Hace pocos meses, en la región de Yakutia, al este de Siberia, se encontraron restos bien conservados de un mamut prehistórico que los científicos intentarán clonar. Serguei Fiódorov, director del Departamento de Exposición del Museo Nacional de Yakustsk (ciudad ubicada al noroeste de Rusia), dijo que el año pasado firmó un acuerdo con científicos de Corea del Sur para intentar la clonación del mamut.
Los restos, pertenecientes a una hembra, se encontraban en un excelente estado de conservación debido a las bajas temperaturas de la región. Los tejidos tenían el mismo color que la carne fresca y la sangre se encontraba en muy buen estado, al igual que los tejidos blandos.
El mamut lanudo apareció hace unos 150.000 años y vivió durante la edad de hielo en las regiones de Siberia, el Ártico canadiense y Norteamérica. Fue una especie sumamente exitosa -el hombre de Neanderthal y el de Cromañón utilizaban la piel y los colmillos de este animal para construir refugios- y se había adaptado perfectamente a las temperaturas extremas de la última edad de hielo. Hace 12.000 años, cuando la temperatura media de la Tierra ascendió y se retiraron los glaciares, esta especie desapareció.
Josef H Reichholf, profesor de Biología Evolucionista y Ecología en la Universidad de Múnich, cree saber por qué estos animales se extinguieron: la última edad de hielo -que duró casi 100.000 años- fue muy seca y cuando se produjo la retirada de los glaciares se descargaron las lluvias. La lana que cubría a estos animales no era impermeable, y su cuerpo se mojaba cuando llovía y morían de hipotermia.
Mito y verdad
La clonación consiste en una serie de técnicas que permiten obtener un animal idéntico al que proporcionó el material genético original. A diferencia del desarrollo de un embrión normal, que se produce a partir de la unión de los gametos (células sexuales), en la tecnología del clonaje se extrae un óvulo y mediante micromanipulación se retira el material cromosómico de su interior. Vaciado el óvulo, se introduce el material genético completo (genoma) obtenido de una célula diferenciada -tejidos, órganos o sangre- del cuerpo de un donante de la misma especie. Posteriormente se hace pasar una débil corriente eléctrica para que el óvulo comience a dividirse.
Después de varias divisiones se introduce el blastocito (embrión en las primeras etapas de desarrollo) en el útero de una hembra de la misma especie. Si el embrión se desarrolla con normalidad dará lugar, después del período de gestación, a un animal idéntico al que proporcionó el material genético.
En los años 70 se realizaron los primeros experimentos con renacuajos, ya que el óvulo de estos animales es relativamente grande y fácil de manipular. A comienzos de los años 80 se comenzó a experimentar con pequeños mamíferos, pero la tasa de éxito era muy baja; muchas veces se producían abortos espontáneos o el embrión moría a las pocas semanas. La razón: la estabilización epigenética, es decir, la relativa incapacidad que tienen las células diferenciadas de duplicarse de forma continua e ininterrumpida.
En 1996, científicos del Instituto Roslin de Edimburgo, liderados por el doctor Ian Wilmut, lograron por primera vez clonar con éxito una oveja, a la que llamaron Dolly, gracias a los avances en bioquímica -el desarrollo de enzimas para activar la duplicación del óvulo y mantener estable al embrión- y a un progresivo perfeccionamiento técnico.
Hoy en día es posible clonar prácticamente cualquier animal; sin embargo, la estabilización epigenética sigue siendo un factor en contra.
Para obtener un animal clónico a partir de una célula diferenciada es necesario realizar decenas o cientos de intentos (motivo por el cual los clones son tan costosos). Si el resultado es positivo, el animal tendrá una vida normal, aunque en algunos ejemplares se llegó a sospechar la incidencia de esta técnica en el desarrollo de problemas orgánicos.
En el caso de Dolly su deceso se produjo a una edad avanzada para su especie y como consecuencia de una enfermedad.
A diferencia de los animales transgénicos -a los que se les introduce un gen específico para obtener fármacos-, no existe una finalidad concreta cuando se crea un clon; se trata de la demostración de una serie de conocimientos que puede ser orientada por diversos motivos, incluso estrictamente personales. Hace varios años, un millonario de Texas ofrecía cientos de miles de dólares para quien clonara su perro muerto.
