámico. Esta “Policía de la moral” detuvo a Amini cuando se trasladaba junto a su familia hacia Teherán. La joven murió el viernes, tres días después de ser hospitalizada tras su detención. Según las autoridades iraníes, Amini murió por causas naturales, pero, según informaciones difundidas por activistas y la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos, su internación fue provocada por haber sido golpeada violentamente en la cabeza y contra un vehículo de la Policía por parte de los funcionarios estatales.
Este martes el gobernador del Kurdistán, Ismail Zarei Koosha, hizo referencia a tres muertes “sospechosas” durante las manifestaciones, y habló de un “complot fomentado por el enemigo”, al asegurar que una de las víctimas murió por balazo disparado por un tipo de arma distinto al usado por las fuerzas de seguridad locales, según informó la agencia iraní Fars.
La indignación masiva que generó la muerte de la joven llegó hasta los más altos niveles del gobierno islámico y por ello el representante del guía supremo Ali Jamenei en el Kurdistán fue a la casa de la familia de la mujer fallecida.
El emisario, de acuerdo a lo que informó AFP, declaró a la familia que “se tomarán medidas” y que el ayatolá Jamenei estaba “apenado” por esta muerte. “Como se lo prometí a la familia Amini, seguiré este caso hasta el final”, aseguró el funcionario.
En el exterior esta muerte también generó repercusiones. La alta comisionada interina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la jordana Nada Al Nashif, expresó el martes “su preocupación por la muerte de Mahsa Amini durante su detención y por la violenta reacción de las fuerzas de seguridad iraníes ante las manifestaciones que siguieron”. “La trágica muerte de Mahsa Amini y las denuncias de tortura y malos tratos deben ser investigadas de manera rápida, imparcial y eficaz”, agregó Al Nashif, quien está a cargo en forma interina del puesto que ocupó durante cuatro años la expresidenta chilena Michelle Bachelet.
También se refirió al caso el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, quien llamó “al gobierno iraní a poner fin a su sistemática persecución de mujeres y a permitir protestas pacíficas”.
El uso del velo en público para las mujeres es obligatorio en Irán desde 1979, cuando se impuso en el poder la Revolución Islámica que lideró el ayatolá Ruhollah Jomeini.
La vigilancia de que se cumplan efectivamente estas normas en la vía pública le corresponde a una unidad especial de Policía, conocida como “Policía de la moral”, que tiene la potestad de arrestar a las mujeres que no respeten el código de vestimenta oficial, aunque en la mayoría de los casos las mujeres que son eventualmente detenidas son puestas en libertad tras recibir una advertencia.