En un contacto con medios de prensa luego de presidir la misa por la celebración de la Pascua, el arzobispo de la ciudad de San Salvador, José Luis Escobar, le pidió al presidente Nayib Bukele que no convierta al país en “una gran cárcel internacional”, en referencia al acuerdo al que el gobierno salvadoreño llegó con el de Donald Trump para permitir el ingreso al país de presuntos delincuentes deportados desde Estados Unidos.
“Nos preocupa el hecho de que El Salvador reciba presos de otros países, ya sea porque han cometido grandes crímenes o sean migrantes indocumentados. Les pedimos a nuestras autoridades que no permitan que se convierta nuestro país en una gran cárcel internacional”, expresó Escobar en la catedral metropolitana de la capital salvadoreña, el principal templo católico del país centroamericano. “A ningún país le conviene ser cárcel de otros países o de otro país. Pedimos al gobierno que no se permita eso”, agregó el líder religioso, de acuerdo a lo que consignó Associated Press.
En su conferencia de prensa, el arzobispo dijo no saber los motivos del gobierno de Bukele para permitir que migrantes, entre ellos presuntos criminales, sean trasladados al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la gran cárcel construida por el gobierno para albergar en ella a pandilleros y presuntos integrantes de estas organizaciones delictivas. “Posiblemente sea queriendo un mejor trato para los migrantes nuestros que están allá [en Estados Unidos]; posiblemente, no sé las causas, pero el hecho es que no conviene”, manifestó.
Escobar también se refirió al caso del salvadoreño Kilmar Ábrego García, quien fue deportado por error según reconoció la justicia de Estados Unidos, pero pese a ello Bukele lo calificó de “terrorista” y dijo que no iba a permitir su liberación. El religioso solicitó que en el caso de Ábrego García “se haga un tratamiento conforme a la ley y a la justicia, para que se juzgue como se debe juzgar. Que la ley opere”.
Tras un acuerdo con el gobierno de Bukele, desde el 15 de marzo, Estados Unidos envió tres vuelos a El Salvador con presuntos integrantes de la organización criminal Tren de Aragua y migrantes venezolanos, así como salvadoreños señalados de pertenecer a la pandilla Mara Salvatrucha.
Los deportados, que son cerca de 300, incluido Ábrego García, fueron internados inicialmente en el Cecot y no se tiene información sobre su situación, ya que en dicho centro penitenciario no se permiten visitas prácticamente en ningún caso.
La Corte Suprema de Estados Unidos ya ordenó al gobierno del presidente Trump que active el retorno de Ábrego García a territorio estadounidense, pero hasta el momento ninguna gestión dio resultado, incluida la reciente visita del senador demócrata Chris Van Hollen, que llegó al país para presionar la liberación del salvadoreño.
El legislador intentó ingresar al Cecot, pero no lo consiguió. Sin embargo, más tarde logró reunirse con Ábrego García en un restaurante de un hotel de la capital salvadoreña, una reunión cuyos detalles no están claros.
El presidente Bukele publicó imágenes del encuentro de Van Hollen con Ábrego García el jueves y dijo que el prisionero “tiene el honor de permanecer bajo la custodia de El Salvador”.
En la reunión, el prisionero le informó al senador que desde hace varios días fue trasladado desde el Cecot a otra cárcel de menor seguridad en la ciudad de Santa Ana, la segunda localidad más grande del país.
Además de Van Hollen, otros legisladores demócratas estadounidenses manifestaron que viajarán a El Salvador para lograr la liberación de Ábrego García, pero la postura de Washington y San Salvador viene siendo invariable. De hecho, el viernes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que Ábrego García “nunca volverá a vivir en Estados Unidos”.