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Gobierno demuestra que puede mantener sus políticas en derechos humanos a pesar de la ausencia de Eleuterio Fernández Huidobro

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La decisión del gobierno uruguayo de no asistir a dos audiencias del 162º Período de Sesiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se llevaron a cabo ayer en Buenos Aires causó molestia en el seno del organismo. Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores aseguraron que había un motivo “de peso” para faltar a la cita.

“Estamos ocupando la presidencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, razón por la cual tenemos que ningunear cualquier cuestión relacionada con los derechos humanos; de lo contrario, se burlan de nosotros. Podemos dar discursos bonitos, pero si en los hechos no hacemos lo opuesto, vamos a ser el hazmerreír del Consejo”, reconoció una fuente diplomática.

Un funcionario de Presidencia de la República aseguró, por otra parte, que ya enviaron un mensaje a las organizaciones civiles que se presentaron ayer en Buenos Aires, que rezaba: “¡La marcha fue el sábado pasado, giles!”.

A pesar de las numerosas críticas, en el gobierno existe “satisfacción” por la decisión tomada por el presidente Tabaré Vázquez.

Un funcionario de Presidencia de la República aseveró: “Cuando murió Eleuterio Fernández Huidobro pensamos que todo se podía ir al carajo, y que esos lamentos insoportables de los familiares de los desaparecidos iban a terminar conmoviéndonos. Pero no, por suerte no pasó: la política del Frente Amplio [FA] en materia de derechos humanos va a seguir en pie, nos vamos a seguir pasando por las bolas, como se dice popularmente, los reclamos de cualquier persona u organización”.

En la interna del FA reconocieron que esta constatación los pone en un lugar difícil, ya que “antes podíamos echarle la culpa de todo a Fernández Huidobro, pero ahora que quedó claro que en el fondo todas las figuras importantes del gobierno piensan más o menos igual que él, nos quedan dos opciones: o aceptamos la realidad, o elegimos a otro para putear. El problema es que no hay nadie como el Ñato, a quien le guste tanto que lo puteen”.

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