-En el último tiempo no hubo grandes diferencias respecto de la política de investigación en la Udelar. ¿Eso quiere decir que la institución está conforme con ésta?
-Yo creo que sí. Desde el equipo de Rectorado consideramos muy positivamente la gestión de las políticas de investigación de la Udelar desde la salida de la dictadura, en la que la Universidad jugó un rol importante en la reconstrucción del sistema científico-tecnológico, que había sido seriamente dañado. En los últimos años, el incremento presupuestal que se dio en el primer gobierno del FA permitió la creación de programas nuevos y que se brindara atención a necesidades que no se había podido atender por falta de rubros. La actividad de investigación de la Udelar se realiza en los servicios, tanto de Montevideo como del interior, y se financia en una proporción importante con recursos del presupuesto universitario. Esos recursos los gestiona la Comisión Sectorial de Investigación Científica [CSIC], que está bajo el paraguas del Prorrectorado de Investigación, que además de la CSIC también comprende a la Comisión Académica de Posgrado [CAP] y la Comisión Central de Dedicación Total [DT]. Una parte sustantiva del proyecto de DT de los docentes de la Udelar es la investigación, aunque no la única, ya que se espera que también hagan tareas de enseñanza -de grado, no sólo de posgrado- y de extensión. Además, la CSIC se compone por una Unidad Académica [UA] que desarrolla actividades de investigación, docencia y extensión en Ciencia, Tecnología y Sociedad, y está a cargo de la gestión académica de los programas de la CSIC y de la elaboración de propuestas, seguimiento y evaluación de políticas de fomento a la investigación. La UA fue creada en 1992, junto con la CSIC, y ha sido coordinada desde entonces por Judith Sutz, referente en el área de Ciencia, Tecnología, Sociedad y Desarrollo. Haber contado durante casi 25 años con un equipo docente tan sólido fue fundamental.
-¿Cuánto destina actualmente la Udelar a la investigación científica?
-La ejecución de la partida de DT fue de unos 700 millones de pesos en 2015, y en 2016 se sumarán 50 millones (30 que fueron asignados en la Ley de Presupuesto “exclusivamente” para fortalecer la DT y 20 más que el Consejo Directivo Central resolvió agregar). El de DT es el programa más importante que tiene el país para el fomento de la investigación, mucho más importante que el Sistema Nacional de Investigadores [SNI], por lo menos en volumen de dinero. Hay mucha superposición entre ambos programas: 77% de los investigadores en el SNI son docentes de la Udelar, y en los niveles más altos del SNI lo son casi 90%. La CAP ejecutó en 2015 unos 56 millones de pesos; en 2016, ese monto se incrementará en aproximadamente 20 millones. La CSIC, que fija las políticas de investigación, diseña los programas y los evalúa, ejecutó 215 millones de pesos en 2015. Estos tres rubros representaron 970 millones en 2015 (de 9.900 millones del presupuesto total de la Udelar). No tengo la cifra exacta del programa de Polos de Desarrollo Universitario del interior, pero la ejecución fue del orden de 260 millones de pesos. En suma, la Udelar destina a actividades de investigación cerca de 12% de su presupuesto; probablemente es la contribución más importante que el país hace a la creación de conocimiento.
-¿Cuáles son los principales programas que se desarrollan?
-El incremento presupuestal recibido en 2005 no sólo permitió mantener los programas “históricos”, como el de Investigación más Desarrollo (I+D), Iniciación a la Investigación -al que generalmente se postulan los docentes más jóvenes- y el programa Vinculación Universidad, Sociedad y Producción. Esos programas se mantuvieron, igual que los programas que estimulan la movilidad académica, el intercambio de los investigadores nacionales con el resto de la comunidad de investigadores del mundo, y la divulgación de las investigaciones que se hacen, y también actividades de formación como pasantías en el exterior o la venida de profesores visitantes. Esos programas se fortalecieron, pero tener más recursos permitió que se crearan otros programas, como el de Fomento de la investigación de calidad en la Udelar. En materia de investigación la Universidad tiene la misma diversidad que en el resto de sus áreas, y el grado de desarrollo de la investigación en los distintos servicios es bastante desigual. Es importante para la institución y para el país que tengamos investigación de calidad en todos los servicios y las áreas, y con los programas que teníamos eso no se podía hacer, porque como todas las convocatorias son concursables, más allá de que se busca que se atienda la mayor diversidad posible de áreas de conocimiento y de servicios, la competencia es por calidad, por lo que eso puede ser así hasta ciertos límites. El programa de fomento de la investigación de calidad está diseñado para atender las debilidades o las áreas que tienen menos fortaleza de investigación. Nueve servicios se postularon al programa -se postulan los servicios, no los investigadores-, y esto lo evaluamos muy positivamente. La CSIC realiza un acompañamiento por medio de una comisión que sigue lo que pasa en el servicio. Otro programa es el de Grupos I+D, que no apoya los proyectos clásicos, sino que se presenta un programa de investigación de un grupo que comprende varias líneas, y la financiación se otorga por cuatro años. Otro programa nuevo, que sería importante fortalecer, es el de apoyo de equipamiento a la investigación, y es un ejemplo de los programas en los que tendríamos que coordinar esfuerzos con las distintas instituciones de investigación del país. Es impensable que la necesidad de equipamiento de gran porte que tiene el país se pueda cubrir con el presupuesto universitario. En 2012 se hizo un relevamiento y se estimó que se requerían 50 millones de dólares para actualizar o reparar los equipos de mediano y gran porte. De las unidades de investigación con equipamiento de gran porte que tiene el país, 70% están en la Udelar. Tiene que ser un proyecto país; la Udelar puede contribuir a reponer y equipar con equipo pequeño y mediano, si bien en los últimos años se han hecho esfuerzos importantes para adquirir equipamiento de gran porte. La Agencia Nacional de Investigación e Innovación [ANII] tiene un programa para equipamiento de gran porte, pero la convocatoria se abrió por última vez en 2013 y, por lo que han anunciado este año, no está previsto que se abra. El programa de la ANII siempre exige una contraparte de la institución que demanda y sería razonable que la CSIC financiara la contraparte, que es del orden de 20% y 30%. Algunos equipos se pudieron adquirir de esa manera, por ejemplo en los llamados anteriores. Otros programas de la CSIC son el Programa de Apoyo a la Investigación Estudiantil, que también valoramos mucho, y el Fondo para la Comprensión Pública de los temas de interés general.
