“El Hospital de Clínicas es el lugar donde nos estamos formando, donde pasamos la mayor cantidad de horas al día. Y este piso [el séptimo] es nuestro piso, donde estamos haciendo las prácticas”, explica a la diaria Paula Duarte, vocera y estudiante de quinto año de la carrera Doctor en Medicina. Ella y otras estudiantes presentaron el proyecto a la comisión directiva del centro y recibieron su aprobación para seguir adelante.
El piso siete tiene dos alas: en una está Toxicología y en la otra, donde practican las estudiantes que impulsan la iniciativa y donde se dará prioridad, se encuentra uno de los sectores del hospital destinado a cirugías. Hay 32 camas disponibles. Se distribuyen en una sala con 12 lugares para mujeres, otra igual para varones, cuidados intermedios y cuatro individuales para pacientes “apartados”, que son aquellos que padecen enfermedades infectocontagiosas.
Las salas están ubicadas a lo largo de un oscuro pasillo, al que se accede por el hall central del piso que sí está iluminado con luz natural y que comunica con los ascensores. El lugar está limpio, pero todas las paredes están descascaradas, predomina el color beige y hay manchas de humedad. En algunos sectores se acumulan cientos de grafitis hechos con lápices o marcadores, seguramente durante largas esperas. “Hay pacientes que están dos días nada más, pero otros están dos meses”, explican las estudiantes.
Estas condiciones contrastan con las de otros pisos del Hospital de Clínicas, que están impecables, por ejemplo, el área Nefrología. “Las partes donde está mejor son aquellas donde se venden servicios. Es decir, donde además de brindar atención a pacientes del hospital el servicio se ofrece a pacientes particulares”, explica Duarte.
La idea es comenzar por el hall -“hacer dos murales coloridos”-, continuar por el pasillo y tener todo terminado en noviembre, que es la meta que se pusieron. También está en los planes acondicionar cada una de las salas, pero eso puede llevar un poco más de tiempo porque implica una coordinación para trasladar a los internados a otro piso y para hacerlo lo más rápido posible. “Primero tenemos que demostrar que esto se puede. Pero va a salir bien”, auguran.
Estado de ánimo
Duarte señala que los pacientes no plantean quejas por la atención que brinda el personal de salud y que la disconformidad mayor es por el deterioro edilicio. “Por supuesto que esto influye en el estado anímico del paciente y más aún del paciente quirúrgico, porque una cirugía de por sí lo deprime. Las buenas condiciones físicas, está comprobado, contribuyen a su recuperación. Por eso con esto también queremos mejorarles la estadía, no sólo a los pacientes, también a sus acompañantes”, señala.
Tienen claro que mantener las condiciones adecuadas del servicio hospitalario es una responsabilidad del Estado. “Pero preferimos ampararnos en la idea de devolverle a la institución lo que nos está aportando a nuestra formación. Además de todo, es un hospital muy querido por la gente y para muchos es una opción atenderse acá”, apunta Duarte. Por eso, añade, todo el que se sienta convocado puede colaborar.
Además de voluntarios, se necesitan fondos. Ya hay un compromiso de donar las pinturas necesarias, así que ahora trabajarán para obtener las herramientas. Por eso organizaron dos jornadas de promoción de salud para la recaudación, que se desarrollarán hoy y mañana entre las 13.00 y las 18.00. “Cualquiera podrá venir al hall de entrada del Hospital de Clínicas a tomarse la presión o medirse el Índice de Masa Corporal con una colaboración a voluntad”, invita Duarte. También realizarán una intervención en los semáforos del barrio para recaudar, y al mismo tiempo para difundir la iniciativa que tiene su página en Facebook con el nombre “Pintar por la salud”.