Ingresá

William Shakespeare se vacunó contra el coronavirus y afirma que planea vivir otros 456 años

Menos de 1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

“Cuando empezó la pandemia creí que había llegado mi hora y que a lo sumo viviría medio siglo más, así que ahora estoy muy feliz”, declaró.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Reino Unido comenzó ayer la vacunación masiva contra el coronavirus. La primera persona en recibir la vacuna de los laboratorios Pfizer y BioNTech fue Margaret Keenan (90), y la segunda William Shakespeare (456). El célebre dramaturgo dijo estar “muy feliz” por haber recibido la primera dosis de la vacuna y agregó que se siente “muy confiado de que voy a vivir otros 456 años”. Shakespeare reconoció que cuando comenzó la pandemia “oscuros pensamientos se cerraron sobre mis celestes ojos cual densas cortinas y dejaron mi espíritu en penumbras”. “Creí que había llegado mi hora y que a lo sumo viviría medio siglo más, así que ahora estoy muy feliz. Hubiera sido muy triste que luego de sobrevivir tantas guerras, incluyendo dos mundiales, me terminase matando una gripe fuerte. Siento que hoy empiezo una nueva vida”. Consultado sobre si este “renacimiento” podría revertir la dramática merma en su producción literaria registrada hace 400 años, el Bardo Inmortal explicó: “Hoy por hoy eso no me preocupa, porque si bien me siento lúcido, mi costumbre de escribir a la luz de la vela me dejó con muchos problemas de visión, y la verdad es que no logro habituarme a los ordenadores, ni a la máquina de escribir, ni al bolígrafo. Repito: me siento bien y con ganas de seguir viviendo, pero a nivel profesional siento que mi momento ya pasó y es tiempo de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida”.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura