Segré es argentino y cursó Economía en la Universidad de Buenos Aires (UBA) pero vive en San Pablo, donde es director ejecutivo de la compañía Center Group, y ayer brindó una charla ante empresarios locales sobre las posibilidades que ofrece Brasil para los negocios. Destacó que el gobierno de Dilma Rousseff está más orientado hacia objetivos de gestión que el de su antecesor Lula da Silva, que tenía un perfil más político y comunicacional. En materia económica "el principal objetivo" actual de Brasilia es combatir la inflación", aunque también mantener la sustentabilidad del crecimiento y combatir la excesiva valorización registrada por el real hasta agosto. "Brasil está preparado para la crisis" internacional gracias a "la experiencia adquirida" durante la crisis de 2008 y a su sólido consumo interno, aseguró Segré. Comparando la situación previa a 2008 con la actual, destacó que si bien la inflación es superior, ahora el vecino cuenta con un nivel mucho mayor de reservas monetarias y una deuda pública significativamente menor, lo que le otorga margen para enfrentar un empeoramiento del escenario global. También resaltó el fuerte incremento de la inversión extranjera directa (IED), que corresponde a inversiones productivas y no a capitales especulativos, lo que "habla de la confianza de los inversores del exterior".
Pero el experto puso especial énfasis en el consumo interno al citar el bajo desempleo y que algunos sectores "están trabajando con pleno empleo", por lo que los brasileños no tienen "miedo a perder el trabajo", alejando así una eventual retracción del consumo y, en consecuencia, de la producción que pudieran generar un "espiral negativo". Y aunque algunos indicadores "demuestran que la economía está desacelerándose desde el segundo trimestre", Brasil se expandirá 3,4% este año y 4% el próximo.
Estas proyecciones pueden leerse como un freno respecto de los resultados de los últimos años, pero deriva de que "Brasil no quiere crecer mucho en poco tiempo sino poco por mucho tiempo". Además, otros indicadores reflejan un mercado interno dinámico, como el crecimiento del uso de celulares y el acceso a internet, y el aumento de la población urbana y de la económicamente activa: "Cada vez hay más consumidores", apuntó, añadiendo que en los últimos años, unos 30 millones de personas pasaron a ser "clase C" (media), integrada por unos 90 millones de personas, que en 2014 serán 113.
Cuesta
No obstante, Segré llamó la atención por problemas de competitividad de Brasil indicando que los sueldos y las cargas sociales que pagan las empresas subieron 73% en dólares durante los últimos cinco años. Graficó que el costo por hora/hombre en la industria es de 0,58 dólares en India, 1,92 en China y 2,92 en México, mientras que en Brasil es de 5,95 dólares. "Una hora de un trabajador brasileño equivale a diez horas en India", informó. Luego criticó el alto costo logístico, que se suma a la valorización del real constatada hasta agosto, que encarecía al país respecto del exterior. Pero después resaltó que para neutralizar estos factores el gobierno diseña políticas de Estado de largo plazo, como el plan industrial Brasil Maior, que incluye incentivos fiscales, financiamiento de estudios y proyectos de desarrollo, programas de sustentabilidad de las inversiones, bajas tasas de interés para empresas y en especial para pymes, formación de un Consejo Nacional de Desarrollo Industrial con actores públicos y privados, y compras gubernamentales para la industria nacional. Aseveró que los primeros resultados ya son apreciables, que el país logró incrementar sus exportaciones más que las importaciones y que la IED sigue ingresando con fuerza, a impulso parcial de inversiones en construcción civil directamente relacionadas a la Copa del Mundo 2014 y a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Entonces, el tipo de cambio "no es una variable fundamental para definir la competitividad" de una economía sino "una más".
Vamos por más
En cuanto a la relación bilateral, el especialista destacó la intensa afluencia de capitales desde Brasil a Uruguay, recordando luego que en manos brasileñas están el 36% de la faena cárnica local, la mitad de la cosecha de arroz, las tres principales cervezas, el gas por cañería en Montevideo y el Banco Itaú, tercero privado de plaza, entre otras inversiones en diversos sectores que expresan el proceso en curso de “internacionalización de las empresas” brasileñas. Comentó que las ventas de Uruguay a Brasil crecieron menos que las importaciones desde allí, y que la gama de productos vendidos desde Brasil al país es mayor, por lo que el superávit comercial de Brasil respecto de Uruguay “va a ser violentamente mayor” que en 2010. “Para mejorar la ecuación”, sugirió, deben buscarse socios importadores en Brasil. Sin embargo, Segré no recomienda las misiones de empresas que van a un país y buscan llegar inmediatamente a un acuerdo. Ejemplificó con una delegación de 45 empresarios argentinos que viajó a Brasil la semana pasada, quienes “no llegaron a nada concreto” y “volvieron a las puteadas porque el viaje les había costado mucho dinero”.
Aseguró que lo más conveniente es establecer contactos indirectos -mediante intermediarios-, tener la contabilidad de la empresa al día, hacer un informe de auditoría en portugués, no esperar resultados de corto plazo, buscar “factores de confianza” y “abusar de las redes de relaciones” -entablando vínculos comunes entre las firmas-, así como pensar en la “teoría do bolo” (“teoría de la torta”: uno corta y el otro elige el pedazo) para dividir la sociedad: “Uno pone el precio y el otro elige si a ese valor compra o vende”.
Por último, remarcó que para aumentar el comercio con Brasil se debe “facilitarle la vida al importador”, “aprovechar los servicios facilitadores” y “trabajar con actitud”. Sobre ello, prosiguió, estas conferencias siempre generan mucho interés en incrementar vínculos comerciales con Brasil, pero después se enfría y no se ve a Brasil como una gran oportunidad, por lo que llamó a tener una actitud proactiva para superar obstáculos.