-¿Se está pensando en alguna nueva política o en la mayor profundización de alguna de las que ya están vigentes?
-Más bien pensamos reforzar alguna de las líneas, por ejemplo el programa de Fomento de la Investigación de Calidad, que hasta ahora sólo pudo atender a algunos servicios. En una primera fase la CSIC ayuda al servicio en el autodiagnóstico de debilidades y a tratar de contribuir a un plan estratégico para el desarrollo de la investigación, financiando la venida de un experto que ayuda. Con esos insumos el servicio elabora la postulación a la siguiente fase, donde se financia el plan estratégico, que es a cinco años porque no se puede cambiar la realidad de la investigación en un servicio en un plazo más breve. En algunos servicios el programa ha sido muy exitoso, pero la solución no es mágica, hace falta un compromiso de toda la institución de tomar el fortalecimiento de la investigación como un eje estratégico. Lo mismo ocurre con el programa de apoyo a grupos de investigación, porque es importante que los núcleos más fuertes puedan tener un financiamiento base para desarrollar sus actividades y complementarlas con solicitudes de apoyo a otras instituciones financiadoras. Todos los beneficiarios del programa valoran muy positivamente tener por lo menos un piso de dinero para poder desarrollar ciertas actividades.
-¿Cómo continuará el desarrollo del programa de DT?
-Durante buena parte de 2014 y 2015 el fondo de DT estuvo desfinanciado y hubo un compromiso de la institución de tratar de conseguir recursos cada dos o tres meses y permitir que siguieran ingresando a la DT los docentes que estaban en condiciones. Pero para que la DT pueda ser realmente una opción, los docentes deben tener una inserción en la institución de 30 horas semanales que tienen que suministrar los servicios, lo que en algunos lugares es una limitación. La política de promoción de acceso a la DT fue exitosa, en 2008 el número de docentes en DT era del orden de 500 y en 2015 fueron cerca de 1.070. Además, pasó que algunos servicios o áreas de servicios que prácticamente no tenían docentes en DT ahora los tienen. La promoción de ingreso a la DT tiene que ir atada a políticas de carrera docente y promover un aumento de la dedicación horaria, porque si no, por más de que haya dinero en el fondo de DT, muchos docentes no pueden aspirar a ello. Nos importa promover el desarrollo de la investigación y el acceso a la DT de docentes de algunas áreas, por ejemplo, del área clínica. Si bien el país tiene investigadores y DT del mejor nivel en el área de la salud, en general están en el área de la salud más básica, y aunque ésta es importante, se necesita también la otra pata. Con la actividad profesional privada versus los salarios universitarios, hay una ecuación económica muy difícil de zanjar, pero estamos buscando fórmulas que permitan hacerlo. El Hospital de Clínicas tiene muchos cargos docentes y una proporción de DT bajísima. También importa consolidar el desarrollo de la Udelar en el interior, y establecer grupos de investigación mediante los Polos de Desarrollo Universitario. Hay grupos excelentes en el interior, y allí hay entre 80 y 70 docentes con DT.
-La CSIC también tiene programas conjuntos con otras instituciones y organizaciones.
