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En medio de críticas, Obama busca consolidar el plan de estímulo aprobado hace un año.

Luego de un año de vigencia de la Ley de Recuperación y Reinversión Estadounidense, conocida también como plan de estimulo económico, persiste la controversia sobre la utilidad que ha tenido para cumplir con el propósito de superar la crisis. El presidente estadounidense salió a defenderlo y anunció que aumentará la ejecución de los recursos que ese programa puso a disposición del gobierno federal.

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Ayer se celebró el primer aniversario del plan de estímulo económico que aplicó Barack Obama cuando acababa de asumir la presidencia de Estados Unidos. El primer mandatario afirmó que esta ley cumplió su finalidad de revitalizar la economía, impidiendo una recesión más profunda que la registrada y salvando “por lo menos dos millones de empleos”. No obstante, reconoció que aún hay millones de personas que no consiguen trabajo y pierden la paciencia.

El 17 de febrero de 2009, en Denver, Obama ponía su rúbrica para aprobar la Ley de Recuperación y Reinversión Estadounidense, que autorizaba el desembolso de 787.000 millones de dólares para ayudar a revertir la crisis.

A un año de la aprobación del plan de estímulo, hay un debate entre quienes opinan que sirvió para evitar que la principal potencia económica mundial cayera en una segunda “Gran Depresión” (como la de los años 30), y aquellos que lo critican, principalmente desde el opositor Partido Republicano, asegurando que se trató de un error costoso, financiado con deuda y que no cumplió su promesa de crear puestos de trabajo.

En estos 12 meses, los fondos de estímulo se dedicaron principalmente a fines de fácil desembolso como rebajas tributarias, ayudas a desempleados y a los estados para que no despidieran a profesores, policías y funcionarios, según lo señala un informe de la agencia de noticias EFE.

Hasta ahora el gobierno federal utilizó unos 300.000 millones de dólares del programa de estímulo, un dinero con el cual ha creado o salvado unos dos millones de empleos, según se calcula desde la Casa Blanca.

Continuando en esa línea, el gobierno pretende inyectar al menos 32.000 millones de dólares por mes en la economía hasta setiembre, o sea 5.000 millones más que hasta ahora, según un informe presentado por el vicepresidente, Joseph Biden, quien está encargado de coordinar el plan. De esta forma, se busca sostener la demanda en momentos en que los hogares han recortado el gasto, lo que ayudará tanto a la economía del país como a la de sus socios comerciales, según expertos.

Cuestión de empleo

Estados Unidos es capaz de mantener su nivel de gasto extraordinario pese a su alto déficit porque los inversores no han puesto en duda su capacidad de pagar deudas, como sí ha ocurrido, en el marco de la actual crisis europea, con países como Grecia, Portugal y España, lo que ha hecho saltar las primas de riesgo.

La mayor oposición al programa de estímulo está a nivel interno, ya que los números en rojo asustan a la población, que duda de que valga la pena tanto déficit fiscal.

Obama reconoció ayer que para muchos estadounidenses la situación económica actual “no se siente aún como una recuperación”, pero aseguró que sería mucho peor si no fuera por el programa de estímulo.

En esa línea, se asegura que la aplicación de los recursos autorizados hace un año creará o salvará 1.500.000 puestos de trabajo a lo largo de 2010, aunque ello tendrá poco impacto sobre la tasa de desempleo, que se encuentra en 9,7% (un porcentaje elevado en el marco de los registros históricos estadounidenses). Además, desde el propio gobierno se estima que el desempleo superará el 10% a mediados de este año, y ese reconocimiento ha sido utilizado por los republicanos para enfatizar que la iniciativa de Obama ha sido un fracaso.

Estados Unidos ha perdido 8.400.000 empleos desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007.

Michael Steele, presidente del Partido Republicano, sostuvo que el programa, lejos de cumplir con sus objetivos, “hundirá a la economía” y “desplumará al sector privado para alimentar el crecimiento imparable del gobierno”.

El negro jefe

El presidente estadounidense salió a reivindicar la ley del año pasado con el obvio propósito de ganar apoyo ciudadano a su política económica, duramente cuestionada, y mejorar su imagen y la de su partido pensando en las elecciones parlamentarias que se llevarán a cabo en noviembre de este año.

En ese sentido, apuntó su mensaje a los escépticos y a los legisladores republicanos que votaron en contra del proyecto y que continúan atacándolo.

A los primeros, Obama les reiteró su explicación de que el plan de estímulo incluyó una disminución de la carga impositiva para la mayoría de los contribuyentes, así como ayuda a gobiernos estatales, ampliación de los beneficios de servicios sociales y grandes inversiones en energía, educación e infraestructura.

A los detractores republicanos los desafió a presentar sus argumentos a quienes lograron conservar sus empleos o consiguieron trabajo porque el Congreso de mayoría demócrata tomó medidas.

“Nuestro trabajo está lejos de haber terminado, pero hemos sacado a la economía de lo peor de la crisis”, aseveró el presidente estadounidense.

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