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Juliana Felisberta da Silva y Andressa Cavalcanti, dupla brasileña campeona del torneo sudamericano de vóleibol playa, ayer, en el Complejo Deportivo Misak Kouyoumdjian, en Montevideo. Foto: Pablo Vignali

Se jugó el circuito sudamericano de beach voley en Uruguay; Argentina fue el mejor en hombres y Brasil en mujeres

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Se han jugado varios sudamericanos en Uruguay. El último había sido en 2015, pero esta será recordada como la primera vez que se tuvo que realizar en la modalidad indoor, debido a las inclemencias del tiempo. En muchos campeonatos que se suspenden por tormenta eléctrica (si llueve se juega), la competencia queda trunca porque varios de los deportistas tienen los días marcados por agenda. En este caso se disputó una parte en el Arenas del Plata de Pocitos y la otra en el Centro de Desarrollo Diego Cairús, en el complejo deportivo de la UGAB.

“Creamos un precedente histórico. En Europa hay campeonatos cerrados, pero no en Sudamérica. Nuestra comisión consiguió terminar un torneo que era inviable. A pesar del mal tiempo, lo terminamos y los veedores internacionales se manifestaron conformes. La aceptación de los jugadores fue muy buena cuando vieron dónde iban a jugar. No se imaginaban el lugar, y quedaron muy felices”, comentó a la diaria Ismael Perdomo, presidente de la comisión de vóleibol playa.

Este deporte está en ascenso en el mundo y cada vez suma más adeptos. Ha sido uno de los más taquilleros en los Juegos Olímpicos, tanto en entradas vendidas como en rating televisivo. Se juega en duplas, por lo que el espacio en el terreno para resolver puntos da una leve ventaja al atacante. Si bien tiene similitudes con la modalidad de sala, con bloqueos y remates potentes, también tiene variantes tácticas o remates más suaves y engañosos que son casi imposibles de contener. También se cambian los roles de bloqueo, o defensa, o si ambos jugadores van sobre la red. Incluso se hacen marcas sobre a qué jugador sacarle según las circunstancias del juego.

En la rama femenina, Brasil fue el mejor. La dupla conformada por Andressa Cavalcanti y Juliana Felisberta da Silva venció en la final a las colombianas Diana Ríos y Yuly Ayala. El tercer lugar fue para las argentinas Ana Gallay y Fernanda Pereyra. Finalizado el partido, la diaria conversó con Da Silva, figura brasileña que obtuvo una medalla de bronce en Londres 2012, además de haber ganado un mundial y medallas de oro a nivel panamericano. “Es la primera vez que gano un Sudamericano. Tengo muchos títulos, pero nunca había obtenido este. Estoy muy feliz. Era muy importante para nosotras ganar acá. El nivel fue muy bueno; está creciendo suavecito, pero crece. Uruguay, Colombia, Argentina y Chile están creciendo. Brasil tiene un circuito fuerte y tiene verano todo el año, entonces hay muchos que practican este deporte; creo que en mi país el primer deporte es el vóleibol. Brasil siempre jugó duro, fuerte, vino acá a ganar y agarramos bagaje”, dijo.

En la final masculina Argentina derrotó a Chile en un partido muy duro. Julián Azaad y Nicolás Capogrosso vencieron a los primos Esteban y Marcos Grimalt, mientras que el tercer lugar fue para la dupla venezolana conformada por José Gregorio Gómez y Rolando Hernández. El cambio de escenario complicó a la dupla argentina, que arrancó perdiendo el primer set y luego dio vuelta el partido. “Cambiamos el esquema. Le empezamos a sacar al otro jugador y nos dio resultado. No estaba fácil jugar acá: nos cambiaron el hábitat y nos costó adaptarnos. No hay viento, no hay sol, hay espacios más reducidos, pero pudimos adaptarnos de forma rápida. Hace mucho que buscábamos el título. Perdimos tres finales y queríamos sacarnos la mufa”, declaró Capogrosso.

Por acá

Uruguay está creciendo a nivel sudamericano en esta modalidad y el circuito interno se ha fortalecido. En la rama masculina la selección está cerca de clasificarse al Panamericano que se celebrará en Lima en 2019, y ambas ramas están en zona de clasificación al Mundial. Este año serán los juegos Odesur, y esta etapa es una preparación para llegar. En el ranking sudamericano la selección masculina se ubica cuarta y la femenina, quinta.

En esta competencia participaron cinco duplas masculinas y cuatro femeninas. La mejor masculina, integrada por Marco Cairús y Mauricio Vieyto, no compitió en este circuito porque está entrenando en Brasil y debía disputar un torneo importante. La mejor posicionada fue la integrada por Catalina Simón y Rossina Elgue, que quedó cuarta. Los entrenadores son Mateo y Santiago Pascale. Este último dijo a la diaria que el nivel está mejorando, a pesar de que hay un nuevo recambio en la selección, en un proceso que se inició hace un año y medio. “En la semana trabajamos en doble horario, sobre todo hacemos trabajo físico y lo aeróbico. Se hace hincapié en la aceleración, la potencia y el contacto con la pelota. El entrenador no puede estar en la cancha, por lo que es muy importante el apoyo psicológico. Aunque no parezca, hay muchas variantes tácticas y se obliga al rival a jugar como uno quiere para poder leerlo”, dijo.

Guillermo Williman coordina las selecciones de vóleibol playa. Como entrenador y ex jugador, intenta transmitir su experiencia a los jugadores. En diálogo con la diaria aseguró que la mayor dificultad radica en depender de un sustento económico, privado sobre todo, porque el Estado ya hace su aporte. “Necesitamos sumar el apoyo de nuevas empresas para tener un plus. Uruguay ha logrado competir de igual a igual, y apostamos a crecer. Hay grandes chances de que podamos pelear los primeros puestos en pocos años. A nivel masculino estamos fuertes, pero debemos dar un salto más en la rama femenina, en la que hay un proceso tardío que se debe a un recambio brusco de generación, por el que recurrimos a deportistas más jóvenes”, sintetizó.

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