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Pedro Bordaberry, Tabaré Vázquez, Luis Lacalle Pou y Pablo Mieres, en la Rural del Prado. Foto: Pedro Rincón

Tractores electorales

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Qué dejó el ciclo electoral en los principales partidos políticos: liderazgos emergentes e interrogantes.

El Frente Amplio (FA) ganó, y con mayoría parlamentaria, las elecciones, aunque muchos consideran que fue la “irrupción” de la candidatura de Luis Lacalle Pou lo que obligó al oficialismo a enfrentar una segunda vuelta. Con sus máximos referentes fuera de próximas contiendas, el FA deberá enfrentar en este período el desafío de construir liderazgos fuertes como los de Tabaré Vázquez, José Mujica o Danilo Astori. En el Partido Nacional (PN) celebran lo que se ve como la consolidación de Lacalle Pou y no descartan la relevancia que mantendrá Larrañaga, mientras que en el Partido Colorado (PC), todavía sin autocrítica, las explicaciones de la derrota no se atribuyen al candidato, Pedro Bordaberry.

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El presidente electo, Tabaré Vázquez, recibirá la banda presidencial un mes y medio después de haber cumplido 75 años. Se la entregará el presidente saliente, José Mujica, que el 20 de mayo festejará sus 80 años. El 23 de abril, el actual vicepresidente y futuro ministro de Economía y Finanzas (MEF), Danilo Astori (Frente Liber Seregni-FLS), también cumplirá 75. Ellos tres y el intendente de Canelones, Marcos Carámbula, que tiene 67, fueron quienes compitieron por la candidatura a la presidencia por el FA en los períodos electorales anteriores al ciclo actual. Vázquez repitió en 2014, ganó la interna y las elecciones nacionales, por lo que, más allá de lo que la biología permita, está descartado para la competencia de 2019. Mujica tendrá 84 años y Astori, 79, por lo que es probable que no tengan interés en participar en otra campaña electoral. La pregunta es: ¿quienes sustituirán estos liderazgos?

En la última campaña electoral apareció en escena una segunda precandidatura a la presidencia por el FA, la de la senadora Constanza Moreira, de 54 años, la primera mujer en intentar ganar las internas del FA y la única precandidata presidencial mujer. Moreira obtuvo una votación parecida a la de Astori cuando éste compitió con Vázquez, en 1999. Posteriormente, en las elecciones nacionales, se presentó con un sublema propio, Casa Grande, y consiguió ser reelecta como senadora. También se consolidó la figura de Raúl Sendic, de 52 años, a partir de la muy buena votación en las internas de su sector, la lista 711, que llevó a que fuera propuesto como candidato a la vicepresidencia por el FA y rápidamente aceptado, tanto por Vázquez como por la fuerza política, para completar la fórmula.

El politólogo Gabriel Delacoste opinó que “no parece haber un gran esfuerzo” por parte del FA para “armar el gobierno de manera de crear nuevos liderazgos”. “Desde la conformación del gabinete o la candidatura a la Intendencia de Montevideo [IM] de Lucía Topolansky [Movimiento de Participacion Popular, MPP], da la impresión de que el criterio con el que se está nombrando los cargos importantes no es para proyectar liderazgos de futuro”, consideró. Para Delacoste, la candidatura a la IM de Daniel Martínez, de 57 años, propuesta por el Partido Socialista (PS) y apoyada por el Frente Liber Seregni “sí intenta construir eso”, así como “la trascendencia” que Vázquez le está dando al contador Álvaro García (PS, 53 años). “Pero el candidato natural para 2019 parecería ser Sendic, que votó muy bien, es el vicepresidente y tiene buenas relaciones con casi todos los sectores del FA”, señaló. Delacoste también destacó a Moreira, pero dijo que “hay que ver cómo se logra alinear el movimiento que apoyó su precandidatura, que en este momento se encuentra en un proceso de reorganización”.

