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Trabajadores en la obra del shopping que se construye próximo al edificio Libertad.

Foto: Pablo Nogueira

Gobierno prepara medidas para prevenir muertes en la construcción

11 minutos de lectura
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Limitar acceso a licitaciones de empresas que violen normas y responsabilizar penalmente a sus titulares.

Entre 2002 y 2012 murieron en promedio ocho trabajadores por año mientras realizaban tareas vinculadas a la industria de la construcción. El último accidente fatal ocurrió el 28 de agosto en Montevideo. El año pasado, tomando en cuenta todas las ramas de actividad, fueron al menos 60 los fallecidos. Durante la década analizada el registro de los siniestros no fue sistemático ni ordenado. Por eso en julio el Banco de Seguros del Estado (BSE) puso en marcha un plan piloto para mejorar la accesibilidad de la información estadística. También están planteados un proyecto de ley que determina la responsabilidad penal de los empleadores y la posibilidad de que el incumplimiento de las normas de seguridad cree desventaja en los llamados a licitación.

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Los datos del Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (SUNCA) dicen que son 76 las víctimas laborales en el sector desde 2002 hasta la fecha. La principal causa fueron las caídas, seguidas por los aplastamientos (ver recuadro). En diálogo con la diaria, el presidente del SUNCA, Faustino Rodríguez, reconoció que de un tiempo a esta parte los obreros han perdido la sensibilidad acerca de los accidentes laborales y la necesidad de adoptar medidas de prevención. Rodríguez advirtió del peligro que implica que la ocurrencia de estos hechos sea naturalizada por los trabajadores, ya que eso incide directamente a la hora de que se preocupen aún menos por respetar y reclamar condiciones de seguridad.

Pero a raíz de un nuevo caso en noviembre de 2011 que le costó la vida a un joven de 25 años en Montevideo, la agrupación asumió el tema como prioritario. Se lo definió como un caso bisagra, ya que el sindicato entró en contacto con la familia y vivió la realidad en conjunto. Eso los decidió a plantear el asunto con mayor firmeza en los ámbitos formales y a hacer campañas de difusión en su interna. Este rubro es el único que tiene un ámbito tripartito establecido para tratar temas de seguridad laboral junto con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) y la Cámara de la Construcción del Uruguay (CCU).

Además, el sindicato mantuvo reuniones con el presidente José Mujica, quien manifestó su compromiso con el tema, y con legisladores que se comprometieron a elaborar un proyecto de ley sobre seguridad laboral en la construcción, que está muy próximo a ser tratado en el Parlamento (ver recuadro). El SUNCA también promueve la creación de una fundación que dé apoyo a los trabajadores que sufran lesiones laborales que los imposibiliten a mantenerse en actividad y a las familias de aquellos que pierdan la vida.

De varias partes

Según Rodríguez, la gran mayoría de los accidentes laborales en el ramo son evitables a partir de la prevención. Manifestó que existe una gran responsabilidad de las empresas, las que no sólo no colaboran sino que muchas veces contribuyen a que sus empleados descuiden aspectos de su seguridad. El dirigente destacó que son pocas las que acompañan al trabajador y a su familia cuando sufre un accidente y denunció que muchas veces no tienen la más mínima consideración ante este tipo de circunstancias.

A modo de ejemplo nombró casos en los que la recuperación tarda algunos meses, y cuando los obreros vuelven al trabajo con algunas dificultades son despedidos de inmediato por las empresas, que se ven favorecidas porque no deben pagar indemnización. Sobre este aspecto Rodríguez indicó que lo anterior junto con el miedo que muchos tienen de denunciar las negligencias son los principales factores para que no concurran al médico cuando se ven afectados por alguna dolencia. Además, señaló que en cualquier otro rubro ninguna empresa puede echar a un trabajador en los 120 días después de que vuelve del seguro de enfermedad. Otro de los elementos que según el dirigente sindical favorecen a que ocurran accidentes son los apuros de las empresas para que las obras se ejecuten más rápido.

