Con el hallazgo, este domingo, del cuerpo de un niño de 11 años llegó a 12 el número de menores de edad que fueron asesinados en un ataque lanzado el sábado por la organización chiita libanesa Hezbolá contra Majdal Shams, una aldea poblada en su totalidad por drusos israelíes (ver recuadro) situada en los Altos del Golán, región en su mayor parte ocupada militarmente por Israel desde 1967, si bien a nivel internacional es reconocida como territorio sirio.
Según informaron medios israelíes, el ataque perpetrado por la facción islamista apoyada por Irán impactó al lado de una cancha de fútbol en la que los niños y los adolescentes estaban jugando.
La matanza, la más grande en Israel desde la que desencadenó la guerra con Hamas, el 7 de octubre, llevó a que este domingo el primer ministro Benjamin Netanyahu se reuniera con el gabinete de guerra para estudiar qué respuesta adoptar.
De acuerdo a lo que informó el diario israelí Haaretz, desde el Ejército se están analizando respuestas duras contra Hezbolá, pero no una que conduzca a una guerra en el norte de Israel. Entre los mandos militares existe la preocupación de que una represalia agrave la situación e influya en las posibilidades de un acuerdo para la liberación de los rehenes que se encuentran cautivos en Gaza.
Según estimaciones de los expertos israelíes en defensa, un ataque sobre Beirut, la capital libanesa, provocará una respuesta de Hezbolá y una escalada, pero de todos modos los altos funcionarios no descartan esta opción.
Numerosos actores internacionales se expresaron en las últimas horas en un intento de bajar las tensiones y moderar la respuesta israelí.
Desde la Casa Blanca se informó que continúan las conversaciones con autoridades israelíes y libanesas. La administración que encabeza el presidente Joe Biden reiteró el apoyo de Estados Unidos a la seguridad israelí y agregó que viene “trabajando en una solución diplomática que pondría fin a los ataques en la frontera entre Israel y Líbano”.
El enviado especial de la administración Biden en Líbano, Amos Hochstein, dijo que “Israel iniciará una operación extensa” sobre el territorio libanés, pero a esta versión se opuso el líder de la comunidad drusa libanesa, Walid Jumblatt, quien “le recordó a Hochstein que él es un mediador y no un propagador de amenazas israelíes”.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores libanés, Abdallah Bou Habib, advirtió que el daño a Israel y a la región será grande si estalla una guerra con Líbano, y que Israel debería “pensar profundamente” antes de atacar a su país.
En una entrevista con la cadena de noticias saudí Al Hadath, Bou Habib dijo que Hezbolá está dispuesto a retrasar sus líneas más lejos de la frontera con Israel, pero con la condición de que los ataques israelíes se detengan, y agregó que “a ninguna de las dos partes le interesa entrar en una guerra”.
Otro jerarca internacional que habló sobre el tema fue el primer mandatario francés, Emmanuel Macron, que según informó la presidencia gala habló este domingo con Netanyahu. Francia es un país que tiene estrechos vínculos a todo nivel con Líbano y es por eso que tiene un particular interés en que no haya una escalada en los combates entre Israel y Hezbolá que afecte a Líbano en su totalidad.
¿Quiénes son los drusos?
El pueblo druso es un grupo etnorreligioso esotérico compuesto por aproximadamente un millón de personas. La mayor parte de ellos viven en Siria, Líbano e Israel, pero también hay comunidades importantes en Venezuela, Estados Unidos, Canadá y Jordania.
Dos pilares de su religión, que es sincrética y sumamente cerrada, son el monoteísmo y la creencia en la reencarnación.
Aunque étnicamente son árabes, hablan esta lengua y su fe tiene origen en el islam, al que le sumaron elementos de otras religiones, los drusos no se consideran musulmanes. A diferencia de los árabes israelíes, que practican el islam, los drusos israelíes, que son aproximadamente 140.000, además de estar plenamente integrados a la sociedad israelí, forman parte de su ejército.