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Lectura científica

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Sabias, de Adela Muñoz Paéz Editorial Debate

Qué: La española Adela Muñoz hace un recorrido por la historia del conocimiento, desde la ciudad de Ur, en la Antigua Mesopotamia, hasta nuestros días, rastreando la participación de las mujeres, y deja en evidencia qué tan necesario es hacer justicia con la intervención del sexo femenino en la aventura intelectual colectiva más maravillosa de todos los tiempos.

Por qué: Porque no se queda con las científicas más afamadas como Marie Curie y, al tiempo que narra con prosa atractiva los aportes de mujeres fascinantes, como Emilie de Chatelet, divulgadora de la obra de Newton en Francia, o Dorothy Crowfoot, quien desentrañó la estructura de la insulina, es un compendio de la estupidez machista, con citas deliciosas como “una mujer que es capaz de realizar complejas disertaciones sobre mecánica como la marquesa de Chatelet podría igualmente tener barba”, de Inmanuel Kant, o barrabasadas tales como que “a la mujer estudiosa se le atrofian los ovarios”.

Veredicto: Un libro ágil y entretenido, que resultará más disfrutable para los que gusten de las biografías y el contexto histórico que para aquellos que busquen una lectura de divulgación científica en sentido estricto.

Mentes en juego, de Daniela Hirschfeld Editorial PalabraSanta

Qué: La periodista de ciencia Daniela Hirschfeld entrevista a siete investigadores uruguayos para ahondar en las actividades que los científicos realizan cuando no hacen ciencia.

Por qué: Para quienes gusten de los perfiles, aquí verán que un microbiólogo gusta de tocar el saxo, que una física teórica juega al básquetbol, que un químico colecciona sellos, que una bioquímica es guardavidas, que un ingeniero pinta, que una etóloga baila flamenco y que otra bioquímica es scout.

Veredicto: Un libro que al pretender “humanizar” a los científicos mostrando que, como el resto de los humanos, tienen intereses fuera del laboratorio, hace justamente lo opuesto: le quita a la ciencia –y a quienes la practican– su atractivo per se, buscando legitimar a los investigadores mediante actividades socialmente más aceptadas, como si lo que hacen en el laboratorio no fuera de por sí sumamente atractivo. Pese a que el libro propone un abordaje opuesto al de quienes pensamos que la ciencia es cultura, motivo de fascinación, placer y hasta entretenimiento, las fotos de Leo Barizzoni, la diagramación y lo ameno de los textos, hay placer para los que gustan de las historias de vida.

El ladrón de cerebros. Comer cerezas con los ojos cerrados, de Peré Estupinyá Editorial Debate

Qué: El divulgador catalán Peré Estupinyá vuelve a la carga con un compendio de artículos tan rigurosos como divertidos sobre temas científicos de lo más variados.

Por qué: El catalán que hizo sus primeras armas escribiendo para el programa Redes, de Eduard Punset (al aire en rtve), es un adicto al conocimiento. Y en este libro aborda temas como las neurociencias, la inteligencia, las emociones, la nutrigenómica, o la vida sexual, consultando a investigadores de todas partes del mundo para ponernos al tanto, de forma magistral, de investigaciones recientes y desafíos futuros.

Veredicto: Al igual que con sus dos libros anteriores, El ladrón de cerebros, compartiendo el conocimiento científico de las mentes más brillantes y S=EX2, la ciencia del sexo, Estupinyá divierte, divulga y transmite una pasión contagiosa por la ciencia y los hombres y mujeres que trabajan haciéndola.

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