“Hasta que todo sea lo que soñamos”. Con esa frase cierra la carta fundacional de la Internacional Feminista y deja así establecido cuál es el objetivo último de las luchas que piensan construir y que se entrelazan en diversos idiomas y en medio de distintas latitudes. La misiva, que tiene la firma de 58 mujeres políticas de 25 países, fue publicada por primera vez el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, para dejar establecido de manera simbólica que ese día nacía el proyecto. El documento define a la Internacional Feminista como “un espacio transfronterizo de trabajo colectivo y coordinación feminista”, entre mujeres unidas por “la lucha por transformar nuestras sociedades capitalistas y patriarcales, que han sostenido formas de dominación y violencia contra las mujeres en cada rincón del planeta”.

Las integrantes aseguran que la iniciativa apunta a “construir alternativas de desarrollo y democratización a partir de nuestras militancias en el feminismo popular, interseccional, de clase, anticapitalista, disidente, decolonial, antirracista, ecologista, antipunitivista, con un profundo sentido democratizador y por la construcción de la paz”. También buscan unir estrategias para hacerle frente al despliegue “a nivel planetario” de “una reacción conservadora y neofascista que tiene al movimiento feminista, sus liderazgos y su agenda como un objetivo central de sus ataques”.

Entre las líderes políticas fundadoras están la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, y la senadora frenteamplista Silvia Nane, por ahora las únicas uruguayas en la lista. El pasado 8M, Cosse compartió en Twitter la carta de la plataforma junto con el mensaje: “Este #8M2023 más juntas que nunca, en Uruguay y en todo el mundo”.

La senadora Nane también difundió el documento y en la misma red social escribió “Alerta que camina”, las palabras que dan comienzo al clásico cántico feminista que termina con: “la lucha feminista por América Latina”.

En diálogo con la diaria, Nane –que el último año presidió la Comisión Especial de Derechos Humanos y Equidad de Género del Senado– contó que la invitación a participar les llegó a través de representantes españolas. Según señaló, “esta primera ronda de invitaciones se hizo a cargos electos políticos y con cierta injerencia directa sobre las políticas públicas”, en el entendido de que “es desde mujeres que ocupan puestos de decisión que después las decisiones políticas se hacen acción en términos institucionales”. Así, se ataca uno de los “nudos” que hay en los diferentes países que es “la falta de voluntad política para ir contra el sistema patriarcal y ciertas estructuras”, apuntó.

Consultada sobre los objetivos concretos de la plataforma, la legisladora explicó que “la idea es internacionalizar las experiencias, darle un funcionamiento más orgánico a un tipo de intercambios que ya se estaba dando”, para “organizar las voluntades políticas” que faltan. “En definitiva, se trata de visibilizar ese trabajo que se da de una forma bastante natural cuando una busca referencias en otros lados, cuando buscás cómo les fue con determinada política pública en determinados lugares, cuando compartís una realidad para ver si tenés una realidad similar sobre la cual de repente haya ya alguna experiencia de política pública”, agregó.

En la lista de fundadoras aparecen figuras como Xiomara Castro, presidenta de Honduras; Irene Montero, ministra de Igualdad de España; Antonia Orellana, ministra de la Mujer y Equidad de Género de Chile; o Anielle Franco, recientemente nombrada ministra de Igualdad Racial de Brasil. Completan el elenco mujeres políticas de países latinoamericanos como Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Venezuela, y de otros continentes, como es el caso de líderes de Alemania, Bangladesh, Bélgica, Francia, Grecia, India, Italia y Palestina. La gran mayoría de las integrantes tienen un perfil político de izquierda y transincluyente.

Juntas por una “transformación civilizatoria”

Después de presentar sus credenciales al mundo, la Internacional Feminista realizó un “encuentro fundacional” entre el 30 de marzo y el 1º de abril, que tuvo lugar en Ciudad de México.

Durante las tres jornadas, las mujeres políticas generaron espacios de intercambio y diseñaron una hoja de ruta para articular el debate sobre propuestas específicas. El trabajo derivó en un “manifiesto fundacional” que incluye diez “lineamientos estratégicos orientados a construir una red internacional de activismo feminista que promueva debates y acciones fundamentales para una transformación civilizatoria”.

El primer punto declara que la estrategia común de la plataforma estará orientada a la “transformación, erradicación y superación” del patriarcado y el capitalismo, “cuyo modo de reproducción funciona a nivel globalizado” y “a lo largo de la historia ha generado diversas formas de dominación y violencias”. Contra esto, proponen el feminismo como “una apuesta estratégica para toda la humanidad, que busca dignificar la forma de reproducción de la vida”, en tanto “mejora las condiciones de vida de la humanidad y su relación con el planeta, porque es capaz de ofrecer las respuestas a los retos que enfrentamos actualmente y de construir una salida democrática, igualitaria y justa para la crisis neoliberal y multidimensional actual”.

El manifiesto enumera, además, algunas de las luchas con las que se embanderan sus integrantes, como la batalla contra “las violencias sexuales y políticas”, y a favor de “la legalización del derecho al aborto y el pleno goce de todos los derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, de la distribución de la riqueza y la renta, por el reconocimiento social y económico del trabajo doméstico y de cuidados, con salarios dignos y derechos laborales, eliminando las brechas salariales y de ocupación laboral, por una educación que construya igualdad sin sesgos sexistas desde los primeros ciclos de formación, por la necesidad de ampliar los espacios de poder ocupados por mujeres y LGBTI+, entre otras demandas históricas del feminismo”.

A su vez, reivindican un “internacionalismo militante”, porque “para cortar las cadenas de la opresión es imprescindible la unidad de los movimientos feministas de distintos países”, con sus “conquistas, experiencias y resistencias”. La unidad también es imprescindible ante “el avance de las derechas reaccionarias, misóginas, fascistas, homoodiantes y racistas en todo el mundo”, que “tiene a los feminismos populares, sus agendas y lideresas como objeto de violencia y de ataques sistemáticos”.

Las representantes uruguayas no pudieron asistir al encuentro fundacional porque en esos días la intendenta de Montevideo presentó sus descargos ante el proceso de juicio político que analiza el Senado en su contra, recordó Nane. Sin embargo, dijo que este fue apenas un “primer paso” y que “hay muchísimo trabajo para adelante”. En ese sentido, aseguró que el “desafío” es “no caer en las formas tradicionales” de hacer frente a los problemas, “porque para pensar distinto hay que poder tener el espacio para pensar distinto” y eso es a lo que apunta la Internacional Feminista.

Para la senadora, Uruguay puede aportar a este espacio “desde lo que se ha hecho y desde lo que nos falta hacer”, porque “no todos los aportes tienen que ser sobre los éxitos, uno muchas veces aprende también de las cosas que no hizo o desde los fracasos, y para llegar a un estado justo de las cosas, muchas veces hay que reconstruir, otras hay que recomponer, otras hay que restaurar y otras hay que hacer de nuevo”.