-Tenemos tres programas: con ANCAP, con la Administración Nacional de Puertos [ANP] y con el PIT CNT. En los dos primeros el dinero para la investigación lo ponen los entes del Estado, mientras que en el otro lo pone la Udelar. El primero fue el de ANCAP, que surgió como un planteo de Daniel Martínez cuando era presidente del ente, que sugirió que había problemas que demandan investigación y que ANCAP no podía atender. Durante cierto tiempo los gerentes de ANCAP identifican problemas que requieran investigación. Después se hace una jornada en la que participan los técnicos del ente, y la Udelar convoca a sus investigadores de manera abierta. Los técnicos plantean los problemas, los investigadores tratan de entenderlos, y después se abre la convocatoria a proyectos con la lista de los problemas. Durante la elaboración del proyecto los investigadores y sus contrapartes técnicas de ANCAP interactúan para que el proyecto atienda a la demanda. Cuando cierra la convocatoria, los proyectos son evaluados por la CSIC y los que son aprobados académicamente se remiten a ANCAP, y ellos eligen cuáles financian. Ese formato, que ya lleva seis ediciones, ha sido muy bien valorado por ANCAP y motivó el programa con la ANP. Ahora tiene bastante buena prensa y por medio de conversaciones informales hemos recibido consultas para tener un programa similar de parte de UTE, de la Dirección Nacional de Medio Ambiente, de la Intendencia de Montevideo. Es un formato interesante, que permite poner de manera directa las capacidades de investigación que tiene la Udelar al servicio de problemas nacionales.
-El año pasado la Udelar dijo que necesitaba más recursos que los que se le asignaron en la Ley de Presupuesto. ¿Cómo afecta eso a las actividades de investigación?
-La queja es con respecto al presupuesto globalmente asignado. El incremento que pidió la Udelar se solicitó para proyectos transversales; uno de ellos fue el de investigación y fortalecimiento de posgrados, que atiende a los programas de la CSIC, la CAP y el fondo de DT. No nos podemos quejar del dinero que nos dio el gobierno para ese proyecto transversal, porque la cantidad asignada fue un poquito más que lo que se pedía para 2016 y 2017. Dentro de la Udelar, el grueso de la asignación se destinó a fortalecer las políticas de posgrado, sobre todo en cuanto a becas, y a reforzar aun más el fondo de DT. De todos modos, para que funcionen algunas de las políticas del proyecto transversal, también se necesita que funcionen otras.
-¿Los cambios que hizo el gobierno al proyecto de ley que crea el Sistema Nacional de Competitividad contemplan los planteos que hizo la Udelar al respecto?
-Los técnicos que en su momento habían emitido su opinión con respecto al proyecto están analizándolo en este momento, y la opinión de la Udelar todavía no se ha emitido. Algunos reclamos fueron atendidos, por lo pronto la mayor parte de las cosas que hacían a la ANII y algunos reclamos con respecto a la inclusión del Ministerio de Educación y Cultura en el gabinete de productividad, además de que el nuevo proyecto no se llama Sistema Nacional de Competitividad, sino Sistema Nacional de Transformación Productiva y Competitividad. Pero antes de decir mi opinión es mejor esperar a que la Udelar tenga una postura al respecto. Algunos de los reclamos son atendidos, y ojalá que haya margen para incorporar alguna de las cosas que, de pronto, nos parezca que es necesario seguir ajustando.
-¿Qué líneas se necesita profundizar en cuanto al relacionamiento con otras instituciones que también se dedican a fomentar la investigación científica?
-Somos un país muy pequeño, y a la Udelar le interesa que haya más institutos de investigación en el país para que puedan insertarse los investigadores que forma. Es deseable que haya más investigadores por fuera de la Udelar, por ejemplo, en las empresas públicas, que son las más importantes del país. También en las privadas, pero un primer lugar natural de inserción para los investigadores serían las empresas públicas y los entes del Estado, que requieren técnicos que hagan investigación. No obstante, la mayoría de la investigación que se hace en el país se hace en la Udelar, por lo que es muy importante que las políticas de promoción de la investigación en la Udelar estén coordinadas con las políticas de los otros organismos nacionales de fomento a la investigación. Gran parte de la demanda de recursos en los programas extrauniversitarios también viene de los investigadores de la Udelar; entonces, en la medida en que podamos tener sinergia, ganamos todos. Ahora también tenemos la Universidad Tecnológica [Utec] y la UTU, que son otros lugares de inserción de investigadores egresados de la Udelar. Afortunadamente, en eso estamos desarrollando algunas actividades de coordinación, como un campus interinstitucional que se creó en Rivera, donde participan la UTU, la Utec, Formación Docente y la Udelar. Cuando hablo de coordinación me refiero, sobre todo, a recursos, porque la disponibilidad de fondos determina que las cosas puedan concretarse, y nos parece muy importante que el país destine recursos al fortalecimiento de la capacidad de innovación del sector empresarial, pero eso no se puede hacer en detrimento del apoyo a la investigación más fundamental, aun la investigación tecnológica fundamental. Sin la creación de conocimiento genuino de base, no necesariamente la adaptación de conocimiento -que también tiene que tener apoyo-, todo lo demás se queda sin asunto. No puede ser que haya un antagonismo entre las dos cosas. El apoyo a las actividades de innovación empresarial no es algo que se plantee financiar la Udelar; está muy bien que por ejemplo lo haga la ANII, pero los fondos de fomento a la investigación y la innovación tienen que estar también destinados al tipo de creación de conocimiento que hace la Udelar, que en parte están, pero tenemos que coordinar más.