Sin embargo, si bien hoy se podría arriesgar que Sendic y Moreira son dos figuras cantadas para las internas de 2019, para Delacoste “es muy temprano”, ya que se podría sumar alguien del PS como Martínez, García o la propia presidenta del FA, Mónica Xavier (58 años). Además, señaló que los intendentes de los departamentos del interior del país aspiran a la presidencia como paso “natural” para crecer políticamente, y que si bien en el FA no ha ocurrido “sería lógico que en algún momento empezaran a hacerlo”. Por eso, para Delacoste hay que registrar también a las figuras que emerjan de las elecciones departamentales de mayo, y también “tener en cuenta” que hay liderazgos que se pueden proyectar desde la gestión de un ente autónomo o una empresa pública, tal como ocurrió con Sendic. “Si bien las elecciones que vienen empiezan al día siguiente al que terminan las anteriores, falta mucho tiempo y seguramente va a aparecer gente nueva”, expresó.

Sin rescates

Pero para resolver sus contradicciones internas o la falta de liderazgos nuevos, el FA ha recurrido a sus figuras de peso a pesar de la edad, lo que implica que no se pueden descartar escenarios en los que aparezcan de nuevo los líderes que ahora parecen estar en retirada. Delacoste dijo que si le hubieran preguntado hace cinco años sobre la elección de octubre, hubiera dicho que “la biología iba a ser determinante en las candidaturas”, y sin embargo, “no lo fue”. “La longevidad es algo que nosotros no podemos prever. No se puede descartar que pase eso, pero políticamente eso es muy malo para el FA. En algún momento tiene que haber un recambio. Es mucho peor que lo haga la naturaleza que que lo haga el partido, porque puede pasar lo que pasó a principios de los años 60, cuando se murió toda la primera plana de la política y fue un desastre terrible para el país”, explicó.

Para el politólogo, el FA está “en pleno proceso de realinear su interna”, y ese proceso “solo se puede profundizar”. “Si estamos hablando de que los grandes liderazgos están creciendo en edad, sumado a la casi desaparición de algunos sectores que fueron importantes en la última década, hay que ver con mucha incertidumbre cuál es el futuro del FA en su vida interna. Hay partidos históricos como el Comunista y el Socialista que no van a desaparecer, pero cuesta imaginar al astorismo sin Astori o al mujiquismo sin Mujica. Es claro que el FA sacó casi la misma cantidad de votos que en la elección anterior y, sin embargo, la correlación de fuerzas interna cambió mucho. Alguien pescó dentro de la pecera con mucha eficacia”, remató el politólogo.

Delacoste también relativizó la emergencia de algunas jóvenes diputadas electas en el interior del país y afirmó que la ley de cuotas no fue tan efectiva como se pretendía. “La representación de las mujeres no subió tanto. En algunos lugares puntuales hubo apuestas a liderazgos femeninos, pero la aplicación de la ley de cuotas fue minimalista: la persona de diferente sexo de las tres generalmente era una mujer, y además figuraba en el tercer lugar”, concluyó.

Siguen ahí

Por su parte, el sociólogo Agustín Canzani opinó que durante el próximo período “los liderazgos fuertes van a seguir siendo importantes”; Vázquez desde el ejercicio de la presidencia, Astori desde el MEF y Mujica y “su grupo” también. “Pero pueden surgir nuevos protagonismos provenientes de dos arenas: de la legislativa, es decir el Parlamento, donde en principio las dos personas con mayor protagonismo son Sendic y Moreira, que ya tienen un nombre y notoriedad, y por otro lado del ancho campo del Poder Ejecutivo, donde habrá que ver cómo funcionan los ministerios y los protagonismos que puedan surgir de allí”, explicó. Para Canzani, el FA va a ir procesando “su renovación en términos de liderazgo”, pero cree que eso se va a dar “en la segunda etapa” del próximo gobierno.

En cuanto a la correlación de fuerzas interna que emergió de las elecciones nacionales, el sociólogo opinó que si bien la lista 711 y Casa Grande crecieron “notoriamente” en el caudal de votos, “las diferencias no son tan grandes” y “el panorama no es radicalmente distinto, porque no quedó ningún grupo que pueda mandar por sí solo”. Con respecto al surgimiento del grupo de los ocho (MPP, Partido Comunista, listas 711 y 5005, Vertiente Artiguista, Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, Movimiento de Alternativa Socialista y Frente Izquierda de Liberación), Canzani opinó: “Hay que ver si es un compromiso que va mas allá de los electoral y cómo funciona en el escenario de gobierno”.

