La Casa Blanca publicó este jueves una orden ejecutiva que elimina los aranceles estadounidenses del 40% sobre algunos productos agrícolas brasileños.
La decisión adoptada por la administración que lidera el presidente Donald Trump estipula la eliminación de los impuestos adicionales que pesaban sobre la carne de vacuna fresca, refrigerada o congelada, los productos de cacao y café, algunas frutas y verduras, frutos secos y los fertilizantes.
El viernes pasado, el gobierno estadounidense ya había anunciado la eliminación de los aranceles globales del 10%, pero algunos productos brasileños aún estaban sujetos a un arancel del 40%, de acuerdo a lo que recordó el portal Metrópoles.
Según el texto publicado este jueves, la Casa Blanca considera que se consiguieron “avances iniciales” en las negociaciones llevadas a cabo tras la conversación telefónica entre Trump y el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva el 6 de octubre.
El diálogo allanó el camino para una revisión de la medida punitiva, adoptada bajo la justificación de que las políticas del gobierno brasileño representaban una “amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad y los intereses económicos de Estados Unidos.
La orden, firmada por el presidente Trump, es válida para los productos que ingresaron al territorio estadounidense a partir del 13 de noviembre.
La lista detallada incluye una amplia gama de minerales (hierro, estaño, carbón, lignito, turba, alquitrán), aceites minerales (petróleo, crudo, combustibles) y numerosos artículos relacionados con piezas para la fabricación de aviones.
Los sectores que siguen sujetos al arancel adicional del 40% son aquellos cuyos productos no figuran en la extensa lista de exclusiones, como maquinaria e implementos agrícolas, vehículos y autopartes, acero y productos siderúrgicos, productos químicos específicos, textiles y calzado.
La decisión representa un importante gesto político: el sector agroindustrial brasileño, directamente afectado por el aumento arancelario, venía presionando al gobierno de Lula da Silva para que adoptara una postura diplomática más contundente.
En todo momento desde que Trump lanzó la guerra arancelaria, el mandatario de 80 años reafirmó la soberanía de su país y se mostró abierto a negociar, que fue lo que terminó sucediendo.
Desde julio hasta ahora, numerosos funcionarios del gobierno brasileño viajaron a Washington, incluyendo al canciller, Mauro Viera, que se reunió hace pocos días con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio.
A pesar de la flexibilización, el gobierno de Trump reafirma que el estado de emergencia sigue vigente. Es decir, los aranceles adicionales continúan aplicándose a la mayoría de los productos originalmente incluidos.
La orden también autoriza nuevos ajustes arancelarios si el Departamento de Estado concluye que Brasil no cumple con los requisitos estadounidenses.
Todas las agencias de comercio y seguridad involucradas en el caso –incluidos el Departamento del Tesoro, el Departamento de Comercio, el Departamento de Seguridad Nacional, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos y el Consejo de Seguridad Nacional– conservan la facultad de supervisar y recomendar nuevas medidas.