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Silvana Pissano.

Foto: Gianni Schiaffarino

Silvana Pissano, precandidata a la IM por el FA: “Hay que promover una movilidad activa, que incluya un menor uso del automóvil”

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La alcaldesa del Municipio B plantea una gestión municipal en la que haya “un cambio profundo” en la limpieza y considera que “sería maravilloso” que el Club de Golf fuese un parque público abierto.

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La precandidatura a la Intendencia de Montevideo (IM) de Silvana Pissano, alcaldesa del Municipio B, fue la última en presentarse dentro del Frente Amplio (FA). Su sector, Casa Grande, afirmó en un comunicado que Pissano “ha mostrado que es posible transformar desde la comunidad”. Arquitecta por la Universidad de la República, Pissano fue coordinadora del Plan Nacional de Relocalizaciones (2010-2015) y directora de Desarrollo Urbano de la IM (2015-2020). Trabajó, por ejemplo, en la relocalización de las familias que vivían en el asentamiento Isla Gaspar, hoy reconvertido en el parque público Idea Vilariño.

En entrevista con la diaria, Pissano plantea un gobierno departamental en el que la prioridad esté en mejorar la infraestructura urbana de los barrios periféricos, en el que haya “un cambio profundo” en la recolección de basura y en el que se promueva “una movilidad activa”, con “un menor uso del automóvil”. En términos generales, propone una gestión municipal en la que “lo público siempre esté por sobre lo privado”, y grafica así su postura filosófica: “En mi epitafio quiero que pongan: ‘Lo público por sobre lo privado y lo colectivo por sobre lo individual’”.

¿Qué diferencial tiene tu precandidatura a la IM?

Casa Grande es un sector feminista que viene aportando al proyecto de Montevideo desde distintos ámbitos. Siempre hemos estado muy preocupados por esa segregación socioterritorial que se expresa en Montevideo y que tiene repercusiones, evidentemente, en la calidad de vida de las personas. Siempre hemos estado atravesados por dos grandes dimensiones. Una es que somos feministas, y eso implica deconstruir la realidad para volverla a ver con esos lentes violetas que las feministas vemos todo y que tiene su expresión en el territorio. La otra es una dimensión, que está y tiene que estar presente siempre en las políticas territoriales, que es el cuidado del ambiente; creo que ese es el gran desafío que hoy tienen todas las ciudades del mundo.

Hemos tratado siempre de expresar el violeta, el verde, y también el rojo, porque nosotros y nosotras estamos en la política porque creemos en la justicia social, en la redistribución y en que cada vez más todos y todas puedan tener un acceso igualitario al desarrollo, la vida, el disfrute, la cultura, la salud, en condiciones de igualdad, y en eso Montevideo tiene mucho que ver.

¿Ninguna de las otras precandidaturas del FA representa fielmente eso?

No digo que no lo representen, creo que las particularidades de cada uno hace que pongan determinados énfasis. Yo creo que mi particularidad, si se quiere, o mi diferencial, es la legitimidad de que esas dos dimensiones están en la gestión que he llevado adelante.

¿Por ejemplo?

Como directora de Desarrollo Urbano implementamos una normativa y un trabajo participativo con las empresas y con los municipios para sacar del cuidado de los espacios públicos el uso del glifosato. Fue una señal muy importante, que terminó siendo una norma aprobada por el legislativo departamental. Con el tema feminista también es lo mismo. Hemos implementado proyectos como el reconocimiento y la visibilidad de las mujeres que formaron parte de la historia de Montevideo, como el programa Mujeres con Calle, para nombrar más calles en el nomenclátor de Montevideo con mujeres, que siempre están invisibilizadas, o como la plaza Las Pioneras, que fue una apuesta a esa visibilización. Y como parte de esa perspectiva que no es solamente verde y violeta, sino que también es roja, puedo dar fe de que siempre he tratado de tener una redistribución de los presupuestos que forman parte del paraguas del derecho a la ciudad en las zonas donde más se necesitan y en las poblaciones que más lo necesitan.

