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La favela de São Carlos se refleja en las ventanas de un edificio en Río de Janeiro, Brasil, el 3 de marzo.

Foto: Pablo Porciúncula, AFP

Vendí el iris, ¿y ahora?

6 minutos de lectura
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Deudas. Deseo de invertir en criptomonedas. Tener dinero extra. Jóvenes de la periferia paulista cuentan por qué pusieron a disposición de una multinacional datos personales y únicos. A pesar de las prohibiciones judiciales, al menos 400.000 brasileños ya vendieron sus imágenes.

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¿Vender el iris? ¿Biometría ocular? Estos términos fueron poco comunes hasta principios de 2025, cuando se convirtieron en un tema entre amigos, familiares y, especialmente, en las redes sociales.

Cientos de publicaciones y videos comenzaron a invitar a los internautas a escanear sus iris a cambio de alrededor de 600 reales en criptomonedas. En apenas unos meses, al menos 400.000 paulistas aceptaron poner a disposición estos datos, considerados los más personales y seguros en materia de identificación.

“Lo vi como una oportunidad para empezar a invertir en criptomonedas, Worldcoin”, dice Débora*, de 51 años, residente en Vila Alpina, en la zona este de San Pablo. Realizó la venta acompañada de su hijo Bruno, de 26 años, y dice sentirse bien recibida por los funcionarios. El proceso no duró más que unos pocos minutos.

Quien compró los iris de Débora y Bruno fue la empresa Tools for Humanity, que gestiona el proyecto World ID en Brasil, con la propuesta declarada de crear una base de datos global y hacer un estudio para mejorar las tecnologías para la seguridad digital y biométrica de las personas.

“No creo que sea ‘tabú’ escanear tu iris. Los bancos y los sistemas de autenticación de teléfonos móviles cuentan con reconocimiento facial y de iris. Cuando me atendieron dijeron que usaban el iris porque la huella se podía engañar”, dice Bruno.

Sin embargo, el verdadero interés del joven también era invertir en criptomonedas. “Ya tenía otras billeteras digitales. Puedes dejar el dinero rindiendo sin retirarlo”. Porque retirar el dinero no es tan sencillo: los retiros desde la aplicación controlada por Worldcoin se pagan a plazos. En cada aniversario mensual del día de cobro, es posible retirar criptomonedas.

“Hoy tenemos una población cada vez más envejecida, un país con problemas socioeconómicos. [Este proyecto] es un riesgo para las personas con menores ingresos, que podrían convertirse en rehenes de una empresa que tiene datos únicos que necesitarán en el futuro”, señala el profesor del departamento de Ingeniería de la Información de la Universidad Federal del ABC (UFABC) Mário Gazziro.

Pero ¿qué pasa realmente con estos datos? ¿Es seguro el proceso legal? ¿Está garantizado el pago? Agência Mural visitó los puntos de venta y acompañó a los jóvenes de la periferia que decidieron vender sus iris para comprender el porqué de la decisión y lo que sucede después de la venta.

No es tan cool

La tienda World ID en el shopping Largo Treze, en Santo Amaro, al sur de San Pablo, es bastante discreta. No hay ningún logotipo ni una identificación clara de lo que es, sólo la pintura negra que cubre la fachada. Pero las ventanas estaban abiertas y dejaban al descubierto los escáneres, que parecen bolas de cristal con un toque de ciencia ficción.

En el mostrador, algunos empleados esperaban movimiento. No pasó mucho tiempo: el lugar, que parecía un tanto misterioso, pronto acogió a los primeros clientes, que hablaron con los empleados a través de sus teléfonos móviles.

Fueron invitados a ver un video y descargar la aplicación de la empresa. Poco después, se les indicó que se posicionaran frente al globo metálico y, en unos segundos, se hizo: se escaneó el iris y el crédito estuvo disponible en criptomonedas.

Apenas cuatro días después de visitar la tienda, el 11 de febrero, la empresa Tools for Humanity recibió de la Autoridad Nacional de Protección de Datos (ANPD) una medida preventiva que prohíbe cualquier compensación económica por la recogida de iris, por ser una práctica que no se ajusta a la Ley General de Protección de Datos (LGPD). World ID intentó apelar la decisión, sin éxito. Tras la prohibición, varios usuarios de la aplicación World ID, que daba acceso a criptomonedas, informaron que comenzaron a tener dificultades para utilizar los servicios de la empresa e incluso para retirar su dinero, según informó el portal de noticias G1.

Los usuarios no pudieron retirar dinero, consultar su saldo ni acceder a los menús de la aplicación. Todas las fuentes escuchadas en este informe informaron problemas similares.

“Por el dinero”

La LGPD considera el iris un dato personal extremadamente sensible. Si bien las huellas dactilares pueden tener errores e incluso copiarse, el iris es la forma más fiel y segura de identificar a una persona. Por tanto, según la ley, para realizar el reconocimiento sería necesario un consentimiento más informado y seguro. Además, cualquier tipo de investigación que implique la recopilación de datos únicos debe ir acompañada de un término ético de “consentimiento libre e informado” y debe ser completamente voluntaria, sin compensación económica alguna.

Cuando se le preguntó, World ID informó que la colección de iris tiene como objetivo ayudar a las personas a diferenciar las interacciones humanas reales de la inteligencia artificial, “además de aumentar el acceso a la economía digital global”.

“Es como dice esa famosa frase: cuando la limosna es grande, hasta el santo desconfía”, dice el profesor Gazziro. Después de todo, ¿por qué alguien pagaría por datos si no fueran extremadamente importantes?

