El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Padilla, informó que en la noche del domingo la embajada cubana en Washington fue objeto de un ataque con dos cócteles molotov. El hecho no generó heridas a ningún funcionario ni tampoco daños materiales de relevancia, pero de todas maneras fue repudiado por las autoridades de la isla.
En su cuenta de la red social X, el canciller Rodríguez describió el hecho como un ataque “terrorista” y acusó a los grupos anticubanos que operan en Estados Unidos que “acuden al terrorismo al sentir impunidad”.
El alto funcionario del gobierno de La Habana agregó que estos grupos son “algo sobre lo que Cuba ha alertado a autoridades estadounidenses reiteradamente”. Rodríguez también publicó cuatro fotos en las que podían verse los restos de dos cócteles molotov y un grupo de policías investigando la escena del crimen. El ataque tuvo lugar unas horas después de que el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, retornara a su país después de haber pasado una semana en Nueva York, donde asistió a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Mientras el mandatario estuvo en Estados Unidos, grupos de cubanos en Nueva York se manifestaron en contra de su visita.
Este lunes, poco después de conocida la noticia del atentado, Díaz-Canel expresó: “El odio lanzó anoche, otra vez, un ataque terrorista contra nuestra embajada en Washington [...] Lo denunciamos y esperamos acción de las autoridades norteamericanas”.
Por su parte, la embajadora cubana en Estados Unidos, Lianys Torres, afirmó que la embajada les advirtió “de inmediato” a las autoridades estadounidenses para informarles del ataque y para iniciar investigaciones. Torres agregó que la embajada les dio permiso a las autoridades estadounidenses de acceder a la embajada para tomar muestras de los cócteles molotov. Estados Unidos calificó el ataque de “inaceptable”.
Según recogió la agencia de noticias Europa Press, el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Matthew Miller, afirmó que las autoridades estadounidenses se están comunicando con los funcionarios de la embajada cubana y que Washington está “comprometida” con la seguridad de las embajadas y sus funcionarios.
El registrado este lunes fue el segundo ataque contra la embajada cubana en Washington desde su apertura en 2015, durante el gobierno de Barack Obama. En abril de 2020, Alexander Alazo Baró, un ciudadano cubano con problemas de salud mental, abrió fuego con un fusil AK-47 contra la sede diplomática y disparó 32 balas. En ese ataque no resultó herido ningún funcionario, pero las balas perforaron una estatua del líder revolucionario José Martí, rompieron una ventana y dañaron la fachada de la embajada. Después de este ataque, Ana Silvia Rodríguez Abascal, representante permanente alterna de Cuba ante la ONU, criticó a la Casa Blanca por su inacción en una carta: “El gobierno de Estados Unidos ha elegido ni condenar ni rechazar este ataque terrorista grave. Su silencio cómplice fomenta la ejecución de acciones parecidas por individuos y grupos violentos que existen en Estados Unidos”.
Poco más de un año después de este hecho, en julio de 2021, la embajada cubana en París sufrió un ataque con bombas incendiarias que causó algunos daños menores al edificio. En aquella ocasión el gobierno cubano nuevamente acusó a Washington de haber incitado la acción mediante una campaña en redes sociales.