¿Qué evaluación hacés del sistema actual de recolección de basura?

Creo que estamos en un momento en el que se necesita un cambio profundo en una parte de los instrumentos que ya se están implementando, hay que trabajar muchísimo en lo preventivo y para eso hay que involucrar desde el punto de vista participativo a toda la población y los distintos actores para hacer una transformación cultural en la cual todos seamos responsables de lo que consumimos y de cómo desechamos esos residuos y de la posibilidad inclusive de separar en cada una de nuestras casas y hacer una clasificación como corresponde. Creo que en eso estamos muy muy atrasados.

Como segundo paso, y paralelamente, en este momento se están implementando algunas medidas vinculadas al aumento de la frecuencia de la recolección que van a tener una repercusión positiva. Pero también hay que instrumentar nuevos dispositivos de acuerdo a las particularidades de cada barrio, por ejemplo, como se está haciendo actualmente en Santiago Vázquez con la recolección intradomiciliaria.

El tercer punto también tiene que ser de control y de fiscalización, y también con penalización, porque sabemos que hoy hay muchas empresas que no están cumpliendo con la normativa para el desecho de los residuos sólidos.

¿Empresas de qué rubros?

Por ejemplo, en la construcción, nada más y nada menos. Nosotros hace cinco años estuvimos penalizando a una empresa que estaba tirando escombros en una playa. También hay muchos comercios grandes, que inclusive están en áreas centrales, que no están contratando una recolección particularizada para sus desechos y al otro día de mañana los vemos al lado de los contenedores.

¿En qué medida esta mayor participación de la gente en el tratamiento y el reciclaje de la basura puede ser efectiva con la cantidad de personas en situación de calle que hay?

Es importante la revolución cultural y la consideración del tiempo en la gestión de la ciudad. En Buenos Aires, por ejemplo, hay una campaña muy fuerte con la hora a partir de la cual podés sacar la bolsa de basura a los contenedores. La recolección se hace a última hora y hay menos probabilidad de que las bolsas se saquen de adentro. Eso es una medida concreta que, para mí, hay que implementar. Paralelamente, también vamos a tener una coyuntura diferente: el 1º de marzo empieza un nuevo gobierno nacional que en las políticas de emergencia tiene un énfasis importante en disminuir la cantidad de personas que hoy están en situación de calle.

En una entrevista con MVD noticias comentabas que hay gente que está dos horas arriba de un ómnibus para ir a trabajar. ¿Qué medidas se pueden tomar para atender eso?

Hay que trabajar sobre todo el sistema de movilidad, porque no es solamente el transporte público colectivo. Hay que promover una movilidad activa, que incluya, además, un menor uso del automóvil. Cuando vos tenés un transporte público, colectivo, eficiente, rápido y cómodo, eso hace que más personas vuelvan al transporte público colectivo. Tenemos que ir a un sistema que incorpore ómnibus de mejor calidad, eléctricos, con más frecuencias y con más líneas. Además, hay que articularse con la escala metropolitana. San José y Canelones tienen que estar; tenemos que ser los tres departamentos en conjunción con el gobierno nacional, porque hay que hacer un desembolso muy importante. Hay que transformar radicalmente eso, porque la movilidad en condiciones es un derecho. Es impactante si calculás cuánto invierten las personas de su tiempo y de su día en ir a trabajar.

En el programa departamental del FA se habla de rediseñar los horarios, las frecuencias y los recorridos. ¿Qué se está priorizando en el actual diseño del sistema de transporte?

Bueno, la pervivencia de un sistema y la parte más vinculada al propio financiamiento.

¿Qué opinión tenés sobre la ley de vivienda promovida?

