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Policías rechazan presencia militar en las calles y aseguran que pueden reprimir, matar y torturar pobres “sin ayuda”

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Varios oficiales cuestionaron las aptitudes de los militares para lidiar con la delincuencia y llegaron a sugerir que durante la dictadura fueron “blanditos y negligentes”

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La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación divulgó ayer un comunicado informando que sobre la madrugada un grupo de desconocidos ingresó al laboratorio del Grupo de Investigación en Arqueología Forense del Uruguay (GIAF), se robó un disco duro y dejó un papel con amenazas a los investigadores. Una fuente de la Policía reconoció que la investigación está “estancada”, ya que “[Eleuterio] Fernández Huidobro tiene una coartada, y es prácticamente el único capaz de hacer algo así. Los militares no están tan mal de la cabeza”. El incidente ocurrió en momentos en que se está debatiendo la posibilidad de que los militares salgan a la calle a combatir la delincuencia, algo que fue propuesto por Jorge Larrañaga. “Yo propongo esta medida porque estoy convencido de que es necesaria. No busco sacar réditos políticos. De hecho, con propuestas como esta perdí las elecciones internas. ¿Qué otra prueba quieren de que lo mío no es demagogia?”, declaró el líder nacionalista. La idea fue fuertemente criticada por la Policía. Un oficial de la Guardia Republicana aseguró que en el cuerpo consideran que “acá no se necesita ayuda de nadie. Somos perfectamente capaces de reprimir, torturar y asesinar pichis sin ayuda”. Uno de sus colegas fue aun más allá y manifestó “serias dudas” sobre que los militares estén en condiciones de desempeñar las labores que tradicionalmente “desempeña y ha desempeñado” la Policía. “Los militares están todo el día en el cuartel, no están en contacto con los delincuentes. Es más, si nos hubiéramos encargado en solitario de la lucha contra la subversión, seguro que en menos de seis meses liquidábamos la cosa. Ellos eran blanditos y negligentes”. Mientras tanto, una fuente de la Dirección Nacional de Cárceles explicó que allí no existe “inconveniente alguno” con que los militares patrullen las calles, pero no permitirán que la gestión de las cárceles pase a la órbita militar. “La situación de las cárceles en la dictadura era penosa. Los subversivos la pasaban tan bien que hasta podían escribir libros. Con nosotros eso jamás pasó”.

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