Gisele incluso lo pensó, pero se sintió segura para llevar adelante el procedimiento. Llegó al centro comercial de Interlagos con sus dos hijas pequeñas y fue directamente a la tienda World ID decidida a vender su iris. ¿Por qué?

“La verdad es que la mayoría de la gente está de acuerdo por el dinero. Ya conocía el proyecto, había investigado sobre seguridad y me dieron seguridad en el servicio, por eso decidí participar”, dice.

Everaldo llegó solo. “Mientras hablaba con el equipo [de asistentes], me sentí seguro durante todo el proceso”, explica. Descargó la aplicación de la empresa momentos antes de realizar el trámite. ¿El principal interés? Recibir la cantidad ofrecida por World ID en criptomonedas, que considera “podría ser un poco más”.

Días después de estas entrevistas, tanto Everaldo como Gisele y Débora enfrentaron dificultades para utilizar la aplicación World ID enseguida de que la ANPD la bloqueara.

“Me negué inmediatamente”

Era un viernes de febrero por la mañana cuando la periodista Isabela do Carmo, corresponsal de Agência Mural en Heliópolis, entró en una tienda de World ID muy cerca de su casa, en una de las favelas más grandes de San Pablo. Le llamó la atención el ambiente silencioso y vacío.

“Antes de que pudiera siquiera articular mis dudas, me llevaron, sin muchas explicaciones, a una pequeña habitación. Allí, uno de los empleados se disponía a acercarme a la máquina que tomaría una foto de mi iris y yo inmediatamente me negué”, relata. “Comenzó a explicar que la idea era recopilar datos para ‘mejorar la tecnología en el futuro’”.

Escéptica, Isabela preguntó sobre el pago. “El empleado respondió con la misma serenidad que el valor de las ‘worldcoins’ variaba de persona a persona, dependiendo de los criterios internos de la empresa. Según él, los pagos se realizaban días después de la venta y el importe podía canjearse en las tiendas asociadas”.

Al salir, intentó hablar con una mujer de aproximadamente 60 años, también de Heliópolis, quien accedió a someterse al procedimiento.

“Dijo que había ido allí únicamente para recibir el pago prometido, pero que no tenía idea de lo que realmente hacía la empresa y mucho menos de qué era la inteligencia artificial. Su única preocupación era tener ingresos extra”.

Pero ¿cuáles son los riesgos reales?

La seguridad y practicidad de utilizar su iris como forma de identificación y contraseña debe ser parte del futuro cercano, sobre todo porque garantiza una mayor seguridad en estos procesos. Por tanto, la tecnología debe estar cada vez más presente en el día a día, ya sea para acceder al banco y otras aplicaciones como para entrar en edificios y empresas. Y es por eso que estos datos son tan importantes.

“En Japón, esta tecnología ya existe y ayuda a muchas personas mayores, especialmente aquellas con enfermedades degenerativas, como el alzhéimer”, dice el profesor Gazziro, de la UFABC. “El iris se puede utilizar, por ejemplo, para mejorar las técnicas de autenticación de contraseñas bancarias. Estos datos cada vez más específicos y únicos también se pueden utilizar para mejorar aún más las técnicas de publicidad personalizada”.

Y ahí es donde radica el problema: los posibles riesgos que implica la venta de iris no están claros. Un punto que deja lugar a la inseguridad es que no se sabe si los datos vendidos pasan a ser anónimos o quedan vinculados a datos de otras personas, lo que permite localizar al propietario del iris.

Esta es una práctica común en la investigación: cualquiera que recopile datos confidenciales debe asegurarse de que sólo se utilice información que no exponga a los participantes. Para el profesor Gazziro, lo más ético sería que World ID garantizara que los escáneres no retengan información única sobre los ojos de ninguno de los más de 400.000 brasileños que participaron en el proyecto.

Cuando se le preguntó, la empresa informó por correo electrónico que “no almacena ningún dato personal, incluidos los datos del iris, y los titulares verificados de World ID son anónimos”. Según la nota, la tecnología de World ID permite verificar “la humanidad, no la identidad”, al tiempo que “preserva la privacidad y la seguridad” de los participantes y facilita su participación en la “economía digital”.

“¡Imagínese dentro de diez años, cuando estemos usando el iris para abrir aplicaciones bancarias y alguien tenga estos datos únicos suyos! No es posible evaluar el software detrás del equipo [que escanea el iris]. Viene todo sellado”, advierte el profesor Gazziro.

También existen riesgos de filtración de datos de la empresa. “Si incluso Serasa, que es una empresa que maneja información bancaria y crediticia de todo un país y que invierte en seguridad digital, puede tener una filtración de datos, entonces imaginen otras empresas”, alerta.

World ID y Tools for Humanity también trabajaron en otros países que tienen legislación similar a la LGPD brasileña, como España, Portugal, Corea del Sur y Argentina, y también encontraron dificultades para operar.

¿Cómo garantizar una mayor seguridad para sus datos?

  1. Es fundamental saber con qué finalidad y con quién se compartirán sus datos, especialmente si participa en algún tipo de proyecto similar a World ID.
  2. ¡Manténgase consciente de los riesgos! El más común es la fuga de datos.
  3. No hay almuerzos gratis: si una encuesta paga por sus datos, es porque son muy valiosos.

Artur Ferreira e Isabela do Carmo, de Agência Mural. (*) Todos los nombres fueron cambiados para preservar el anonimato de los entrevistados. Este artículo fue publicado por Outras Palavras.

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