De acuerdo a lo que contó, esa época suele ser fin de año, antes de las licencias de los obreros. Cuando una obra está por terminarse varias personas trabajan simultáneamente en distintas tareas vinculadas a instalaciones eléctricas y para que no ocurran accidentes se necesita un altísimo grado de coordinación, que no siempre se produce. Pero también hay elementos que no hacen solamente a la forma de llevar a cabo las tareas y están relacionados con aspectos estructurales del ramo.

la diaria recorrió algunas obras y habló con los trabajadores, quienes unánimemente coincidieron en lo nocivo del trabajo a destajo y por rendimiento. En ese tipo de modalidades de contratación, la paga es de acuerdo a los metros cuadrados que construye el trabajador en un día. En palabras de Rodríguez: “Un obrero se rompe el lomo por unos pesos y eso le afecta toda la vida”. La necesidad de producir más lleva directamente a descuidar el cuerpo y la salud en general y -entre otras cosas- puede acarrear enfermedades óseas y musculares, además de accidentes puntuales.

La constru

En una obra del Hospital Británico, en la que hace algo más de un año se derrumbó el edificio de al lado y provocó un accidente, la diaria habló con el delegado de seguridad y dos trabajadores. En general el primero es una figura que es elegida por los trabajadores de la obra y que debe contar con experiencia en la empresa constructora; se encarga de recomendar al resto de los obreros acerca de las mejores condiciones de seguridad. Sin embargo, no tiene potestades de mando y la empresa es la única que puede aplicar sanciones por no cumplir con éstas, aunque desde el SUNCA no tienen indicios de que ello ocurra.

Quedan invitados

Éste es el tercer año que se habilita el posgrado de especialización en Construcción de Obras y es la primera vez que se dicta en Uruguay. Los anteriores, explicó Amándola, se hicieron en el marco de un convenio con la brasileña Universade Federal do Rio Grande do Sul, pero la Udelar “ya formó sus cuadros”. A iniciativa de la profesora Patricia Flores, una de las egresadas de esa experiencia, a fines de octubre se desarrollará en Uruguay un seminario sobre seguridad en la construcción a la que serán convocados el SUNCA, la Cámara de la Construcción, la Liga de la Construcción, la Asociación de Arquitectos, la Asociación de Promotores Privados y FUCVAM. “Vienen invitados extranjeros. Será un buen momento para evaluarnos”, apuntó el docente.

El delegado de la obra del Hospital Británico, conocido como el Negro Sena, contó que en ese lugar los trabajadores quedaron conmovidos ante el fallecimiento de un compañero hace algunos meses, pero estimó que el impacto “duró una semana” y se volvió a la misma situación de sensibilidad anterior. Además, contó que muchas veces los trabajadores se molestan cuando él les hace alguna observación, porque para algunos tomar precauciones es una pérdida de tiempo.

Sin embargo, habló de que la tarea de concientización con los más jóvenes da sus frutos con el tiempo y mencionó la necesidad de transmitirles estas cuestiones ni bien ingresan. El sector de la construcción incorpora año a año a muchas personas sin antecedentes en ese rubro, tanto jóvenes que hacen su primera experiencia laboral como otros que provienen de diversos sectores de actividad. En este sentido, en la mayoría de las obras se dan “charlas de introducción” cuando hay incorporaciones, para explicar aspectos introductorios a las tareas, pero los integrantes del SUNCA entienden que dichas charlas deberían hacerse “por fase de obra”. Sobre este punto, Rodríguez manifestó que también se llevan a cabo seminarios y talleres sobre seguridad laboral, pero que las empresas les descuentan los días de ausencia a los obreros.

En terreno

El delegado de seguridad de la obra consideró que también es conveniente que los trabajadores roten en sus tareas, debido a que de lo contrario “se confían”, lo que muchas veces también es fuente de accidentes. Otro aspecto que influye es la falta de coordinación; los funcionarios narraron que ha ocurrido que mientras un obrero clava una chapa desde arriba, hay otro abajo desempeñando otra tarea en el mismo chapón.

Mientras tanto, en la obra del nuevo shopping que se construye en la zona del edificio Libertad, en la que trabajan 450 personas, los obreros comentaron que “es difícil concientizar a los compañeros de que las reivindicaciones no son sólo salariales sino también relativas a las condiciones de trabajo”. “A veces nos olvidamos de que la máquina da hasta que apretás de más”, dijo uno de ellos. En ese lugar, uno de los encargados de seguridad propuso que cada uno limpie su lugar de trabajo antes de retirarse cada día, lo que contribuiría a la disminución de accidentes. Esto surgió luego de que hace algunas semanas 20 funcionarios se lastimaran con clavos que estaban desparramados en el suelo. Agregaron que la firma no accedió alegando que la medida haría bajar la productividad.