Canzani calificó a Mujica, Vázquez y Astori como “tres grandes tractores electorales” y dijo que su ausencia sería “un impacto muy importante para cualquier partido”. “El gran desafío no es sólo para el astorismo o el mujiquismo, es para todo el FA, que necesita grandes figuras desde el punto de vista electoral con carisma, trayectoria y experiencia, algo que no se consigue de un día para el otro”.

El sociólogo también recordó que la IM es “un espacio de protagonismo importante”, que podría ser explotado tanto por Daniel Martínez como por Lucía Topolansky para proyectarse como líderes.

La novedad

Al hablar de liderazgos, la mayoría de los dirigentes del PN responden con confianza que, más allá de los resultados electorales, el partido quedó “bien parado” después de este ciclo electoral. Después de que en 2011 el histórico líder Luis Alberto Lacalle renunciara a integrar el directorio blanco y a ser nuevamente candidato, el sector herrerista del partido quedó sin cabeza visible y parecía que sería nuevamente el tiempo de Jorge Larrañaga, líder de Alianza Nacional (AN). Pero finalmente el candidato fue Luis Lacalle Pou, de 41 años, que llegó al balotaje contra el ex presidente Tabaré Vázquez y quedó perfilado para liderar el partido.

El actual presidente del directorio blanco, el senador Luis Alberto Heber, recuerda que después de la renuncia de Lacalle en su sector (el Herrerismo, que hoy integra el bloque Todos Hacia Adelante) consideraban que la renovación vendría de la mano de su generación, de una camada de dirigentes que rondaba los 50 años. Varios de esos nombres se manejaron como precandidatos: Heber, Ana Lía Piñeyrúa, Francisco Gallinal, todos de una edad similar a la de Jorge Larrañaga, que sería precandidato indiscutido por AN. “Pero irrumpió una nueva generación, de 30 y pico casi 40, que renovó aun más el partido, consolidando un liderazgo y una forma diferente de hacer política que tuvo la preferencia de los blancos en la interna y tuvo una consolidación a tal punto que obligó al FA a una instancia de balotaje”, valoró Heber. Para el senador herrerista, hace dos años “se pensaba que era una carrera muy fácil para Vázquez, y tanto no fue así que generó temor y llevó al FA a cambiar su estrategia”. El dirigente nacionalista consideró que la candidatura de Lacalle Pou “obligó” al FA a una segunda vuelta, y que el PN mejoró su votación, de 29 a 32%. “Pensábamos que íbamos a llegar al 34%, es verdad, pero no por eso podemos dejar de ver que el partido, en manos de una figura joven como Lacalle Pou, generó una renovación, un estilo nuevo, una forma distinta de comunicarnos, pero ademas un crecimiento”, opinó.

Otro de los precandidatos, Jorge Saravia, también considera que Lacalle Pou “le hizo muy bien” al PN. “Luis logró una postura renovadora y un liderazgo distinto dentro del partido, y tiene el desafío hacia adelante de tener que consolidarlo”, opinó. El dirigente asegura que Lacalle Pou “no perdió la elección” y que queda “bien posicionado con su candidatura” de cara al futuro y los procesos electorales. La figura del candidato nacionalista, para Saravia, consiste en una renovación “no sólo por la edad, sino también en la forma de hacer política, porque cambió en relación a los liderazgos tradicionales”. Explicó que Lacalle Herrera “sigue siendo el hombre de más peso político, no tiene discusión, pero Luis logró en poco tiempo un liderazgo de otro perfil, distinto del de Lacalle e incluso del de Larrañaga”. Además de “construir su propio liderazgo”, consolidar su figura e impulsar un buen desempeño de los candidatos nacionalistas en las elecciones departamentales y municipales de mayo de 2015, para Saravia otro desafío importante que tiene Lacalle Pou es “conducir el partido desde la oposición”.

