Yuri Luzhkov, hasta ayer alcalde de Moscú y una de las figuras más poderosas e influyentes de la política rusa desde la caída de la Unión Soviética, cayó ayer en desgracia. Horas después de que el presidente Dmitri Medvedev emitiera un decreto presidencial para destituirlo, se conoció la renuncia de Luzhkov al partido gobernante Rusia Unida, del que fue cofundador.
A lo largo de sus 18 años de mandatos sucesivos al frente de Moscú, la transformó en una ciudad dinámica y lujosa, donde el dinero y el poder son aliados. Sin embargo, para muchos la capital rusa también se convirtió en la ciudad más corrupta del país, indicó la agencia de noticias rusa Ria Novosti.
La agencia de noticias EFE recordaba ayer sus ideas ultranacionalistas y la represión que impuso contra los opositores al gobierno central, así como a los defensores de la diversidad sexual. También jugó en contra del alcalde la sospechosa riqueza de su esposa, Elena Batúrina, la primera fortuna femenina del país. El ahora ex alcalde de Moscú fue acusado de haberla favorecido en la adjudicación de obras públicas en su calidad de presidenta de la compañía constructora Inteko.
En marzo, Luzhkov quiso exponer imágenes de Stalin en la capital, para el Día de la Victoria -de los aliados sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, el 9 de mayo de 1945-, lo que le valió críticas de Rusia Unida, que marcaron el principio del fin de su carrera en filas de ese partido.
Los incendios que arrasaron los alrededores de la capital rusa tampoco jugaron a favor de Luzhkov, señaló Ria Novosti. El alcalde criticó que el Kremlin detuviera la tala de árboles cerca de la capital, que se había dispuesto para construir una autopista que uniera Moscú y San Petersburgo.
La agencia de noticias rusa escribió que “unos artículos críticos con el alcalde publicados por los medios de prensa federales” fueron “la agravante del conflicto” entre Luzhkov y el oficialismo.
Medvedev dijo ayer que no concibe la colaboración con un funcionario si no le tiene confianza, “cosa que ha pasado por primera vez en el caso de Luzhkov”.
Por su parte, el ex presidente y actual primer ministro ruso, Vladimir Putin, consideró que “el alcalde de una ciudad es un subordinado del presidente, y no viceversa, por lo que debía haber dado pasos oportunos para normalizar la situación”, pero admitió que Luzhkov hizo “mucho para el desarrollo de Moscú y en cierta medida es una figura emblemática de la Rusia moderna”.
Un encuesta citada por la agencia de noticias AFP indica que 56% de los moscovitas consideraba “corrupto” al ex alcalde, pero 52% deseaba que continuara al frente de Moscú.