Después de unas primarias en las que el ultraderechista Javier Milei fue la gran sorpresa, Argentina se encamina a las elecciones del domingo 22 entre debates políticos e intentos de revertir ese resultado electoral.
Acerca de la figura de Milei, la situación que enfrenta el oficialismo y lo que se puede esperar del próximo gobierno, la diaria conversó con el politólogo e investigador argentino Iván Schuliaquer, que visitó Uruguay el miércoles para participar en la conferencia “Política y redes sociales”, organizada por la Facultad de Comunicación de la Universidad ORT.
Schuliaquer destacó el peso que tiene la situación económica en estas elecciones y señaló que Milei “tiene una forma de simplificar las cosas, de plantearlas muy rápidamente y de establecer un diagnóstico y una solución”, que “evidentemente para muchos sectores resulta creíble”. Consideró, por otra parte, que la eventual llegada al gobierno de un dirigente sin estructura partidaria puede ser “una oportunidad para quienes están merodeando el poder”, entre ellos integrantes del macrismo.
¿Qué se puede esperar de los resultados del 22 de octubre y de una posible segunda vuelta?
Es un escenario abierto, y la pregunta es si vamos a ir a segunda vuelta o no. A Milei obviamente nadie lo da por fuera de un balotaje, por lo menos. Es el único que podría llegar a ganar en primera vuelta, si llegara a existir ese escenario. Pero todavía el final está abierto y a la vez es un escenario de inestabilidad, básicamente económica.
¿Desde las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) hubo nuevos elementos que puedan haber influido en el electorado, como el debate entre candidatos?
La primera novedad que dejaron las PASO es lo que parecía el avance irrefrenable de Milei. Ese avance irrefrenable, con las semanas, no parecía tan irrefrenable. La sensación pos-PASO fue de una sorpresa electoral que tenía que ver más con lo simbólico que con los números, porque finalmente ninguno de los tres candidatos llegó a 30%, estuvieron todos muy cerca uno de otro. Pero Milei no estaba en los planes de las encuestas ni en el escenario posible de los últimos meses antes de las elecciones, si bien a principios de año las encuestas sí le daban el porcentaje que sacó. Ese efecto sorpresa sin dudas lo pudo capitalizar al principio.
Después se fueron conociendo más algunas de sus medidas y también hubo una reacción fuerte del gobierno, en la que [el candidato de Unión por la Patria y ministro de Economía] Sergio Massa se puso al frente del gobierno. Si bien ya pasaba algo así antes, Massa pasó a hacerlo mucho más decididamente, con más protagonismo, con algunas apuestas económicas. Eso me parece que lo colocó en otro lugar. En cuanto al lugar de Juntos por el Cambio, es bastante más difícil, sobre todo para [la candidata a la presidencia Patricia] Bullrich, que es una figura que quedó más descolocada con el ascenso de Milei, aunque le haya sacado sólo un punto y medio de ventaja.
Con los debates suele pasar algo, que también pasa con los medios en general, y es que circulan más los recortes que el mismo momento de lo que está sucediendo. Pero este debate tuvo mucha gente mirando en el mismo momento, y el directo puede generar otro acceso; puede haber gente que no esté tan interesada en la política y que no circule por lugares políticos pero que ahí se entere de cosas, descubra cosas. Eso siempre es una posibilidad.
Por otra parte, pareciera que en este debate no hubo un ganador, que todos hicieron lo suficiente como para sentirse ganadores. Salvo Bullrich, que después dijo que había estado engripada. Sintió que tenía que explicar su performance, que había estado por debajo de lo esperado, al menos para sus partidarios. Pero no pareció un debate en el que haya habido una gran irrupción, que vaya a sacar votos.
Aunque sí, por ejemplo, apareció la postura de Milei respecto de la dictadura. Es algo que hasta este momento no se sabía. Se escuchaba hablar sobre eso a la candidata a vicepresidenta de Milei [Victoria Villarruel], pero no había sido expresado por él mismo. Un apoyo a la dictadura, la dictadura leída como guerra, una lectura igual a la que tuvieron los propios dictadores, es algo que en Argentina no se escuchaba de una fuerza política competitiva en los últimos 40 años. Y ese discurso, casi calcado, de parte de una persona que en el mismo debate dice que los problemas de Argentina empezaron hace 40 años, cuando hace 40 años que está la democracia, y que a la vez reivindica lo que pasó en la dictadura, es algo problemático en términos democráticos. Aunque no necesariamente tiene que ser problemático en términos electorales para Milei.
