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Singha Durbar, el principal edificio administrativo del gobierno, en Katmandú, el 9 de setiembre, en Nepal.

Foto: Anup Ojha, AFP

El primer ministro de Nepal dimite tras las protestas de la generación Z contra el veto a las redes sociales

3 minutos de lectura
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KP Sharma Oli renunció tras un levantamiento juvenil de 24 horas que provocó el colapso de su gobierno, la quema del Parlamento y se cobró al menos 25 vidas, incluida la de la mujer del ex primer ministro, cuya vivienda ardió.

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El primer ministro de Nepal, KP Sharma Oli, presentó su dimisión este martes tras un levantamiento juvenil de 24 horas que provocó el colapso de su gobierno, una revuelta que se ha cobrado la vida de al menos 25 personas en la represión más violenta de la historia democrática reciente del país. Sin embargo, la renuncia de Oli no ha calmado la situación en las calles, y las protestas han continuado en la capital incluso después de conocerse la noticia.

La chispa de las protestas fue la prohibición de 26 plataformas de redes sociales, entre ellas Facebook, Youtube y X, por no cumplir con una nueva ley local. Oli defendió la medida declarando que “la independencia de la nación es más importante que la pérdida de empleos”.

Sin embargo, para los jóvenes nepalíes la decisión fue un ataque a su libertad de expresión, a la comunicación y a sus pequeños negocios.

El combustible de fondo era la frustración con la corrupción endémica. En las semanas previas, videos virales en Tik Tok contrastaban los lujosos estilos de vida de los hijos de los políticos con las dificultades del nepalí medio. Las protestas han sido bautizadas como protestas de la Generación Z, porque son protagonizadas por miles de jóvenes nepalíes de entre 15 y 28 años, que han utilizado las redes sociales como principal canal de organización y crítica al gobierno.

Los manifestantes queman el Parlamento y las casas del primer ministro dimitido y de otros políticos

Las protestas callejeras comenzaron el lunes, cuando miles de jóvenes se manifestaron en la capital. Tras la ruptura de varias barricadas policiales, la respuesta de las autoridades escaló del uso de cañones de agua y gases lacrimógenos al fuego con munición real.

Este martes, cientos de manifestantes irrumpieron e incendiaron el Parlamento de Nepal, en una escalada de la crisis. Imágenes de medios locales mostraron densas columnas de humo negro que salían del complejo parlamentario, mientras el Ejército, desplegado en la zona, permanecía pasivo sin intervenir para detener el asalto ni para sofocar el fuego.

Las turbas también prendieron fuego otros edificios oficiales, entre ellos la Oficina de la Presidencia y la sede del Tribunal Supremo, además de atacar medios de comunicación, incluido el complejo de Kantipur, el grupo de prensa más importante de Nepal.

La violencia de la jornada se extendió por toda la capital, convertida en escenario de ataques sistemáticos contra dirigentes y sus familias.

La residencia privada del recién dimitido Oli fue incendiada, mientras otros líderes de alto nivel, como el ex primer ministro Sher Bahadur Deuba, fueron agredidos en sus viviendas. Su esposa, Arzu Rana Deuba, ministra de Exteriores, también resultó atacada, en un episodio captado en imágenes que circulan ampliamente en redes sociales.

Por su parte, Rajyalaxmi Chitrakar, esposa del ex primer ministro nepalí Jhalanath Khanal, murió tras sufrir graves quemaduras cuando manifestantes incendiaron su vivienda en Katmandú con ella dentro, según confirmaron a Efe fuentes hospitalarias. Chitrakar fue trasladada en estado crítico al Hospital de Quemados de Kirtipur, pero falleció a causa de sus heridas durante el tratamiento.

Otros ex primeros ministros y figuras políticas vieron igualmente sus casas asaltadas y destruidas por las llamas, en lo que analistas locales describen como una persecución directa contra la élite política del país.

El gobierno revoca la prohibición de las redes sociales, pero la violencia sigue

El levantamiento se extendió por todo el país y dejó un saldo de al menos 25 muertos y más de 347 heridos, según datos hospitalarios recopilados por Efe. La cifra de fallecidos en un solo día es superior a las víctimas registradas en los movimientos democráticos de Nepal de 1990 y 2006.

El gobierno revocó la prohibición de las redes sociales, pero la violencia continuó. Multitudes han desafiado los toques de queda.

Como consecuencia de los disturbios, el tráfico aéreo quedó paralizado. El gerente general del aeropuerto de Katmandú, Hansa Raj Pandey, confirmó a Efe la suspensión de vuelos internacionales y nacionales por razones de seguridad.

La crisis en el gabinete se ha agudizado con la dimisión de los ministros de Interior, Agricultura y Sanidad. A esto se suma el abandono de la coalición por parte de 21 diputados del Partido Rastriya Swatantra. Simultáneamente, la oposición exige la renuncia de Oli, al que considera “moralmente responsable” de las muertes.

Naciones Unidas y Amnistía Internacional han condenado la represión y exigen una investigación independiente.

La dimisión pone fin al cuarto mandato de Oli, una de las figuras más dominantes y controvertidas de la política nepalí.

Veterano político forjado en la lucha contra la monarquía, por la que pasó 14 años en prisión, Oli se hizo conocido por su estilo de confrontación y su habilidad para sobrevivir a constantes crisis parlamentarias, aunque finalmente ha sido un levantamiento en las calles lo que ha forzado su caída.

Esta nota se publicó originalmente en elDiario.es.

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