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Se abrió una cuenta para pagar la recuperación psicológica del equino.

Activistas por los derechos de los animales se interesaron por la salud del caballo del peón brutalmente golpeado por un capataz

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Editar

La mejor herramienta para que una injusticia se convierta en noticia no es el periodismo de investigación (que en Uruguay es sinónimo de informes televisivos con música dramática), sino la viralización. Por eso, la viralización de imágenes de la golpiza recibida por un peón rural se transformó en titular de los medios de prensa.

Todo comenzó cuando la víctima tuvo la delirante idea de exigir el pago de las horas extras, cuando en el campo esta clase de reclamos choca con la esclavitud flexible que se mantiene en algunas grandes extensiones de tierra. Las terribles fotografías fueron compartidas miles de veces en Facebook por usuarios que se hacían los sorprendidos. Sin embargo, las protestas no terminaron allí.

Los activistas por los derechos de los animales siguieron muy de cerca el caso y solicitaron a las autoridades que aseguraran el bienestar del caballo del peón. Al cierre de esta edición, ya preparaban los tradicionales carteles de “No más maltrato animal” y “Los caballos no son juguetes ni herramientas”.

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