¿Los votantes de Milei no lo consideran relevante?
No lo sabemos. Milei tiene una base militante pero también tiene una base de votantes. Para llegar al 30% no alcanza con los militantes de Milei. Están sus militantes y los militantes libertarios, que hacen ruido en redes, que tienen presencia, que movilizan gente, que comparten en general un cuerpo de ideas con Milei. Algunas de esas ideas les gustarán más que otras: el discurso contra la legalización del aborto, la dolarización, quemar el Banco Central o el discurso contra lo establecido políticamente. Pueden ser distintas opciones las que movilicen a esa base militante. Pero para alcanzar el 30% Milei llegó mucho más allá de esos militantes. Entonces hay que ver si este tipo de cosas molestan a sus votantes.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que las elecciones nunca son abstractas, siempre son entre opciones. Más allá de que a la gente le resulte interesante o no la propuesta de Milei, evidentemente la situación económica no ayuda. Y Milei viene hablando siempre de economía. Aunque proponga un plan que la enorme mayoría de los economistas diga que es inviable, o que además de inviable es muy poco razonable como para mejorar índices sociales y económicos en Argentina, tiene un plan, y es un plan fácil de entender para cualquiera.
Los estudios sobre desinformación muestran que durante la pandemia, para mucha gente que aceptaba teorías conspirativas y que estaba en contra de las vacunas, de la ciencia, era mucho más verosímil y mucho más entendible una teoría que decía “esto se creó en un laboratorio”, “esto lo hacen los chinos para dominar el mundo”, “este es un virus que es mentiroso y en realidad lo que quieren es instalarte un chip con una vacuna”. Les resultaba más razonable eso que lo que realmente estaba pasando, que era “mirá, el virus no sabemos del todo de dónde salió, es algo que viene de los animales y se trasladó a las personas”, “te lo podés agarrar en cualquier momento y no sabemos del todo cómo va a ser”, o “la vacuna se va a hacer, pero no te protege para siempre”. Todo el razonamiento más científico para mucha gente es menos verosímil, menos creíble, que el razonamiento de la teoría conspirativa. Creo que estamos también un poco en ese mundo.
¿En las redes sociales se puede encontrar una explicación al fenómeno Milei?
El fenómeno Milei habla de un peso comunicacional gigante, y ese peso se construyó originalmente en los medios tradicionales. Milei se hizo conocido en la televisión. En 2018, cuando era una figura no política, fue el economista que más minutos tuvo en la televisión argentina. Él empezó a generar un cuerpo de ideas en los medios que después fue irradiando y generó así comunidades de sentido en algunos esquemas quizás más libertarios, más de derecha. Por ejemplo, los que se habían movilizado en 2018 contra la legalización del aborto o grupos de jóvenes que estaban en contra de las restricciones contra la pandemia. Esos espacios encuentran en Milei un líder. Pero ya había una agenda a la que después Milei le fue poniendo componentes. De alguna forma instituyó ese movimiento, pero había algo de ese cuerpo de ideas que ya estaba circulando también en redes, y que Milei también expresaba en la tele, donde rendía bien. Tenía varios puntos de rating cuando iba a los medios y los canales lo replicaban. Pero después empezó a generar algunas comunidades en redes. En esto incidió Tiktok, que es una de las redes fundamentales de Milei, más allá del peso de algunos influencers que tienen vínculo con él.
Pensar que Milei surgió de la noche a la mañana es equivocarse, porque que hay una construcción política ahí, que es una construcción política no institucional pero que expresa a ciertos sectores que se venían reuniendo y que encuentran en él una forma de reunirse. Es cierto que ese movimiento político podría haber sacado 5% en las elecciones. Hay algo que lo masifica. No se explica por qué en varios pueblos del interior de Mendoza sacó más de 50% de los votos. Ahí no son todos jóvenes de 16 a 24 años que usan Tiktok. Hay otra cosa. Pero sin dudas en las redes sociales él encontró una forma de llegar a muchos lugares, junto con los medios tradicionales. Para mí son las dos cosas juntas.