Debido a las implicancias éticas y filosóficas de esta tecnología, la clonación de un ser humano está prohibida o limitada a la etapa de blastocito en aquellos países con laboratorios que desarrollan estas prácticas.
Genes y dinosaurios
Clonar una especie extinta es, por diversos factores, una tarea sumamente compleja.
Generalmente el material genético contenido en los restos óseos de animales que vivieron hace varios miles de años -como en el caso del mamut de Yakutia- ha estado expuesto a las diferentes condiciones físicas del ambiente. A todo esto debemos agregar el deterioro producido por el propio paso del tiempo. Todas estas circunstancias determinan que el material genético se encuentre, en la mayoría de los casos, en muy malas condiciones. Las largas cadenas de ADN que forman los genes están rotas o falta parte de su estructura molecular.
A pesar de los avances en ingeniería genética y en bioquímica, los investigadores aún no saben cómo reconstruirla, requisito indispensable para llevar a cabo satisfactoriamente la clonación. En la famosa película Parque Jurásico (Steven Spielberg, 1993), basada en la novela homónima de Michael Crichton, se resucitan dinosaurios mediante tecnología de clonación.
El autor era doctor en medicina y sabía muy bien que si quería hacer una historia mínimamente creíble no podía utilizar las células óseas de los fósiles, ya que se convirtieron en piedra debido al paso del tiempo. Por ese motivo, cuando escribió el libro utilizó un recurso original: la sangre de dinosaurios contenida en mosquitos atrapados en ámbar. Sin embargo, los dinosaurios clonados pertenecen, y seguirán perteneciendo, a la ciencia-ficción, ya que el material genético, aunque protegido del medio ambiente por la resina fósil, inevitablemente sufrió las consecuencias físicas del paso del tiempo y debería encontrarse completamente fragmentado. La agitación térmica -el movimiento aleatorio que experimentan todas las partículas- termina destruyendo las moléculas orgánicas en lapsos de millones de años.
El estudio de los restos fósiles puede proporcionar a los científicos valiosa información que permitirá responder interrogantes sobre la evolución de la vida en la Tierra.
En Uruguay, el doctor Daniel Perea y la licenciada Valeria Mesa, del Departamento de Evolución de Cuencas del Instituto de Ciencias Geológicas (Facultad de Ciencias, Universidad de la República), encontraron en 2009 pisadas de dinosaurio en la localidad Cuchilla del Ombú (Tacuarembó). El lugar fue declarado Museo Histórico Nacional en agosto de 2012, lo que -según los expertos- permitirá evitar la destrucción de las huellas y obtener información clave para realizar un mapa jurásico del norte del país.
Desafíos y nuevos interrogantes
Los restos de mamut encontrados en Siberia presentan un nuevo desafío para las tecnologías de la clonación. Si el ADN está adecuadamente protegido no se fragmenta en el lapso de 10.000 o 12.000 años. Los huesos, los tejidos y la sangre se encontraban congelados. Sin embargo, el frío conserva pero también destruye.
Cuando el agua se congela se forman diminutos cristales de hielo que al crecer destruyen las moléculas orgánicas y comprometen la estructura del material genético. En muchos países se lleva cabo el proyecto Asistencia a la Reproducción y Conservación Animal, que consiste en conservar a temperatura de nitrógeno líquido -196ºC bajo cero- muestras de tejido y gametos de especies en peligro de extinción. Pero en esos casos se utilizan técnicas de criopreservación, sustancias que cubren el material genético y le proporciona nutrientes para evitar daños provocados por el frío.
Científicos rusos y coreanos intentarán extraer ADN de las células de los tejidos “bien conservados” del mamut de Yakutia, luego lo introducirán en el óvulo de un elefante -la especie actual más cercana- y lo implantarán en el útero.
A diferencia de lo que sucede con los dinosaurios de Parque Jurásico, no es técnicamente imposible clonar un mamut lanudo que vivió hace 12.000 años, aunque persisten numerosas preguntas.