Dale Johnson es director del área de Innovación Digital de una universidad de Estados Unidos: University Design Institute de Arizona State University. Su visita a Uruguay fue la excusa para que el Consejo Directivo Central provisorio de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC) organizara una actividad que cuente con su presencia y sirva como puntapié para discutir sobre las proyecciones de la UTEC para 2030.

Fue así que, de 13.00 a 15.00 del lunes, en el Parque Tecnológico del LATU, se realizaron tres presentaciones referidas al tema y una instancia de intercambio: Juan Marrero, director del Centro de Transformación Digital de la UTEC, habló sobre “el modelo de transformación digital de la universidad”, le siguió Mariana Geisinger, directora del programa Uruguay Global, que informó sobre el desarrollo y los resultados del programa, y luego Johnson, que expuso sobre el camino al “éxito” de la universidad de Arizona.

Marrero explicó cuál es el modelo de transformación digital que se desarrolla en la UTEC desde hace diez años, con la aspiración a seguir creciendo. En primer lugar, aseguró a la diaria que el modelo se basa “en tener una visión estratégica de la institución: qué universidad queremos a 2030”. Para ello, aseguró que se trabaja colaborativamente, es decir, que se definen necesidades y se visualiza qué rol puede tener la tecnología para “alcanzar esa visión”.

Desde ese piso se inició el plan de transformación digital que está en marcha y, según Marrero, tiene cuatro pilares. En primer lugar, pensar “cómo generamos una mentalidad digital en las personas y las dotamos de herramientas para que puedan entender y vivir en un mundo digital de una forma más flexible, segura y teniendo un entendimiento más claro de lo que implica utilizar la tecnología digital”, explicó.

En segundo lugar, el liderazgo, que, aseguró, debe estar “en sintonía” con la transformación digital y, de esta forma, la gobernanza digital “tiene que ser horizontal, participativa y colaborativa”. En ese marco, crearon el Comité de Transformación Digital, en el que aportan y participan estudiantes, funcionarios, docentes y colaboradores, para que confluyan los objetivos y necesidades de cada área y a partir de ello se tomen las decisiones. Luego, en cada sede de la UTEC hay una mesa territorial que recoge propuestas y necesidades que ingresan a un grupo de trabajo nacional y este “toma decisiones con base en todas las necesidades generales de la universidad”.

En un tercer y último lugar está la inversión, que, de acuerdo con Marrero, “no es meramente económica”, aunque admitió que al inicio la transformación digital “es carísima”, no sólo por el software, sino también por “contratar personas para sensibilizar y dotar de habilidades” a la gente. Los docentes, entonces, trabajan con tecno-pedagogos y especialistas en medios digitales para reflexionar y aprender sobre el proceso de digitalización, que, según el director del área, no es sólo “pasar de papel a digital, sino también debe ser capaz de sustituir una tecnología digital por otra”.

El modelo, por tanto, tiene tres niveles: Marrero puntualizó en que el primero es “digitalizar la información y organizar los datos, y definir cuáles son los indicadores que voy a crear”, luego “automatizar los procesos para ser un poco más efectivos y evitar tareas repetitivas”, y “la transformación cultural, porque la transformación digital es cultural”.

Al aplicar los tres niveles, Marrero explicó que se logra “tener una cantidad de información que me va a permitir realizar cambios en el modelo institucional, en consonancia con las necesidades de los distintos lugares, de los estudiantes, de las tendencias internacionales”. Asimismo, dijo que realizan programas y cursos a nivel interno sobre habilidades digitales.

Ahora, la transformación digital se encuentra en el proceso educativo y se trabaja sobre 11 de las carreras de la UTEC de manera progresiva. Para 2025, Marrero aseguró que aspiran a llegar al 100% de las carreras de grado y para 2030 al 100% de los cursos de Formación Continua y Posgrados. En concreto, la transformación digital implica la aplicación del modelo de enseñanza híbrido y, por tanto, “el rediseño de la planificación del curso, de la elaboración de los medios de tareas de aprendizaje, de la configuración técnica y de la analítica de datos”.

