Tres días después de su inicio, el martes, la inesperada incursión transfronteriza de las fuerzas ucranianas en la región rusa de Kursk, en la frontera noreste de Ucrania, no muestra signos de disminuir.
Desde el inicio de la operación, en la mañana del 6 de agosto, Rusia perdió el control total de al menos 350 kilómetros cuadrados de su territorio. Se trata de una de las mayores incursiones ucranianas en territorio enemigo desde el comienzo de la guerra con la invasión rusa del 24 de febrero de 2022.
Decenas de soldados rusos fueron asesinados o tomados prisioneros y las fuerzas del Kremlin comenzaron a actuar para detener el avance de sus enemigos y evitar que los ucranianos se atrincheren.
Ante su incapacidad para reconquistar las áreas anexionadas y ahora fortificadas por Rusia en el este y sur de Ucrania (casi una quinta parte del país), particularmente en la zona del Donbás, donde el predominio ruso sigue siendo abrumador, la estrategia ucraniana desplegada en Kursk apuesta por atacar con rápidas incursiones terrestres apoyadas por drones las zonas de la frontera rusa menos protegidas y abrir brechas en territorio enemigo que obliguen a Moscú a replegar tropas de otros puntos del frente.
Un asesor anónimo del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, dijo a The Washington Post que las fuerzas de Kiev tomaron el control de una estación de medición de gas en la ciudad rusa de Sudzha, donde el gas ruso fluye hacia Europa a través de Ucrania.
Algunos blogueros militares rusos informaron anteriormente sobre la captura de la estación de medición, informó The Moscow Times. Tanto la gigante energética rusa Gazprom como el operador de tránsito de gas de Ucrania dijeron que los envíos de energía continuarían pasando por el territorio ucraniano a pesar de los enfrentamientos fronterizos.
Fue en este contexto que el presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a Ucrania de una “provocación a gran escala”, mientras que sus funcionarios dicen que están luchando para repeler las incursiones transfronterizas.
En un discurso pronunciado en Moscú que fue consignado por la cadena Sky News, Putin acusó a las fuerzas ucranianas de “bombardear de manera indiscriminada edificios civiles, casas residenciales y ambulancias con diferentes tipos de armas” en el óblast (provincia) de Kursk, en el suroeste de Rusia.
Los funcionarios ucranianos del gobierno que encabeza Zelenski no hicieron comentarios sobre las afirmaciones de Rusia, pero las autoridades de la región de Sumy, en el noreste de Ucrania, al otro lado de la frontera con Kursk, anunciaron la evacuación de unas 6.000 personas, sin brindar más detalles al respecto.
El Ministerio de Defensa de Rusia dijo el miércoles que sus tropas militares y de la guardia fronteriza “continúan destruyendo unidades militares ucranianas en las zonas a lo largo de la frontera en la región de Kursk”.
En el comunicado del ejército del Kremlin se informó que se habían destruido 50 vehículos blindados, incluidos siete tanques, ocho vehículos blindados de transporte de tropas, tres vehículos de combate de infantería y 31 vehículos blindados de combate en la zona.
El ministerio dijo que las fuerzas de Moscú respaldadas por artillería y aviones de combate “no permitieron que el enemigo avanzara más profundamente” en territorio ruso.
Sin embargo, este jueves un alto funcionario militar ruso confirmó por primera vez que varios de sus combatientes murieron en enfrentamientos recientes en la región de Kursk, aunque no reveló el número exacto de esas víctimas.
El mayor general Apti Alaudinov, subdirector de la Dirección Principal Político-Militar del Ministerio de Defensa ruso, dijo que las fuerzas ucranianas habían avanzado unos diez kilómetros en la región de Kursk.
“Algunos muchachos murieron, sí, eso pasó. El enemigo entró en varias zonas pobladas”, dijo Alaudinov, y señaló que las fuerzas ucranianas pudieron capturar estos lugares debido a la falta de “mano de obra, equipo y recursos”.
El Ministerio de Defensa ruso aún no se ha pronunciado oficialmente sobre las pérdidas reportadas en la región de Kursk.