Milei logró marcar agenda y mostrarse como el que estaba en contra de todo lo que estaba pasando. Él tiene una forma de simplificar las cosas, de plantearlas muy rápidamente y establecer un diagnóstico y una solución que es mucho más sencilla que lo que es la realidad –parte de la política pasa por simplificar lo complejo–, y que evidentemente para muchos sectores resulta creíble o verosímil o vale la pena probar.
En los últimos días de campaña se sumaron escándalos del oficialismo, en particular el caso de las dudas sobre el patrimonio y los gastos de Martín Insaurralde, exintendente y exjefe de gobierno de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué impacto puede tener esto en la elección?
Creo que es temprano para ver cómo puede afectar. Uno se puede preguntar cuánto afecta al voto peronista, cuánto afecta a los indecisos y cuánto afecta al voto ya decidido por Milei o por Bullrich. Si resultara que afecta sólo a esas sensibilidades [opositoras] no sería un gran costo. Lo que tiene de preocupante, más allá de lo que suceda en el plano nacional, es qué puede pasar en Lomas de Zamora, que es el lugar fuerte de Insaurralde, y qué puede pasar en la provincia de Buenos Aires, que son dos lugares fundamentales para el peronismo. Porque la provincia de Buenos Aires es el distrito electoral más importante de Argentina, representa cerca de 40% del electorado. A su vez, Lomas de Zamora es uno de los distritos más importantes dentro de la provincia, por lo tanto son un montón de votos.
Pero más allá de esta cuestión, hay un tema que se sabía, y no sé cuántas herramientas tiene el gobierno para enfrentarlo, que es la dificultad a la hora de controlar la inflación. A medida que se acercan las elecciones, y que no se sabe qué va a pasar después, eso genera otro grado de incertidumbre que incide en términos de voto. Hubo un montón de medidas anunciadas por el gobierno en el último mes que de alguna forma buscaban paliar parte de la inflación, y en algunos casos hasta ganarle, que también hay que ver cómo se desarrollan en estas semanas que quedan hasta la elección.
¿Con el anuncio de esas medidas Massa logró de algún modo marcar una impronta propia y separar su imagen del gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Fernández?
Yo diría que sí y que no. Recién hablábamos sobre el debate, y es impresionante que haya habido un debate de dos horas entre cinco candidatos y que nadie haya nombrado al presidente actual. Alberto Fernández es el presidente argentino y no tiene ninguna centralidad en el debate público. Parte de la estrategia de Massa pos-PASO fue decir “bueno, no sé si soy el presidente, pero al menos estos meses voy a tomar yo las decisiones”. También es parte de lo que venía pasando en el último año, con un presidente que fue dejando un montón de espacio sin ocupar y sin conducir. A la vez, Cristina también venía anunciando desde hace mucho tiempo que ella ya no iba a encabezar, ya no iba a conducir, y se quedó en un segundo plano. Massa fue el único que dijo “yo voy a capitanear, me voy a poner al frente”.
Creo que estas semanas fueron así, fueron de Massa diciendo “si voy a ser presidente voy a hacer todo esto y lo demuestro en los hechos”. Creo que tomó muy fuertemente la iniciativa, que era algo que el gobierno hacía mucho que no hacía, y en esto sí hubo un cambio importante, por lo menos hasta el debate. Ahora hay que ver, en las semanas que faltan para la elección general, cómo se acomoda el tema de la economía, ver qué pasa con el tema de Insaurralde, si es que repercute o no.
Han salido algunas encuestas que concluyen que Milei paró de crecer o que Bullrich repuntó. ¿Son creíbles esos datos? Porque las encuestas han tenido dificultades para prever el voto.
