Jorge Larrañaga: Yo sé que mi propuesta de que efectivos del Ejército patrullen las calles no cuenta con el respaldo del Frente Amplio, ni del Partido Colorado, ni del Ejército, ni de la Policía, y ni siquiera de mis compañeros del Partido Nacional. Pero a Galileo Galilei también le decían que estaba equivocado.
Rubén Martínez Huelmo: Con todo respeto, esto no tiene nada que ver con la ciencia y la religión. El tema de llevar al Ejército a patrullar las calles ya ha sido debatido largo y tendido, y todo el mundo, repito, todo el mundo ha llegado a la conclusión de que no serviría.
Jorge Larrañaga: Negar lo que sé que es correcto sería ir en contra de mis convicciones. Aunque tenga que perder tres elecciones seguidas por ello, voy a seguir insistiendo.
Germán Coutinho: Disculpe que se lo diga de esta manera, pero entre internas y nacionales, ya perdió tres elecciones.
Jorge Larrañaga: No importa, perderé cuatro, o cinco, o cien, pero la única manera de combatir la inseguridad es con los militares.
Pablo Mieres: ¿Pero no le parece que para alguien que quiera acercarse a la centroizquierda es contraproducente pedir algo que ni siquiera convence demasiado a Bordaberry?
Jorge Larrañaga: Acá no se trata de cálculos políticos. Acá se trata de no traicionar a mi conciencia.
Luis Lacalle Pou: Mirá, Jorge, te voy a hablar como amigo. Tu insistencia con el tema le está haciendo daño al Partido Nacional. Te pido por última vez que te desdigas.
Jorge Larrañaga: Jamás.
Rubén Martínez Huelmo: Entonces la comisión va a poner a votación una moción presentada por los legisladores del Partido Nacional para que el senador Larrañaga sea incinerado en la hoguera.
Jorge Larrañaga: Ah, no, entonces me desdigo. Sacar a los militares a las calles no sirve para nada.
Luis Lacalle Pou: Ahora nos entendemos.
Jorge Larrañaga: Eppur sirve.
Luis Lacalle Pou: ¿Cómo dijiste?
Jorge Larrañaga: Nada, nada. Renunciá, Bonomi.