Al mismo tiempo, especificó que están transformando digitalmente cinco procesos de gestión administrativo financiero y que para 2030 quieren llegar “con un avance significativo en lo que respecta a los procesos de gestión y educación”, al menos con el 30%. “¿Qué se viene para 2030? Realmente lograr una institución con una cultura de transformación digital basada en datos, utilizarlos para la toma de decisión, pero no en una reunión, sino en el día a día”, resumió.

El éxito y la aplicación

En la universidad de Arizona, de la que Johnson es director, la modalidad híbrida creció rotundamente en los últimos años y fue parte del camino de “éxito”, en el que la enseñanza llegó a cada vez más estudiantes y sitios, y a mayores niveles de aprobación de sus estudios y de retención. Como ejemplo, señaló que en una de las asignaturas, Introducción a la Biología, que tiene 1.200 estudiantes al año, la tasa de deserción de 2014 a 2015 bajó de 10% a 1,5%, y apuntó a la importancia de la “red social” y de cambiar las clases magistrales a grupos reducidos.

Uno de los objetivos que se plantearon desde esa universidad era llegar a que 90% de los estudiantes sobrepasen el año de cursada, y para eso necesitan 90% “de éxito en los cursos”, es decir, que tengan calificaciones mayores a C, lo logrado en Biología.

Por otro lado, aseguró que parte del camino para que un modelo tecnológico tenga éxito es el desarrollo de cuatro claves: liderazgo alineado entre los distintos actores; que pueda haber una infraestructura adecuada, tanto virtualmente como en el aula; la preparación de un equipo técnico “fuerte”; y, por último, el desarrollo de tácticas digitales, como capacitar a los docentes, “configurar sistemas de enseñanza en línea y analizar datos sobre el aprendizaje” del estudiantado.

Al igual que Marrero, hizo énfasis en que se trata de una transformación cultural. Asimismo, Johnson habló de la importancia de la planificación y comunicación, y bajo la variable “reimaginar”, estableció cuatro ejes principales para realizar una transformación digital efectiva: establecer una misión y objetivos, y luego estrategias y tácticas. A estas dos últimas las describió como “flexibles” y capaces de cambiar, mientras que a las dos primeras como “fijas”.

En esa línea, Rodolfo Silveira, consejero de la UTEC presente en la instancia, señaló a la diaria que la educación presencial y los modelos híbridos “nunca es una contraposición”, sino que “ambas cosas van juntas”.

Para ello, dijo, se requiere “una tecnología adecuada, pero sin olvidar ni lo pedagógico ni lo didáctico, con lo cual precisás tener un fuerte compromiso por parte de los docentes, explicarlo incluso a los estudiantes, porque también para el estudiante es un desafío”.

Aseguró, en tanto, que es “un convencido de que vos no enseñás, la gente aprende, a tiempos distintos, con modalidades diferentes, porque el proceso de aprendizaje es un proceso absolutamente individual”, y que ahí está “el cambio de chip”.

En ese contexto, se detuvo en lo que planteó Johnson sobre la importancia de tener un objetivo, y manifestó que el “fundamental es tener una mayor posibilidad de acceso a la educación terciaria en el interior del país”. Argumentó que Uruguay “necesita tener más profesionales formados” y que aún persiste “una inequidad en la oferta educativa entre Montevideo y el interior”. El mayor acceso permitiría así la aspiración de que haya estudiantes “bien formados y viviendo sus territorios”.

En el marco de la discusión por la Rendición de Cuentas, afirmó que las aspiraciones, objetivos y el proceso de transformación digital “es difícil de hacer si realmente no tenemos un incremento presupuestal que acompañe este tipo de proyección que estamos haciendo hacia el futuro”. Para el consejero, es crucial que el Parlamento apruebe su solicitud de 200 millones de pesos.

En paralelo a la Rendición de Cuentas, trabajadores y estudiantes organizados de la UTEC presentaron un nuevo recurso de inconstitucionalidad ante la Ley 20.125 que, entre otros puntos, elimina el cogobierno de la universidad. “No es de resorte nuestro hasta que no falle a nivel de donde corresponde”, dijo al respecto Silveira, y agregó: “Nosotros estamos acá como Consejo Directivo Central provisorio y continuaremos hasta que alguien decida que no debemos estar más, y nos iremos como corresponde”.