El liderazgo de Lacalle Pou también es reconocido desde filas de AN, aunque los dirigentes del sector no lo dan por consolidado. “Habrá que ver cómo se va a desarrollar en los próximos años; en todo partido que pierde la elección, obviamente qsu liderazgo queda pasible de consolidarse, o no, en el futuro”, dijo el senador de Tacuarembó Eber da Rosa. En términos inmediatos y a nivel partidario “obviamente el lidarazgo lo ejerce Lacalle Pou, por ser el candidato mayoritario; habrá que ver si con el tiempo eso se mantiene así”, añadió. Da Rosa dijo, no obstante, que Lacalle Pou “siendo una figura joven, que consolida su imagen ganando la candidatura a la Presidencia de la República; obviamente tiene camino por recorrer”. Para Francisco Gallinal, senador de Correntada Wilsonista e integrante del bloque de sectores que respaldó la candidatura de Larrañaga, a Lacalle Pou “le salió bien” la presentación de su candidatura. Consideró que aunque todos “hubiéramos querido votar mejor, todavía tiene un camino largo que recorrer y tiene todo para seguir trabajando desde los primeros lugares”.

De pie

Perder las internas fue un golpe duro para Larrañaga, que intentaba por tercera vez llegar a la presidencia. Después de reconocer la derrota ante Lacalle Pou, el líder de AN dijo que subiría las escaleras del directorio blanco “por última vez” para saludar al entonces candidato único del partido, una frase que quedó resonando por unos días, pero que fue relativizada después de que Larrañaga aceptara, por segunda vez, ser candidato a vicepresidente. Si bien en un principio parecía que buscaría bajar su perfil, al sumarse a la fórmula volvió rápidamente a los primeros lugares del partido.

Desde su sector no ponen en cuestión su liderazgo. “En el partido hay un liderazgo consolidado de parte de Larrañaga; evidentemente, si podían quedar dudas lógicas después de la interna, su decisión de ser candidato a vice y, sobre todo, su trabajo, lo consolidaron”, opinó Gallinal, que recordó además que sigue siendo Larrañaga la figura que llevó a los blancos a su mayor votación en las últimas elecciones, cuando llegaron a 35% en 2004.

Heber, por su parte, aseguró que el liderazgo de Larrañaga “no está en cuestión, está consolidado desde hace mucho tiempo. Es más, es necesario en el partido”, opinó, aunque diferenció liderazgo de candidaturas: “Eso hay que preguntárselo a él y a ellos”. Saravia reconoció en el referente de AN a “un luchador, un peleador”, y consideró que “va a seguir dando mucho”, aunque opinó que “lógicamente no queda en primera fila”. Da Rosa, en tanto, prefirió no opinar sobre la proyección de Larrañaga para las futuras elecciones; “hay cosas que llevan su tiempo”.

Inmersos en la desdicha

En 1999 el PC ganó las elecciones en segunda vuelta con 53% de los votos y Jorge Batlle fue presidente; en 2004, tras la crisis bancaria de 2002, se presentó Guillermo Stirling y obtuvo 10,4%, la peor votación del partido. En 2009, los colorados repuntaron y alcanzaron 17% con Pedro Bordaberry. En junio de este año, en las elecciones internas, el PC volvió a apostar por Bordaberry y renovó esperanzas, pero el 26 de octubre sólo consiguieron un magro 12,9%. Ningún colorado sabe a ciencia cierta por qué uno de los partidos tradicionales de Uruguay cada año está más lejos de volver a gobernar y en lucha constante para mantener y atraer a nuevos votantes. Algunos hablan de que falló “la comunicación” porque fueron incapaces de transmitir su “idea”; otros dicen que se necesitan nuevos liderazgos; los menos, que el PC perdió sus banderas batllistas frente al FA y que necesita consolidar, nuevamente, su ideología. Hay muchas versiones, pero la oficial la dará la Comisión de Análisis que formó el Comité del Ejecutivo Nacional (CEN) para establecer las causas que llevaron al PC a obtener ese resultado.