La obra está ubicada en una zona muy transitada de la ciudad y por día entran decenas de automóviles y camiones, lo cual debe ser tenido en cuenta especialmente. Los obreros recordaron al trabajador que falleció hace algunos años en una obra del Diamantis Plaza al ser atropellado por un auto, debido a que estaba agachado en la calle, de espaldas a los vehículos, y sin nadie que le avisara. En este sentido, los trabajadores manifestaron que actualmente tienen dificultades para señalizar adecuadamente las entradas al predio y los lugares en los que se movilizan personas que quedan expuestas al tránsito vehicular.

“Cultura represiva”

Si bien admitieron que la situación de a poco está mejorando, las fuentes del SUNCA aseguraron que persiste una cultura “represiva”. Según explicaron, durante muchos años no se podía contradecir al capataz de obra e imperaba la cultura del “si no te gusta, te vas”. Si bien la situación ya no llega a ese extremo, desde el sindicato expresaron que aún hay conflictos con los arquitectos y empresarios, y que además de que las constructoras ponen a gente que “no sabe nada”, buscan personal que “no moleste”. En este sentido, destacaron un doble discurso, ya que “en los ámbitos de discusión se comprometen” a determinadas cosas que “después no cumplen”.

Uno de los delegados de seguridad señaló que el capataz de su obra le dijo que le enseñara el oficio a los más jóvenes pero “no las mañas”, en alusión a su militancia sindical. Los obreros sostienen que la lucha por las condiciones de trabajo es diaria y resaltaron la importancia de la organización sindical así como de la transmisión de información “de los más viejos a los más jóvenes”. Según contaron, en la obra del Hospital Americano la empresa había dispuesto que el delegado de seguridad entrara en el recorte de personal previsto y a partir de un planteo de la asamblea de trabajadores lograron que se mantuviera. Los dirigentes del SUNCA manifestaron que el rol del delegado es de suma importancia, pero su correcto desempeño también depende en gran medida de la persona que lo ocupe.

Consultado por la diaria, el presidente de la CCU, Ignacio Otegui, relativizó la existencia de un doble discurso y dijo que la mayoría de los siniestros se ocasiona en obras informales, algo que contradice los datos que el SUNCA publica en su página web, en la que se identifican varias empresas constructoras en las que se registraron accidentes mortales. Además, destacó la existencia del ámbito tripartito de negociación, entre otras razones porque es algo que no ocurre en todas partes del mundo. A su vez, recordó que la cámara participa junto con el SUNCA y el MTSS en una campaña pública para la prevención de accidentes laborales y que estuvo de acuerdo con la aprobación de ciertos decretos que otorgaron beneficios a los trabajadores.

De todas formas, consideró que tanto la cámara como el SUNCA y hasta el propio ministerio tienen problemas para llegar a todas las obras en construcción del país debido a su elevado número. Según los datos del SUNCA, actualmente hay 65.000 obreros registrados en el BPS en todo el territorio.

Materia obligatoria

La Facultad de Arquitectura (Farq) de la Universidad de la República (Udelar) no tiene un curso específico sobre seguridad en obras aunque sí una especialización de posgrado en Construcción de Obras (ver recuadro). En la carrera de grado, hay una materia obligatoria, Construcción IV, que incluye un módulo sobre higiene y seguridad en la industria de la construcción.

Registro

De acuerdo a los datos del SUNCA, 76 personas murieron en accidentes laborales desde 2002. El peor año fue 2007, con 15, aunque Rodríguez recuerda que en la década del 90 se registraron años con picos de 20 muertes. En el período analizado, las causas fueron, según orden de importancia, las caídas (38,1%), los aplastamientos (19,7%), accidentes de tránsito (14,5%), golpes (9,2%), electrocuciones (7,9%), enfermedades contraídas (1,3%), agresiones por robos (1,3%), y en 7,9% de los casos no figuran las causas. En cuanto a las edades, 7,9% de las víctimas tenía menos de 25 años, 48,7%, entre 26 y 40, 32,9%, entre 41 y 60, y 6,6% más de 60, mientras que en 3,9% no se estableció. El 52,6% de las muertes ocurrió en el interior del país, 42,1% en Montevideo, mientras que de 5,3% no se tiene referencia.

