En las últimas elecciones, del 8 de noviembre, el Partido Republicano estadounidense logró recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes y los votos para elegir a su presidente. Pero la existencia de un ala de derecha radical en sus filas generó divisiones internas que hasta este viernes le habían impedido hacerlo.
El favorito para liderar la cámara es Kevin McCarthy, que por años estuvo al frente de la bancada republicana. Pero después de cuatro días en los que se llevaron a cabo más de una docena de votaciones para elegirlo, la oposición republicana no había logrado, al cierre de esta edición, un acuerdo al respecto. La última vez que se registró una situación como esta fue hace 100 años, en 1923, cuando hicieron falta nueve rondas de votación para elegir un presidente de la cámara.
McCarthy recibió en la mayoría de las instancias unos 200 votos de legisladores de su partido, que tiene 222, pero necesita al menos 218 para ser electo. Una veintena de congresistas cercanos al expresidente Donald Trump dividió sus votos entre otros candidatos, Byron Donalds, Jim Jordan y Kevin Hern. Mientras tanto, los demócratas votan unidos a Hakeem Jeffries, que consiguió los 212 votos del partido, también insuficientes para ser elegido.
El cargo es el tercero en importancia en Estados Unidos, después del de presidente y el de vicepresidente, y los sigue en la línea de sucesión. Quien lo ocupa se encarga de fijar buena parte de la agenda legislativa, por lo que decide qué proyectos se votan y cuándo. De ese modo, puede afectar no sólo los planes del partido sino también los del presidente estadounidense, Joe Biden.
McCarthy es un exponente de la derecha, pero los ultraderechistas que se resistieron a votarlo lo acusan de no negociar con ellos la integración de los nuevos comités legislativos ni de acordar reglas sobre el funcionamiento de la cámara. La legisladora Elise Shefank intentó que lo apoyaran argumentando que McCarthy es “profundamente conservador” y “orgulloso” de estar en contra del aborto y a favor del derecho a las armas, según citó Europa Press.
Mientras tanto, la cámara se mantuvo en pausa. La legislatura tenía que haber comenzado el martes, pero para hacerlo debe ser electo su nuevo presidente.
Los 20 congresistas que se opusieron a votar a McCarthy pertenecen al llamado Freedom Caucus, formado en 2015 por los republicanos de derecha más extrema, pertenecientes al ya desaparecido movimiento Tea Party y cercanos ahora a Trump.
La situación llegó a tal punto que el propio Trump pidió que votaran a McCarthy. “Ahora es el momento de que todos nuestros grandes miembros republicanos de la cámara voten por Kevin, cierren el trato y tomen la victoria”, dijo. “No conviertan un gran triunfo en una derrota gigante y vergonzosa. Es tiempo de celebrar. Se lo merecen”, agregó.
Una muestra de simpatía hacia Trump fue que uno de los congresistas votó por él como candidato a presidir la Cámara de Representantes, pese a que ni siquiera la integra. Sin embargo, su discurso no cambió, al menos de inmediato, el rechazo a votar a McCarthy. Según informó la agencia Efe, una de las republicanas que se oponen a ese legislador, Lauren Boebert, sugirió que Trump debería llamarlo para pedirle que abandonara su postulación.
Las tensiones se relacionan con el resultado de las elecciones de mitad de mandato del 8 de noviembre, en las que finalmente no se registró el triunfo arrasador republicano que se esperaba. Para los republicanos más moderados, un factor que jugó en contra en esa elección fue el papel de Trump, que promovió a varios candidatos de extrema derecha que terminaron por perder. Pero algunos integrantes del ala extrema del partido responsabilizan a la gestión de McCarthy como presidente de bancada, señaló la agencia Europa Press.
El dirigente ya había anunciado el martes, el primer día de votación, que no contaba con los votos suficientes y afirmó: “Probablemente tendremos una batalla en el plenario, pero la batalla es por el partido y por el país, y voy a librarla”. Culpó de la crisis a legisladores que piensan más en “cargos para ellos mismos que en el país”, y afirmó: “Esto no se trata de mí, se trata de los miembros que están resistiendo, que quieren algo para ellos mismos”, según citó CBS.
Este viernes, el legislador de Florida Matt Gaetz, uno de los aliados de Trump, dijo que McCarthy no conseguirá los votos necesarios “ni hoy, ni mañana, ni la próxima semana, ni el próximo mes”. Sin embargo, McCarthy anunció que había avances en las negociaciones para destrabar la situación y de hecho se acercó en votos al mínimo necesario. Obtuvo 214 votos en la ronda número 13, y aseguró que contaría con los votos para ser elegido en la próxima, que se celebraría anoche.
Para el presidente estadounidense, Joe Biden, lo ocurrido en la Cámara de Representantes es “vergonzoso”. El dirigente demócrata advirtió a los legisladores que “el resto del mundo lo está viendo”.
En 1869 se presentó una situación similar. En ese caso, tomó 60 votaciones y dos meses elegir al nuevo presidente de la cámara.