La masa salarial entre 1998 y 2012 es el nombre del informe, que analiza la desigualdad no sólo comparando los ingresos personales sino "a partir de la porción de ingresos apropiada por cada uno de los actores que desarrollan la producción, es decir, qué parte del total de los ingresos generados en una economía queda en manos de los trabajadores, de los propietarios de capital y del Estado".

En los primeros años abarcados por el estudio hubo "una severa crisis económica y social que registró su peor momento en 2002", y produjo fuertes aumentos del desempleo y una caída pronunciada del salario real. Sin embargo, en los últimos años el país retoma la senda de crecimiento, y el empleo y los salarios comienzan a recuperarse "particularmente desde 2005 con la reinstalación de los Consejos de Salarios". La masa salarial experimentó una sensible reducción de 31% entre 1998 y 2003, pero luego se recupera y en 2010 supera en 16% los niveles de 1998. No obstante, para el Icudu "lo importante no es concentrarse en la evolución de la masa salarial en términos absolutos sino en la relación que guarda con la evolución de la producción y el ingreso nacional".

Así, entre 1998 y 2000 la masa salarial se mantuvo relativamente constante con relación al PIB, en torno a 34%. Ese guarismo cayó a un piso entre 2003 y 2005, cuando se ubicó cercano a 26%. Entre 2006 y 2010 se verifica un período de relativa recuperación con niveles de entre 29% y 30%, "notoriamente inferiores a los registrados en 1998". El Icudu advierte que si bien en 2009 la masa creció al 31,3% del PIB, esa mayor proporción se explicó fundamentalmente por la desaceleración económica generada a raíz de la crisis internacional. En 2010, cuando se retoma la fuerte expansión de la actividad, la masa salarial regresó al 30% y en 2011 "es factible que tanto el producto como la masa salarial crezcan aproximadamente un 6%, lo que supondría un nuevo año con una relación próxima al 30%”. De esa forma, "es posible afirmar que en los últimos años el peso de la masa salarial [...] se encuentra estancado y lejos de los niveles registrados a fines de la década del 90".

El que parte y reparte...

El informe también refiere a otros componentes que conforman el ingreso nacional. En primer lugar, analiza los ingresos laborales de los trabajadores independientes (correspondientes tanto al trabajo como al capital), que muestran un fuerte incremento durante la crisis debido al mayor número de ocupados no dependientes, mientras que con la recuperación hay un marcado descenso, a niveles inferiores a los de 1998. "Dicha evolución valida la noción de que el trabajo autónomo y generalmente más precario opera como un 'colchón' en momentos en que las crisis deterioran el empleo formal".

El segundo componente refiere a los ingresos de capital asociados a los impuestos percibidos por el Estado (ya que no se puede analizar los primeros de forma aislada), apreciándose un aumento sustancial durante la crisis, que se sostuvo en los últimos años y que en 2010 alcanzó su mayor valor, cercano a 58,9% del PIB. "Considerando que la masa de impuestos en el PIB es un componente relativamente menor, es posible afirmar que la caída en el peso de la masa salarial respecto a los niveles previos a la crisis tiene como contrapartida un incremento de la porción que se apropian los dueños del capital", sostiene el Icudu, recordando el informe de Desarrollo Humano en Uruguay 2008 del PNUD, que afirma: "Los períodos de crisis implican una redistribución de los ingresos de los trabajadores hacia los propietarios de capital".

En otro aspecto, el informe distingue entre la masa salarial de "obreros y empleados" y la de "gerentes y profesionales". Estos últimos verificaron una menor caída relativa durante la crisis, y alcanzaron un incremento levemente mayor en la etapa de recuperación. La masa salarial de aquéllos creció 14%, mientras que la de "gerentes y profesionales" lo hizo 25%. "Esto se explica tanto por un mayor crecimiento del empleo en esta clase de ocupados como por un mejor desempeño relativo de sus salarios".

Al analizar con relación al PIB, se observa que gerentes y profesionales experimentaron una caída de 1,1 punto porcentual de participación en el PIB entre 1998 y 2005, pasando de 6,8% a 5,7%. Luego vino la recuperación, y alcanzó niveles similares a 1998 (6,5% en 2010). Sin embargo, la masa salarial de obreros y empleados cayó de 27,2% en 1998 a un piso de 20,5% en 2005, y al 2010 sólo habían conquistado el 23,5%. "Los obreros, empleados y trabajadores dependientes menos calificados [fueron] quienes sufrieron la mayor pérdida de masa salarial en el período analizado, lo que se explica tanto por un menor crecimiento relativo del empleo como por un peor desempeño de sus salarios".

Agresivos

A modo de comentario, el estudio reza que “pese al muy bajo desempleo y a los importantes incrementos salariales [...], el peso de la masa salarial en el PIB no sólo no está aumentando sino que aún se encuentra lejos de alcanzar los niveles anteriores a la crisis”. Por eso, “además de los necesarios debates en torno a la política tributaria y las políticas sociales que deben seguir contribuyendo a reducir la desigualdad de ingresos, es importante no perder de vista el papel estratégico que juegan el empleo y los salarios en una economía en fuerte expansión”. Aunque destaca que el empleo ha alcanzado tasas “históricamente elevadas”, recuerda que “el gran desafío hoy se centra en su calidad”. “La clave para empujar al alza la masa salarial pasa por una política salarial más agresiva y una mejora en la calidad del empleo, en la medida en que hay una clara asociación entre empleos de mala calidad y bajas remuneraciones”. En este punto, caracteriza: “Los lineamientos del Poder Ejecutivo en la pasada ronda de Consejos de Salarios tendientes a moderar los aumentos salariales en función del crecimiento del empleo dificultan la posibilidad de que la proporción de masa salarial en el producto retorne a los valores previos a la crisis”.