Por conocer, y por ir un poco de orilla a orilla, te diría que el trabajo de las encuestadoras en Uruguay es bastante más serio en general. Puede ser también que en Argentina haya algún tema metodológico, y que resulte más sencillo hacer encuestas en Uruguay por una mayor homogeneidad poblacional que en Argentina, que es un país con más clivajes regionales. No es que en Uruguay no los haya, sino que en Argentina son más. Las encuestas vienen de pifiarle y pifiarle. Creo que más o menos pueden mostrar tendencias, pero la hora de la verdad claramente va a ser ese domingo. Sabemos también –y acá voy a citar una encuesta– que en las elecciones PASO el 25% de la gente decía haber definido su voto en la última semana. Entonces también es probable que haya un elemento más de incertidumbre porque ninguna opción resulte del todo persuasiva para la mayoría de la gente. Por eso es muy probable que, sea quien sea quien gane, y sobre todo si hay segunda vuelta, tengamos un presidente que asuma sin demasiada luna de miel. Porque todos tienen una imagen negativa muy alta: Bullrich, Milei, Massa. Ninguno de los tres aparece como alguien que vaya a poder generar enormes consensos sólo desde su figura.
Bullrich le ha dicho a Milei que él está muy solo para gobernar, que no tiene gobernadores ni legisladores. ¿Esto es así? ¿Y puede dificultarle la tarea en caso de ser electo?
Yo creo que es parte, obviamente, de la estrategia, y a la vez es una descripción. Milei no tiene intendentes, no tiene gobernadores. Si le va muy bien, va a estar lejísimos de tener siquiera la primera minoría en Diputados o en Senadores. Por lo tanto, para gobernar debería tejer alianzas. Es posible también que si gana elija un camino más confrontativo y diga “yo quiero hacer esto, y estos otros no me dejan”. También podría funcionar. Puede ser otra forma de construir. Pero también puede ser que [el expresidente Mauricio] Macri le dé gobernabilidad. Ayer [por el martes] Macri volvió a repetir que si gana Milei, algunos proyectos en el Parlamento los podría votar con el PRO o con Juntos por el Cambio. Está todo por verse. En Argentina la llegada de una persona sin estructura, sin partido, puede ser leída también como una oportunidad para quienes están merodeando el poder y no tienen demasiada convicción partidaria, o que quizás piensan lo mismo que Milei o se sienten cercanos a Milei pero estaban en otra fuerza. Básicamente, sectores del PRO o sectores que ahora forman parte de Juntos por el Cambio, que digan “ahora el gobierno está acá, los recursos están acá”. También hay avidez de tener esos parlamentarios, esas figuras. Y ante una persona que llega muy sola, hay muchos más espacios para llenar y entonces hay mucha más posibilidad de protagonismo. Para muchos eso puede ser un gran incentivo. No me animo a decir que eso le impediría gobernar. Para nada.
Sí creo que Milei, además de todo, trae una promesa económica. Esa es una gran diferencia para mí con Donald Trump y con Jair Bolsonaro, sobre todo con Bolsonaro. Ellos llegaron más con una promesa moral que económica. Milei también tiene una promesa moral: “Yo no soy como la casta, yo soy algo nuevo, hay que hacer otra cosa”. Pero sobre todo tiene una promesa económica muy fuerte y muy radical. Entonces creo que también en el contexto económico argentino, en caso de que él después tenga que gobernar, va a tener que dar respuesta a eso, lo cual va a ser un elemento por el que gran parte de la gente que lo vota lo va a juzgar.
En ese aspecto quizás no haya demasiada paciencia con Milei, por las expectativas que generó en sus votantes.
Claro. Hay que ver. Muchas veces hay paciencia, pero ninguno de los tres candidatos va a llegar con un amplio consenso, y en una situación económica complicada eso va a generar algunas tensiones. ¿Cuál es el plazo? Es interesante que Milei, por un lado, propone ciertas soluciones muy rápidas –dolarizar, cerrar el Banco Central–, pero después, cuando habla, a veces dice “necesitamos 20 años para ser como Alemania y 35 para volver a ser la Argentina de hace un siglo”. Ese plazo está muy lejos en cualquier país, pero sin dudas está muy lejos en Argentina.