Tiene un punto positivo, que es que ha permitido que se construyan edificios habitacionales en algunos barrios, porque la inversión privada venía siendo más que en la costa, en la rambla. Pero en cuanto al objetivo concreto de la ley, que en un principio quiso hasta hacer una promoción para vivienda de interés social, tiene un fallo 100%, porque la clase trabajadora no ha podido acceder a la oferta de vivienda con esos precios. Además ha transformado determinados barrios. Yo como alcaldesa he recibido cartas de vecinos y vecinas de Palermo, Barrio Sur y el propio Cordón Sur angustiados por la transformación de la calidad espacial. No solamente por la altura, sino porque muchas de ellas [edificaciones] son tipologías que los inversores venden con amenities, y entonces la vida pública, que históricamente se da en la calle, se da en las azoteas y en pisos a determinada altura, cosa que separa más la vida que se da en muchos edificios con la vida que demanda un proyecto de ciudad integrada.

¿Hay algún organismo público que, teóricamente, debería controlar eso?

El gobierno departamental.

¿Y no lo está haciendo?

Es que no tiene una normativa en ese caso, por eso hay que agiornar mucha normativa.

En definitiva, el balance que hacés de la ley de promoción vivienda es negativo.

Por supuesto. Si vos tenés un financiamiento que premia con exoneraciones el reciclaje, el aumento de unidades o el trabajo sobre el patrimonio edilicio existente, seguro vas a tener otra expresión material que no son edificios con amenities y cámaras en la puerta.

Si no tuvieras ninguna restricción presupuestal, ¿qué obras te gustaría hacer como intendenta de Montevideo?

Sin duda, infraestructura urbana para muchos barrios de la periferia, eso es lo primero. Todavía tenemos prácticamente al 10% de la población viviendo en asentamientos. Es complejo, hay algunos lugares que se pueden consolidar, o sea, respetar el derecho de muchas familias a permanecer en determinados lugares, y hacer un shock de infraestructura urbana. Después hay otros lugares que por condiciones ambientales de contaminación del suelo o de inundabilidad requieren una relocalización, y esas relocalizaciones requieren una inversión muy, muy grande. Pero ahí está la gente que más lo necesita.

¿Cuál es tu postura sobre la concesión de la IM del terreno que hoy ocupa el Club de Golf?

Yo soy una gran defensora de lo público, es más, en mi epitafio quiero que pongan: “Lo público por sobre lo privado y lo colectivo por sobre lo individual”. Soy además una política muy cuidadosa con lo público porque pongo mis lentes muy especialmente sobre las concesiones de todos los bienes públicos, porque también son una especie de privatización. En esa categoría entra el Club de Golf, como muchísimos bienes departamentales más. Evidentemente, creo que el Club de Golf tendría que ser un espacio público, no creo que se necesite estar al lado de la rambla y en ese lugar estratégico para jugar al golf, y creo que sería maravilloso que fuera un parque público abierto.

¿Fue un error de los gobiernos del FA renovar esa concesión?

La concesión ya existía, pero te voy a decir algo: todas las concesiones son de carácter precario y revocable. Acá lo que se necesitan son definiciones políticas.

¿Cuál fue la mejor administración del FA en Montevideo?

Por lo que significó, y porque además atrás de ese horizonte voy yo, la primera de Tabaré Vázquez, porque vino de la mano de la descentralización con participación en la cual yo creo profundamente; por eso soy alcaldesa hoy. Pero siempre hay para rescatar de cada una de las administraciones esa particularidad de quienes condujeron el proyecto frenteamplista, obviamente respondiendo a nuestra plataforma de gobierno.

¿No ves nada malo en la forma en que el FA está eligiendo a sus candidatos a la IM, con, por lo menos, dos nombres que se van a bajar?

No, para nada. Después de 35 años de gobierno frenteamplista ininterrumpido hay muchos compañeros y compañeras que son capaces de liderar un nuevo gobierno frenteamplista en Montevideo. A mí me parece que si te comparás con el Partido Colorado, que no tiene a quién proponer, el FA está demostrando una riqueza política en todos estas compañeras y compañeros frenteamplistas que son capaces de llevar adelante el proyecto colectivo.

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