El profesor grado 5 Duilio Amándola, director del Instituto de la Construcción de la Farq, explicó a la diaria que se abordan estadísticamente los indicadores generales nacionales e internacionales de los accidentes más importantes y que se hace un estudio de todas las normativas vigentes. Además se les proporciona una guía elaborada por el técnico prevencionista Ángel Dobrich. En otros aspectos, la asignatura incorpora herramientas para la gestión de calidad en la industria de la construcción y la optimización de la producción. “Hay un mito que sostiene que ponerse un cinto u otro elemento de seguridad es una pérdida de tiempo”, señaló Amándola. “El capataz es presionado, y como quien dice, ‘larga los perros’ y se hace todo a lo loco. El rendimiento no se afecta por estar protegido, porque si se hacen bien los números el costo de una lesión en el balance total termina siendo mayor. Si es una lesión mínima implica una pérdida de tiempo en la atención médica del trabajador y si es la muerte es una pérdida total. Eso, además, no tiene comparación con los términos de producción”, apuntó.

El docente entiende que los tiempos de productividad deben surgir de la organización y de la estructura de producción al momento de pensar los procesos. “Las irracionalidades son las que efectivamente hacen perder tiempo”, concluyó. ¿Cómo se puede contribuir desde el rol de arquitecto? “Hemos propiciado que la inversión en seguridad sea algo que diferencie los presupuestos y que las autorizaciones de pago se hagan en tanto estas medidas se cumplan, lo que le da potestad”, sostuvo. Esto corre para los casos en los que el profesional es contratado directamente por un particular, pero cuando ejerce la jefatura de obra para una empresa el arquitecto está “más atado”.

Las cooperativas de construcción de vivienda por ayuda mutua suelen ser consideradas “áreas de riesgo” de accidentes laborales por la falta de experiencia de quienes emplean y las personas que se emplean. Sin embargo, es donde menos accidentes se producen, remarcó Amándola, que brinda charlas de orientación en la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (FUCVAM). “Hay solidaridad colectiva y la voluntad de evitarlos. Ésas son las claves”, explicó.

Más que números

Otro de los puntos en los que Amándola hizo énfasis es la falta de datos oficiales sobre accidentes desde que el BSE perdió el monopolio del servicio. “La información estadística no está accesible y debe estarlo”, apuntó. Por su parte, el presidente del BSE, Mario Castro, reconoció esa carencia, pero señaló que hay un proyecto en marcha para revertirla, a cargo de un equipo del banco que coordina con el MTSS, que incluye la implementación de un Software Integral de Gestión Rector.

Desde el 9 de julio los reportes patronales de accidentes se hacen vía web sin necesidad de tener que recurrir a las oficinas y desde el 13 de agosto las denuncias obreras, como se las denomina, se registran cuando el siniestrado llega al BSE. La subgerenta general de este organismo, Graciela Vidal, explicó a la diaria que se determinan los días de atención según el baremo -sistema de referencia- de licencia de acuerdo a la lesión, se hace una reserva por concepto de reembolso de jornales o sueldos, y si requiere más días de licencia, el BSE hace una nueva fiscalización.

En Montevideo lo determina el personal a cargo de los registros médicos y fuera de la capital, los médicos fiscalizadores designados mediante convenios con la Federación Médica del Interior (Femi) o la Administración de Servicios de Salud del Estado. Luego, por medio del sistema, se vinculan ambas denuncias, la patronal y la obrera. Una de las novedades de la reforma es que ahora es obligatorio registrar la causa. “Siempre se preguntó la actividad y el tipo de lesión, pero el agente causante muchas veces no se completaba o se hacía en forma artesanal”, puntualizó Vidal.

El registro de la causa del accidente permitirá diferenciar aquellos en los que hubo responsabilidad de la empresa de los que también podrían ocurrir en un ámbito extralaboral, por ejemplo, quemarse con el agua caliente del mate. Vidal aclaró que en cualquier caso la indemnización es la misma y depende de los días de licencia, que a su vez son determinados según la gravedad. En los casos de accidentes laborales comienza a pagarse luego del tercer día de licencia 66,67% del jornal.

Durante 2011, los fallecidos en accidentes laborales en la construcción, según los datos del SUNCA, fueron nueve. Pero durante ese año hubo más de 50 muertes en otras ramas de actividad, de acuerdo a la información proporcionada y sistematizada por el BSE para este informe. Vidal indicó que los fallecimientos representan 10% de los accidentes que generan rentas permanentes (unos 600 anuales) y 50% no llega a tener asistencia porque la muerte se produce en forma instantánea. El total de denuncias recibidas por el BSE en 2011 fue de 54.956. Los datos no detallan en qué sectores ocurrieron los fallecimientos. No obstante, aportan que las industrias con mayor siniestralidad fueron construcción y afines (12.500 accidentes), comercios mayoristas y minoristas (7.200), rurales y afines (5.000) y almacenaje, comunicación y transporte (4.000).

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