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Área Protegida Laguna Blanca, en Santa Lucía del Este, Canelones.

Foto: Alessandro Maradei

¿Una rambla desde Ciudad Vieja hasta Jaureguiberry?: advierten que propuesta podría generar graves problemas socioambientales

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Francisco Legnani, intendente de Canelones, planteó la idea durante su asunción; sin embargo, más de 100 organizaciones manifestaron su rechazo y esperan que un informe elaborado por académicos defensores de la costa sea tenido en cuenta durante la discusión.

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“Este año vamos a estar uniendo Canelones con Montevideo por la rambla. Vamos a estar llevando la rambla hasta la centralidad de El Pinar durante este período [...]. Estamos soñando con unir la rambla desde Ciudad Vieja hasta Jaureguiberry y hacer una rambla desde el arroyo Pando al arroyo Solís Grande, en etapas, por supuesto, porque todo cuesta, pero lo tenemos en la cabeza y es un desafío a futuro que queremos ir consolidando”. El anuncio fue hecho por Francisco Legnani, intendente de Canelones, durante su asunción. La declaración tomó por sorpresa a la Red Unión de la Costa, integrada por más de 100 organizaciones de la sociedad civil distribuidas a lo largo de la costa uruguaya. En una carta abierta dirigida al jerarca de la comuna canaria, fechada el 12 de agosto, expresaron “profunda preocupación” por los impactos que podría causar el proyecto.

En el texto justifican su posición contraria a unir Ciudad Vieja con Jaureguiberry a través de una rambla continua. En la misiva, que incluye un informe elaborado por un grupo de académicos y profesionales de larga trayectoria en la protección y preservación de la costa, la organización advierte sobre los “principales aspectos técnicos, los impactos advertidos y las contravenciones legales”. Plantean que tenían pensado compartir este análisis en una reunión que le solicitaron a Legnani en julio. Sin embargo, no tuvieron respuesta del jerarca y tampoco a una solicitud de acceso a la información pública que realizaron para conocer la iniciativa. Consultado por la diaria, el intendente de Canelones manifestó que la rambla es una “idea” que se encuentra bajo estudio, que las obras tienen que hacerse “respetando la faja costera, consultando vecinos, consultando municipios”, que “no necesariamente tiene que ser una rambla tradicional, sino que la idea es unir balnearios, pero puede ser con construcciones blandas, en madera también, sin circulación de vehículos”. Antes de brindar mayores detalles, dijo que se reunirá con la Red Unión de la Costa.

Los académicos y académicas que redactaron el informe con advertencias sobre los impactos que podría generar una rambla continua son Juan Ceretta y José Sciandro, doctores en Derecho y Ciencias Sociales que se han especializado en la defensa de los derechos humanos y ambientales; Omar Defeo, investigador del Laboratorio de Ciencias del Mar de la Facultad de Ciencias y responsable del Instituto de Ciencias Oceánicas de la Universidad de la República; Isabel Gadino, arquitecta e investigadora especializada en el estudio de impactos del desarrollo urbano costero; Pablo Ligrone, arquitecto y director del Instituto de Estudios Territoriales y Urbanos de la Universidad de la República, y Ofelia Gutiérrez y Daniel Panario, investigadores y docentes del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.

“Queremos destacar el valioso aporte de estos expertos, de fundamental importancia para acercarnos al conocimiento profundo del ambiente que habitamos, con el fin de que las autoridades competentes integren este análisis en la evaluación de una obra de semejante magnitud e impacto en una de las zonas de mayor vulnerabilidad y fragilidad ambiental”, dice la Red Unión de la Costa. Las más de 100 organizaciones esperan que Legnani “reconsidere la conveniencia de sus objetivos para la costa a fin de ejercer una protección ambiental real y una participación ciudadana genuina”.

La costa necesita libertad y las obras duras la limitan

Los siete académicos y académicas resaltan en el informe su preocupación por la propuesta de construir una rambla costera continua en Canelones. Con sus aportes, buscan contribuir al “fortalecimiento de los procesos de planificación territorial, poniendo a disposición argumentos técnicos y experiencias acumuladas que permitan enriquecer la toma de decisiones públicas en beneficio del interés general y del futuro del litoral canario”. En este sentido, entienden que la iniciativa de continuar la rambla hasta Jaureguiberry “resulta inconveniente desde perspectivas tanto biofísicas como socioculturales, ya que desconoce los fundamentos científicos que sustentan la dinámica costera y vulnera la normativa legal vigente”.

¿Qué nos dice la evidencia? En el informe, los profesionales, entre los que hay investigadores e investigadoras referentes en dinámica costera, indican que “la idea de construir una rambla costera continua a lo largo de decenas de kilómetros ha demostrado, en diversas partes del mundo, ser una afrenta a la protección del litoral. Casos documentados en Francia, Portugal y España, entre otros, evidencian sus impactos negativos. Numerosos países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo, han tomado conciencia de que estos impactos afectan directamente la base misma del sistema socioeconómico y cultural costero, es decir, ‘la gallina de los huevos de oro’: la propia costa, sus paisajes y sus ecosistemas”. Subrayan que también hay que considerar “tendencias globales crecientes asociadas al cambio climático, tales como el ascenso del nivel del mar, el aumento de eventos climáticos extremos y sus efectos irreversibles sobre las zonas costeras”.

Sin embargo, no todo es negativo. Los redactores del informe apuntan que, “como respuesta, muchas regiones litorales han comenzado a implementar legislaciones y planes de ordenamiento costero orientados a la sostenibilidad ambiental y la mejora de la calidad del hábitat”. “Esta nueva planificación parte de una visión renovada: la costa no es un sistema estático, sino un ecosistema dinámico que requiere espacios de libertad dentro de la Zona Litoral Activa. Sólo así puede enfrentar los cambios asociados a los ciclos naturales y a eventos climáticos extremos, conservando su capacidad de resiliencia para recomponer de forma continua sus estructuras naturales”, explican.

