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Docentes y estudiantes en la puerta del Instituto de Profesores Artigas. Foto: Federico Gutiérrez

Dar vuelta el partido

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En promedio, pasan cinco años entre el egreso de educación media y el ingreso a carreras de formación docente.

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Editar

La necesidad de contar con más docentes preocupa a las autoridades de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), sobre todo teniendo en cuenta que a la falta de profesionales en la actualidad se suman las metas educativas para el quinquenio, que, por ejemplo, se proponen ampliar la matrícula en educación inicial y educación media, además de generar diversas modalidades de acompañamiento para favorecer la permanencia de los jóvenes en el sistema. Así lo explicó a la diaria el presidente del Consejo Directivo Central de la ANEP, Wilson Netto, después de que el Consejo de Formación en Educación (CFE) presentara los resultados de un censo realizado a los estudiantes de las distintas carreras que ofrece la institución.

Días atrás, el CFE lanzó una campaña de comunicación para que más jóvenes se anoten en alguna de las carreras (ver ladiaria.com.uy/articulo/2015/12/la-montana-y-mahoma), a lo que ahora se suma la sistematización de los datos del censo, que se aplicó entre noviembre de 2014 y febrero de 2015, en forma obligatoria para los estudiantes activos, es decir, quienes tuvieran alguna materia aprobada en los últimos dos años. Según explicaron en la presentación Analaura Conde, Franco González y Alberto Villagrán, del Departamento de Investigación y Estadística Educativa de la ANEP, en total hubo 14.600 registros pero los estudiantes que contestaron la encuesta fueron 14.068; la diferencia corresponde a la cantidad de personas que cursan más de una carrera en la institución. Pero si además se cuenta a los estudiantes inactivos, la cifra supera los 24.000.

El estudio muestra que siete de cada diez estudiantes de formación en educación son mujeres, porcentaje que supera el 77% en la franja etaria de 18 a 24 años; la carrera con mayor feminización es magisterio, con nueve de cada diez estudiantes de sexo femenino. De todas formas, la tendencia es que la matrícula masculina va proporcionalmente en aumento. La composición etaria de los estudiantes muestra que 41% tiene entre 18 y 24 años, 25% entre 25 y 30, y un tercio de la matrícula es mayor de 30. Además, la menor edad registrada fue 17 años, mientras que la más alta entre los encuestados fue 68.

Después de vueltas

Uno de los datos que más preocupan a los jerarcas es que en promedio las personas se anotan en carreras del CFE a los cinco años de haber egresado de la enseñanza media, lo que por lo general demuestra que acuden a ella después de haber transitado por otras carreras terciarias. Al respecto, Netto dijo que otra de las posibles explicaciones de que los estudiantes no sean más jóvenes se vincula con que cuatro de cada diez jóvenes egresan de la educación media con un rezago de cuatro años. El censo también muestra que 82% de la matrícula realizó su formación en liceos públicos, mientras que 13% lo hizo en instituciones privadas, 3,4% en UTU y 1% en el exterior. Además, un cuarto de los estudiantes de formación en educación cursa o cursó otro estudio terciario, mientras que 75% proviene de hogares cuyos padres no cuentan con estudios terciarios.

Otro de los datos significativos es que 49% de los estudiantes sigue viviendo en su hogar de origen y aún no se independizó, mientras que 27% vive en un hogar con hijos, del estudiante o de su cónyuge. En cuanto al vínculo con el mercado laboral, cerca de 60% de los estudiantes activos trabaja y otro 20% busca trabajo, pero sólo 3% trabaja como docente. Según Netto, estos datos muestran que “hay un porcentaje enorme de estudiantes que no han culminado sus estudios y están trabajando en la docencia pero ya no son estudiantes activos”. Esta situación, sostuvo el jerarca, desafía a las autoridades “a encontrar nuevos programas, formatos de organización, de estructura, a nivel presencial, semipresencial, con reconocimiento, acreditaciones, valoraciones de trayectoria que agiliten este proceso”, sin que ello implique bajar los niveles de calidad académica.

En cuanto a la carga horaria de quienes trabajan, un cuarto de ellos lo hace por 20 horas semanales, mientras que un tercio de los estudiantes trabaja 40 horas por semana. Al respecto, Netto consideró que actualmente “es demasiado el tiempo de permanencia en los planes de estudio, y luego en la práctica docente, para que sea una carrera atractiva y llevable en función de las otras responsabilidades que las personas van adquiriendo a lo largo de su vida”, y es por eso que el CFE impulsa una discusión para el cambio de su plan de estudios y, simultáneamente, la mejora del actual.

Netto definió la falta de docentes como “uno de los cuellos de botella importantes” del sistema, y agregó que “más más allá de las discusiones salariales”, esto hace que los docentes estén muy cargados de horas para atender a la demanda educativa de la sociedad. Para el jerarca, también es necesario “transformar la expectativa de la sociedad en cuidar y defender esta profesión tan importante, noble y necesaria, que permita que esto sea una primera opción de estudio” para los jóvenes que egresan de la educación media. Netto planteó que el hecho de que solamente 10% de los estudiantes terciarios uruguayos esté inscripto en carreras de formación en educación “merece un análisis de lo que está pasando en el sistema en su conjunto”. Añadió que esto “va más allá de lo que pasa en el sistema de educación: es lo que pasa en la sociedad toda”, y se preguntó “qué lugar le da la sociedad a la educación y a los profesionales de la educación”. “Eso no quiere decir que no se pueda plantear observaciones ni críticas al funcionamiento del sistema, pero a veces esto se desenfoca un poquito y genera distorsiones o desinformaciones a nivel nacional”, remató.

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