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A través de la ouija | Mario Bunge

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¿Qué fue lo primero que sintió al llegar al más allá?

Me sentí un estafador. Estaba seguro de que cuando la gente se moría se convertía en polvo y ese era el fin de todo. Menos mal que no voy a volver al mundo terrenal. Me moriría de vergüenza.

¿Tuvo algún tipo de revelación?

Sí, me di cuenta de que Dios sí existe después de todo.

¿Sintió su presencia de algún modo?

Lo vi acá con mis propios ojos. Yo pensé que no existía, pero no, lo que pasó es que había muerto en el siglo XIX.

¿Piensa seguir haciendo ciencia en ultratumba?

No, no creo. Acá vale lo mismo la opinión de un científico que la de un terraplanista, un antivacunas, un terrorista o un asesino. Es peor que el tango “Cambalache”. Le pongo un ejemplo: cuando estaba camino a Hades en la balsa de Aqueronte, tenía sentado junto a mí a Hosni Mubarak. El tipo me miró y me dijo: “Nadie puede decir que no nos hayamos divertido, ¿verdad?”. Un desastre.

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