En este sentido, declaran que “la propuesta de construir una rambla costanera continua contraviene la imagen de país natural que se ha buscado proyectar a nivel internacional”. Además, manifiestan que constituye una “amenaza” para “la propiedad inmueble, como lo demuestran numerosos antecedentes”. Citan como ejemplo el caso del balneario rochense Costa Azul y también las problemáticas de Santa Mónica o Piriápolis, en Maldonado. “Promueve una homogeneización que banaliza las formas de vida locales, atentando contra la diversidad biocultural que caracteriza a nuestro litoral. Estas problemáticas han sido ampliamente reconocidas por técnicos, académicos y especialistas en disciplinas clave como la dinámica costera, la mitigación del cambio climático, el ambiente, la arqueología, la arquitectura, el urbanismo y el ordenamiento territorial”, insisten en el informe.

Pese a “los errores cometidos en el pasado”, expresan los académicos, “es importante señalar que Uruguay también ha avanzado en la regulación de las actividades costeras”. Por esta razón, enfatizan que “no existe fundamento alguno que justifique la construcción de una nueva rambla costera continua”.

Leé más sobre esto: Vecinos de Costa Azul denuncian que no tienen acceso a la costa debido a obra de la Intendencia de Rocha

Los impactos de las ramblas continuas

“La construcción de una rambla costanera continua en Canelones interrumpiría flujos ecosistémicos esenciales, fragmentaría hábitats y desestabilizaría la dinámica sedimentaria, afectando negativamente tanto la regulación hídrica como la integridad de la playa en el mediano e incluso corto plazo”, describen los investigadores. A su vez, suman que las alteraciones “comprometerían seriamente la resiliencia natural del sistema frente a eventos climáticos extremos, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema social-ecológico costero”.

“Este escenario resulta aún más preocupante en el contexto del cambio climático, caracterizado por un incremento en la energía y de la frecuencia de temporales, en un marco de acelerado ascenso del nivel medio del mar. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), dicho ascenso se estima en 3,4 mm anuales. En el Río de la Plata, esta tendencia se ha traducido en un retroceso costero del orden de 17 metros por década, fenómeno que se ve intensificado por tormentas extremas, como las sudestadas. La vulnerabilidad de las infraestructuras costeras frente a estos eventos ha quedado en evidencia, como lo demuestra el colapso parcial de la ruta 10 a la altura del kilómetro 178, un caso que también ilustra los elevados costos económicos y ambientales asociados a su mitigación”, suman.

Los autores y autoras del informe esgrimen que la construcción de una rambla tradicional costera constituiría “una barrera física que interrumpiría servicios ecosistémicos esenciales”, debilitando su “integridad ecológica y reduciendo su capacidad de resiliencia frente a perturbaciones”. En este contexto, destacan la importancia de las dunas costeras y su preservación. A su vez, manifiestan que su degradación “reduce o incluso elimina la zona de arena seca [de la playa], favorece procesos erosivos, incrementa el riesgo de contaminación (por ejemplo, por coliformes), disminuye la diversidad biológica y afecta gravemente la capacidad natural de regeneración del sistema costero tras eventos extremos”. “La mayoría de las playas uruguayas enfrentan actualmente procesos erosivos cuya magnitud supera incluso la atribuible al ascenso del nivel del mar. Diversos estudios han demostrado que estas dinámicas están directamente asociadas a la forestación y urbanización de los sistemas de dunas móviles”, agregan.

Leé más sobre esto: Más del 70% de nuestras playas están entre muy impactadas y severamente comprometidas en su salud y calidad escénica.

Por otro lado, en el informe destacan que “los humedales y lagunas costeras cumplen funciones esenciales en la regulación hídrica, como la recarga de acuíferos y el control de la contaminación por aguas servidas”. Sin embargo, también “se ven gravemente amenazados por la posible construcción de una rambla continua, ya que la obstrucción de los flujos naturales entre tierra y mar incrementa significativamente la escorrentía de las precipitaciones”. “Esto favorece el transporte de sedimentos hacia cuerpos de agua subacuáticos, acelerando la erosión costera. En localidades como Las Vegas y Solís, intervenciones de esta índole han producido daños irreversibles: pérdida total de arena en algunos sectores, contaminación de aguas superficiales, disminución del valor recreativo y afectación directa a infraestructuras turísticas y residenciales”, describen.

Recuerdan que la ejecución de una rambla continua “resulta inviable incluso desde el punto de vista operativo, dado que varios tramos de su trazado original se encuentran hoy dentro del agua o sobre la propia playa, lo que evidencia la pérdida de superficie costera y la falta de un espacio físico disponible para su implementación”. “Más allá del impacto ecológico asociado a la pérdida de nichos de alimentación y reproducción, incluso de especies vulnerables, resulta indispensable considerar las repercusiones sociales y culturales que una intervención de esta magnitud implicaría para las comunidades locales”, declaran.

Finalmente, un apartado del informe analiza aspectos jurídicos y concluye: “La propuesta de una rambla costera continua resulta incompatible con la normativa nacional y departamental vigente y agravaría significativamente la delicada situación geofísica del litoral de Canelones. En tal sentido, lejos de oponernos por una lógica de confrontación, esta carta busca colaborar activamente en la construcción de soluciones sostenibles, justas y realistas para el desarrollo del territorio. Confiamos en que nuestras consideraciones sean tenidas en cuenta como un aporte constructivo al debate público, con la convicción de que sólo a través de una planificación participativa e informada será posible resguardar los valores naturales y culturales que definen la identidad y el futuro del litoral canario”.

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