“Casavalle se sacude” contará con 95.115 dólares otorgados por Unesco, para que el municipio D y el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM) contribuyan “a revertir los procesos de exclusión social de los adolescentes y jóvenes en la Cuenca Casavalle” a través de políticas culturales dirigidas a jóvenes y adolescentes. Si bien la iniciativa fue planteada ante el organismo en conjunto con la IM, su ejecución quedaría a cargo del municipio. Se buscará “tecnificar, difundir y diversificar” diversas manifestaciones culturales de jóvenes para reafirmar la “identidad positiva” del barrio. Desde el municipio se buscará coordinar con otros actores que intervienen en la zona para potenciar la práctica de géneros culturales en la población joven, con el fin de apoyarlos en la inclusión con otros barrios de la ciudad. Serán 15 los grupos juveniles que estarán vinculados directamente al programa y 12 instituciones, mientras que de forma indirecta se aspira a que incida en unas 14.000 personas de entre 13 y 29 años. A través de talleres, compra de equipos y materiales, y otras actividades se procurará profesionalizar algunas de las ramas artísticas musicales emergentes en la zona, como hip-hop, cumbia, y murga y candombe. Según comentó a la diaria la alcaldesa del municipio D, Sandra Nedov, “Casavalle se sacude” es una apuesta a “fortalecer capacidades culturales de grupos que no cuentan con recursos propios para hacerlo”. Leticia Pérez, licenciada en Trabajo Social del municipio, y una de las principales impulsoras de la iniciativa, describió que la premisa “es partir de las potencialidades más que de las carencias, ya que existen varios grupos de ritmos musicales que hacen al paisaje sonoro de Casavalle, para profesionalizarlo haciendo un fuerte énfasis en el trabajo colectivo". La profesional comentó que se pretende desestigmatizar a los jóvenes de la zona, y que "todos puedan ir a una función en el teatro Solís o a ver una película en un shopping, no solamente aquellos que desarrollen alguna actividad cultural”. Además, señaló que si bien no todas las expresiones podrán ser profesionalizadas, sí se dará el lugar para que se “civilicen” y puedan tener la oportunidad de ser plasmadas.
Hay plan
“Casavalle también es Montevideo” fue el eslogan elegido por la IM para impulsar el Plan de la Cuenca de Casavalle, que comenzó a diseñarse en 2009 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de una de las zonas con peores indicadores socioeconómicos del departamento. Desde este año funciona el Consejo Casavalle, integrado por representantes de la IM, el municipio D, y diversos ministerios y entes públicos. Según comentó Nedov, este espacio tiene como primer objetivo “articular lo que ya existe, para que no siga pasando que cada organismo realice su proyecto y ponga sus recursos sin pensarlo integralmente, y sin una evaluación adecuada de su intervención”. Hasta el momento el plan no cuenta con recursos propios, y solamente puede disponer de los fondos que cada institución destine puntualmente. Pérez opinó que el financiamiento de proyectos con fondos extra presupuestales permite innovar en materia de políticas sociales en Casavalle, debido a que éstas se encuentran muy fragmentadas de acuerdo a las competencias de los distintos actores. “El desafío para el Estado es que este tipo de iniciativas puedan replicarse en el futuro y sean tomadas como buenas prácticas de gestión”, entendió la funcionaria municipal. A su vez, reseñó que la segregación de las acciones fue lo que generó que Casavalle sea lo que es hoy en día.
En este marco, Nedov anunció que el municipio seguirá apostando a este tipo de llamados para sustentar la permanencia del plan. La alcaldesa sostuvo que existe un convencimiento de que “Casavalle puede ser diferente, y convertirse en un lugar en el que sus vecinos quieran vivir, y no salir únicamente en los diarios por la crónica roja. Nosotros tenemos una cantidad de cosas buenas que pasan pero que no son noticia, sólo se destaca lo malo”, indicó.
Lo formal de lo informal
Si bien la zona cuenta con una tasa de empleo similar a la del resto del departamento, el problema se encuentra en la calidad del mismo. “Uno de los desafíos es generar fuentes de trabajo formales y decentes, que al día de hoy no existen. Por ejemplo, en Casavalle hay muchos clasificadores de residuos que no cuentan con condiciones adecuadas, que si bien desde el municipio se ha trabajado para revertir la situación, aún hay un camino muy largo por recorrer”, comentó Pérez.
“El trabajo que hay es informal y de baja remuneración. Los empleos a los que puede acceder la gente no superan los 10.000 pesos”, detalló Nedov. Según su visión, esto se debe -entre otras cosas- a la baja capacitación, que no permite elegir libremente a la hora de trabajar. “Hay una fantasía de que la informalidad está excluida del sistema, y en realidad se da una inclusión subordinada. En el caso de los clasificadores, hay empresas que exportan materiales con boletas y blanquean el trabajo. Hay una cadena que no está cortada; los trabajos informales son explotados por el capitalismo, pero de una manera informal, y cada vez más precaria”, entendió Pérez. Para intentar solucionar estos aspectos, en Casavalle funciona un Centro de Desarrollo Económico Local (Cedel) en el que se dan cursos y apoyo a emprendimientos. La alcaldesa definió al Cedel como “eje del plan”, y considera que “tiene menos posibilidades de desarrollo de las que podría tener”, sobre todo debido a falta de recursos.