Enrique Peña Nieto, el presidente de México, se reunió ayer con Donald Trump, el candidato a la presidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano, en medio de un clima de tensión que se generó debido a los numerosos insultos que el estadounidense dedicó a los ciudadanos mexicanos, a los que calificó de criminales, narcotraficantes y violadores. “Fue un encuentro cordial. El presidente mexicano no me robó, ni intentó venderme drogas ni violarme”, escribió Trump en Twitter, algo que fue considerado “un mensaje francamente más conciliador de lo que cabría esperar”.
Peña Nieto, por su parte, le transmitió a Trump la postura de su gobierno ante una de las propuestas más polémicas del candidato republicano, consistente en la construcción de un muro en la frontera entre México y Estados Unidos, destinado a contener la inmigración ilegal, y que sería financiado por los mexicanos. “Le dejamos bien en claro que nuestro gobierno no va a pagar por la construcción del muro”, comunicó Peña Nieto también mediante Twitter. Pero sobre la medianoche de ayer publicó nuevos tuits en los que aclaró que su gobierno le ofrecería “gustoso” la mano de obra para erigir el muro, que consistiría en “5.000 trabajadores indocumentados que, como es lógico, trabajarían por muy poco dinero. El costo en materia de sueldos sería casi insignificante”. Una parte importante del plan sería empeorar aun más las condiciones de vida de las ciudades mexicanas fronterizas, de modo de estimular la emigración.