La Intendencia de Montevideo (IM) y el Municipio D encabezan el desarrollo de un plan que está próximo a concretarse y que plantea sacar de la situación de exclusión social y vulneración de derechos a los habitantes de los barrios Casavalle, Borro, Marconi, Gruta de Lourdes y Las Acacias, y parte de Manga y Piedras Blancas. El proyecto actualmente se encuentra “puesto de manifiesto” para recibir el aporte de vecinos, organizaciones barriales y autoridades nacionales y departamentales.
Para recibir estos aportes, condición necesaria antes de enviar el texto definitivo del proyecto a la Junta Departamental, se organizarán cuatro instancias dirigidas a distintos públicos. Ya se realizó una en el complejo Salud, Cultura y Deporte (Sacude), ubicado en la Gruta de Lourdes, en el que participaron vecinos, y ayer se organizó el segundo en la IM, dirigido a técnicos y autoridades de instituciones públicas. Mañana se realizará el tercero, en el Centro Comunal Zonal 10, y el jueves de la semana próxima el último, en el Centro de Desarrollo Económico Local (Cedel) de Casavalle, encuentro al que estarán invitados empresarios y comerciantes locales y actores sociales como el PIT-CNT.
No es de ahora
El actual alcalde del Municipio D, Álvaro Pedraja, se manifestó emocionado ante la presentación del programa y recordó cuando en 2008 y junto a un grupo de vecinos llegaron a la IM “con esta idea de locos”. La intendenta de Montevideo, Ana Olivera, fue más atrás en el tiempo y aseguró que la intención de intervenir en la zona de una forma no fragmentada data al menos de 2004. Olivera señaló que detrás del armado del plan se encuentra “la deuda social enorme” que los montevideanos tienen con quienes viven en Casavalle, uno de los territorios con mayor vulneración de derechos en el país. La intendenta recordó la inauguración de la Plaza de Convivencia en Unidad Casavalle, que forma parte de las acciones del plan que se han ido ejecutando, cuando una vecina estaba sorprendida porque el espacio tenía la misma infraestructura que se encuentra en la rambla.
La responsable de Acondicionamiento Urbano de la comuna, Eleonora Bianchi, consideró que “hubo un Casavalle hasta los 80, otro hasta 2005, y desde esa fecha estamos ante un nuevo Casavalle”. Según explicó, antes de los años 80 “el Estado no existía” en la zona y “se llevaba gente a vivir ahí para que no molestara”. Para Bianchi, recién ahora se está pudiendo “dar saltos cualitativos” en el lugar, y para ello destacó la potencialidad que tuvo la coordinación interinstitucional entre los organismos públicos que dirigen el diseño del plan desde el Concejo Casavalle, y también el rol que jugó el Municipio D.
Con respecto a la arquitectura, el director de Planificación de la IM, Juan Pedro Urruzola, destacó la “mirada integral” del fenómeno sociohabitacional del plan, al igual que su proceso de “construcción participativa” en el que intervinieron técnicos, vecinos y autoridades. El jerarca sostuvo que el proyecto busca que la zona sea parte de la ciudad, y en ese sentido aseguró que “un territorio cerrado se relaciona mal con el resto” del departamento, al tiempo que indicó que también apuntará a “construir la ciudad que no se hizo”, en referencia a la infraestructura urbana y social que hace falta.
En concreto
El equipo de arquitectos, integrado por Fernando Errandonea, Fernanda Villalba, Miguel Rodríguez y Álvaro Trillo, presentó las propuestas del plan, recogidas de talleres, asambleas vecinales y una consultoría contratada por la IM. El territorio del que se ocupará el plan está compuesto por 1.340 hectáreas y delimitado por el arroyo Miguelete, camino Capitán Lacosta, José Belloni, General Flores, Chimborazo, Burgues, José María Silva y Avda. de las Instrucciones. Según los arquitectos, en ese territorio únicamente en Las Acacias es donde el suelo urbano está consolidado, porque se trata de una zona residencial, a diferencia del resto de los barrios.
Para lograr los objetivos, el Plan Casavalle se propone mejorar la calidad y cantidad de los espacios públicos de la zona y hacer lo mismo con la vialidad, tanto por medio de la reparación como de la construcción de nuevas vías de circulación. Además, propone “ampliar la dotación de equipamientos colectivos” y fortalecer y construir nuevas centralidades barriales, como la lograda en Unidad Casavalle con la construcción de la plaza. También se incluye la mejora de las condiciones urbano-habitacionales de su población, pero de forma integrada al resto de la ciudad y respetando la “diversidad” de territorios y el paisaje. En el corto plazo se proyectan acciones como la construcción de un eje cívico-cultural representado por un paseo que irá desde el Sacude al Cedel. Además, se proponen tomar los cursos de agua (arroyo Miguelete y cañadas Casavalle y Matilde Pacheco) como centro de la propuesta urbanística y de paisaje.