Hoy y mañana los amantes (o futuros amantes) del tejido y de las lanas tienen una cita en el Club del Expositor (Laboratorio Tecnológico del Uruguay, en Avenida Italia 6201). Allí tendrá lugar el Día Internacional del Tejido en Público, una propuesta que se desarrolla en junio a nivel mundial y que invita a compartir una jornada de tejido, volcada a diferentes causas.
La de Montevideo estará orientada a elaborar gorros, cuellos y mitones para regalarles a niños de la escuela Roosevelt; la lana la pondrá Malabrigo, una empresa que se destaca por el teñido de hilados para exportación.
Entre las 14.00 y las 18.00, hombres y mujeres están invitados a la jornada de tejido solidario; tienen que llevar agujas de tejer de seis a diez milímetros, o de crochet de más de nueve. Además, se pide “algo rico para compartir”. Quien no sepa tejer, se puede introducir en ese arte, porque habrá quien le enseñe (también se prestarán agujas). Los inscriptos son muchos más de los que los organizadores pensaban: hasta ayer había 300 personas anotadas, contó Andrea Varela, de Malabrigo, coorganizadora de la actividad.
La jornada solidaria se hará en el marco de Expolana, una actividad que se hace por primera vez en Uruguay, con el fin de reunir a productores, hilanderos, tejedores y consumidores de productos de lana. Habrá muchos stands con venta de prendas artesanales, lanas, hilados y agujas.
Además, durante los dos días se dictarán talleres, todos con costo. Abarcarán diferentes técnicas: fieltro (tela que resulta del prensado de la lana), teñido de hilados, tapiz, tejido con agujas circulares, crochet para principiantes, de hilado con huso y amigurumis (pequeños muñecos en crochet). Varela destacó el curso de teñido a cargo de la argentina Luciana Marrone, quien ha investigado con tintes naturales (y que no se borran), y el de hacer fieltro a mano, a cargo de la artista sueca residente en Uruguay Siv Goransson. El listado de talleres y de stands puede consultarse en el sitio expolana.uy.
“El tejido está muy de moda”, aseguró Varela, que destaca las virtudes de trabajar la lana: es un producto natural y brinda la posibilidad de vestir una prenda que no es masiva, sino que fue hecha de manera artesanal; hasta puede conocerse quién la tejió. Lejos de ser una práctica exclusiva de “señoras”, destacó que cada vez más se dedican a ella niños, niñas, adolescentes y diseñadores.