El nuevo secretario general del CEN de Montevideo, Guillermo Facello, perteneciente a Vamos Uruguay (VU), piensa que “la recuperación” se dará por medio de la “recorrida de los barrios para recuperar la mayor cantidad posible de intendencias” en las elecciones departamentales. Facello entiende que “no es momento de buscar responsables”, y exhorta a “seguir el camino hasta las próximas elecciones” nacionales. “No he analizado qué falló en profundidad, pero seguramente fue la comunicación con los votantes; no pudimos transmitir nuestra ideología, la ciudadanía no la captó y otras opciones fueron más seductoras”, indicó y agregó: “Pero tenemos el orgullo de ser colorados”.

En ese sentido, el ex secretario general del CEN Max Sapolinski señaló que la mala votación no tiene “una única causa”. Según entiende, el PC debe acercarse “a la población y mejorar la comunicación”; “replantearse su posición y darle participación a la gente joven”. A su vez, destacó la labor de Bordaberry, y aclaró que “el liderazgo se va midiendo en los distintos procesos electorales” -en las elecciones internas de junio Bordaberry consiguió 74%, frente a José Amorín Batlle, de Batllistas de Ley, y Manuel Flores Silva, de Ala Batllista-.

En esa línea está el diputado Walter Verri, también de VU, quien aseguró que una de las causas de la votación fue “no haber logrado transmitir a la gente que quiera votar batllismo que tiene que votar al PC”. Verri aseguró que “hubo un trabajo serio y responsable que reposicionó” al PC, y que “el trabajo de Pedro ha sido muy bueno y se nota”. También reconoció que es necesario “un cambio”, que “tiene que haber más sectores y más batllismo”.

El diputado de VU Fitzgerald Cantero aseguró que Bordaberry “mantiene y mantendrá su liderazgo intacto”. Considera que haber obtenido 11 de las 15 bancas del CEN le da ese respaldo. La misma postura adopta el diputado Daniel Bianchi, también del sector de Bordaberry, quien adelantó que “hay que mejorar las relaciones para estar unidos dentro de la diversidad del partido”.

Desde Batllistas de Ley la crítica también es moderada. El senador Tabaré Viera afirmó: “El partido va a tener que seguir renovándose, porque los liderazgos que existen, evidentemente, no son suficientes”, y señaló que las elecciones municipales son una “excelente oportunidad para que los [dirigentes] locales puedan ir haciendo sus primeras experiencias, y así puedan ir apareciendo los nuevos liderazgos que necesita el partido”. Viera aseguró que se “cometieron muchos errores y se tiene que volver a algunas raíces de actitudes, gestos, propuestas y pensamientos que tienen que ver con nuestros orígenes batllistas”, pero no se atrevió a decir cuáles.

Chapa y pintura

Los que sí gritan a todas voces lo que piensan son los disidentes. El diputado Fernando Amado, quien dejó en noviembre VU para formar un nuevo sector, aseguró que la situación del PC es “producto de decisiones estratégicas que se han tomado en las últimas dos décadas que repercuten y predisponen lo ideológico”. “Nos fuimos alejando del respaldo de las mayorías populares, que son nuestro pulmón”, según Amado. “Nos sacaron la roja en serio. Hasta que se representen intereses diferentes a los últimos años no va a pasar el cambio. Hay que hacer chapa y pintura”, agregó. Amado está seguro de que su partido “tiene que cambiar la cabeza, hacer un clic”, porque “se hizo pelota, y la única manera de recuperarlo es tomar conciencia de la realidad compleja y no estar apurados por encontrarse con éxitos”.

El diputado Aníbal Gloodtdofsky, quien está trabajando para fundar el sector Principista, siente lo mismo: “El PC está en su mínima expresión, y, lejos de asumir cualquier posición, por más vocación y tradición de colorado que tengamos, debemos asumir que necesitamos votos para ser el gran partido articulador que éramos”, indicó. José Pablo Franzini, de Colorados Disidentes, también considera que la situación actual es “consecuencia del alejamiento de las identidades más cercanas al partido”, las batllistas. A su vez, apuntó que “que los liderazgos sean legítimos no significa que sean representativos; acá se ganó una elección en un partido muy cerrado que no se abre a la gente”.

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