El 30 de octubre del año pasado, Pablo Álvarez fue designado por la Mesa Política del Frente Amplio (FA) como presidente de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales de la fuerza política (Carifa), con el objetivo de “darle continuidad” y “pensamiento” al trabajo del grupo. A poco más de un año de esa designación, Álvarez evalúa lo hecho, traza caminos hacia el futuro y destaca cómo es visto el FA en la región, especialmente luego de la derrota de 2019, el proceso de reorganización y autocrítica, y la victoria en las presidenciales de noviembre.
El objetivo central de su gestión, dijo Álvarez a la diaria, fue “fortalecer el funcionamiento” de la comisión para que “sea más útil al Frente Amplio”. La Carifa surgió como una comisión asesora de la dirigencia frenteamplista, por lo que por sí misma no se expresa. En ese intento de reforzar su tarea, el dirigente necesitó consolidar “grupos de trabajo” algo más técnicos, en tanto la comisión funcionaba con grupos de “delegados políticos”. “Nos parecía importante, además de tener una mirada política, tener técnicos para seguir determinados temas”, valoró.
“La comisión debe facilitarle al FA la incorporación de los temas internacionales en sus análisis, no sólo a las direcciones, sino en toda la estructura: producir informes que vayan siguiendo la actualidad de la región como aportes a la discusión. Ese es uno de los temas centrales, que el FA esté en mejores condiciones en la discusión, y no que cada vez que hay un problema en los que el FA se ve obligado a expresarse se comience a discutir”, aclaró.
Otro de los temas que impulsó Álvarez es el fortalecimiento del relacionamiento con otras organizaciones políticas de la región. “El FA precisa de ese vínculo, tejerlos en nombres del FA es una tarea importante”, señaló, y contó que, en esa dirección, uno de los primeros pasos fue contactar con el Partido de los Trabajadores (PT), de Brasil, una “organización importante y cercana” para el FA. Como resultado de ese contacto, Gleisi Hoffmann, presidenta del PT, visitó Uruguay en febrero de este año para las celebraciones del aniversario del FA.
Todo este marco de trabajo impulsa una meta general, que es “poner en perspectiva” al Frente en el exterior. Mostrar, de alguna manera, el “valor de la unidad en sentido estratégico” y transmitirles a diferentes organizaciones políticas de la región y el mundo la “profundidad del proceso y la complejidad” de lo hecho desde la derrota electoral en noviembre de 2019.
“No se trató sólo de poner gente alrededor de la mesa”, dice Álvarez al explicar lo que el FA hizo desde que perdió la Presidencia hasta que volvió al poder en tan sólo cuatro años. La experiencia de “El FA te escucha” y de otras formas de trabajo fueron de los temas centrales en la visita durante el último período electoral de delegaciones de “acompañadores” de diferentes partidos políticos de la región y el mundo.
“Nos acompañaron en el proceso electoral. Se asombraban que personas de diferentes partidos se saludaran y compartieran un mate, y se asombraron por el funcionamiento de los comités de base, de cómo la militancia sostiene los espacios en el territorio”, explicó, recordando esa experiencia.
Consultado sobre cómo es vista para estas personas la experiencia frenteamplista, Álvarez dijo que “buena parte” de estos visitantes regresaron a sus países “para recoger y escribir” sobre este proceso. “Es de interés y lo hemos visto, porque muchos destacan la importancia de la organización del FA en esta victoria que nos interesaba compartir”.
La militancia uruguaya “merece ser conocida y valorada, merece ser visible y merece ser monitoreada”
“No solamente desde Argentina, sino que desde Chile, Colombia, Perú, Ecuador, Portugal se iban con la misma impresión y escucha activa”, evaluó Álvarez, y valoró el trabajo realizado desde 2019. “Pocas cosas duelen tanto como una piña en la cara. No se puede entrar en negación, pero se llegó a un nivel de autocrítica y se comenzó un proceso para solucionar lo que habíamos identificado. 'El FA te escucha' fue resolviendo esa discusión de acercarnos a la gente”, enfatizó.
“Ese recorrido parece simple pero no lo es. Fue de interés de todos asumir de frente las derrotas, que además son huérfanas. Las derrotas no enseñan que si uno no está dispuesto a aprender, no se aprende. Las izquierdas deben asumir los riesgos que hoy enfrentan ante las nuevas derechas”, resaltó.
Raúl Bittel, del Partido Justicialista argentino y parlamentario del Mercosur, fue uno de los que acompañó la elección uruguaya. A su regreso escribió un artículo titulado “Uruguay, el Frente Amplio y una lección para América Latina”, en el que destaca un “proceso electoral ejemplar”, debido a la “transparencia” y el “profundo respeto institucional y diálogo entre actores políticos”.
“Uruguay nos enseña que la fortaleza de una democracia no radica sólo en ganar elecciones, sino en gobernar con instituciones sólidas, en promover el diálogo entre sectores diversos y en mantener un compromiso genuino con la ciudadanía”, escribió.
En Portugal, en tanto, María Manuel Rola, exdiputada portuguesa y líder del Bloque de Izquierda, escribía: “Para llegar hasta aquí, en 2019, sin las luchas internas que la izquierda conoce bien, el Frente Amplio lanzó -después de una reflexión sobre el liderazgo nacional- un proceso de movilización interna de redacción programática con más de 30 temas, y reunió a expertos, pero también a sus comités de base, a esta discusión. Este proceso dio como resultado un programa y al mismo tiempo el Frente Amplio lanzó una campaña para aumentar el número de comités hasta llegar a cerca de 500. También lo logró”.
Para la dirigenta portuguesa, la militancia, organización y movilización política de Uruguay es “efectivamente ejemplar” y “merece ser conocida y valorada, merece ser visible y merece ser monitoreada”.