Parir es un documental español que aborda el parto respetado y la violencia obstétrica, apostando a la experiencia de mujeres que militan por un parto respetado y cuentan su experiencia durante el proceso: lo que pidieron, lo que les faltó, también lo que les advertían y lo que finalmente fue parir. También plantea algunas preguntas, por ejemplo, qué capacitación tiene el sistema judicial para que exista perspectiva de género en los procedimientos.
El audiovisual se adapta no sólo a su país de origen, sino que aplica a una situación que no es tan distinta en el resto del mundo, incluso en Uruguay. En diálogo con la diaria, Romina Gallardo, abogada e integrante de la organización civil Gestar Derechos, sostuvo que durante la pandemia, momento en el que se creó el grupo ―en gran parte como respuesta a la demanda de denuncias sobre violaciones de derechos que ocurrieron en ese período, que al principio se relacionaban al acompañamiento durante el parto y luego se fueron extendiendo a otros derechos, como el acompañamiento durante la ecografía―, se puso en evidencia “una realidad que está presente en etapas como el embarazo y el parto, pero también en otros momentos durante la atención ginecológica”.
La abogada dice que en Uruguay se presentan dos situaciones respecto de la violencia obstétrica: por un lado, hay equipos de salud que respetan los derechos reproductivos y sexuales vinculados a la gestación y al parto, pero, por otro, es un tipo de violencia que “sigue estando muy presente e invisibilizada, incluso como parte de las violencias que los feminismos quieren erradicar, es una de las menos visibles”. En general, las mujeres denuncian maltrato, diversas secuelas físicas y psicológicas, de muchas de las cuales prácticamente no se habla, por ejemplo, la afectación de la vida sexual, algo que puede permanecer por mucho tiempo.
En cuanto a quienes están expuestas a experiencias traumáticas, Gallardo explicó que no siempre depende de las posibilidades de cada mujer y que, a pesar de que “sin duda la intersección de la violencia recrudece en mujeres con contexto socioeconómico crítico, con una orientación sexual que va contra la heteronorma o en mujeres con menos acceso en general, es algo que atraviesa todas las clases sociales” porque acceder a centros de salud con determinadas condiciones, tener información, compañía y deseos claros no es garantía para transitar una experiencia agradable si no se respeta la autonomía de la gestante, porque en este tipo de situaciones “hay una relación de poder desigual muy manifiesta”.
Por último, Gallardo puntualizó que como abogada en la actualidad tiene aproximadamente diez casos de violencia obstétrica judicializados o en proceso de judicialización. Aclaró, sin embargo, que muchas situaciones no llegan al plano judicial porque es un ámbito en el que lo que se prueba es fundamental y, muchas veces, las experiencias que se denuncian tienen repercusiones psíquicas que no son tan tangibles y “comprobables”.
La mayoría de las situaciones se denuncian en el Ministerio de Salud Pública, pero se trata de procesos “largos y revictimizantes”, porque la revisión del caso lleva por lo menos dos años y el doble o el triple para que la cartera emita una resolución definitiva.
Por su parte, Fernanda Putti, obstetra partera e integrante de Gestar Derechos y de la Asociación Obstétrica del Uruguay, se refirió a las diferencias en la atención del sector público y privado. En este sentido consideró que en Uruguay tenemos un sistema de salud, sobre todo en el ámbito privado, que hay que modificar y mejorar para generar “espacios reales” donde se elimine la violencia obstétrica, que “no siempre está representada por un profesional en particular, sino que también tiene que ver con los modelos de trabajo y las formas que muchas veces no contemplan las necesidades particulares de las usuarias”. Valoró como aspecto fundamental “dar la posibilidad real de tener información y de decidir”.
De todas maneras, para Putti los dos sectores tienen cosas a favor y en contra. En el ámbito público es muy favorable tener parteras disponibles y salas de nacer en algunos hospitales que compatibilizan con una experiencia respetada. Si bien en las instituciones privadas esto no necesariamente ocurre, hay cuestiones de estructura que ayudan pero no siempre son una garantía, porque “ningún acto por sí solo es garantía pero sumar a las mejoras”.
Por último, la especialista alentó a las usuarias a que denuncien en la institución las situaciones que viven o las condiciones que entienden que faltan, porque es una actitud que impulsa el cambio y que muchas veces es más efectiva que lo que el colectivo médico pueda solicitar.
Parir se proyectará este miércoles a las 18.00 en el aula magna de la Facultad de Información y Comunicación de la Universidad de la República (Udelar), en el marco de la semana en la que se conmemoró el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Luego, habrá una mesa de debate en la que participarán distintas profesionales integrantes de Gestar Derechos y del área de género del Departamento de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la Udelar.